Emprende Trome| La inteligencia espiritual es un concepto que se estudia hace 20 años, y hay muchas investigaciones que demuestran que las personas más inteligentes espiritualmente tienen más capacidad de elegir el ser elevado, sobre el ego en su vida diaria y mantener su paz en el margen de las circunstancias, contribuyendo así a sus relaciones interpersonales, mayor salud, menos conflictos y mayor felicidad.
En el campo empresarial, las personas que tienen mayor inteligencia espiritual son mejores líderes, están más contentos con su vida, actúan de forma ética, generan más productividad y retienen de una mejor manera a su personal. Por ello, en el día internacional del emprendimiento, David Fischman, autor de Inteligencia espiritual en la práctica (Editorial Planeta), nos brinda 4 consejos para ser un emprendedor con inteligencia espiritual:
Domina tu ego:
Es fácil identificar a una persona capturada por su ego mostrando su brillantez, al alabarse a sí mismo, sobrevenderse ante los demás o hablar constantemente de sus títulos académicos. Pero mostrar la brillantez se presenta también de formas más sutiles. Por ejemplo, cuando el jefe tiene un estilo de microgerencia que no da ninguna autonomía y quiere decidir absolutamente todo. Si eres un líder, estas acciones solo producen que infles tu autoestima al extremo y no fortalece tu empresa.
Rechaza las megaconductas:
A todos nos conviene tomar conciencia de aquellas conductas por las cuales el ego se expresa ruidosamente porque termina afectando a terceros y a nosotros mismos. Lo primero que debemos hacer es rechazar todas estas conductas negativas para tener una mejor armonía en nuestra vida y nuestros negocios.
Evita criticar a otros:
Constantemente estamos explorando nuestro entorno para evaluar qué tan competentes somos y para ver si existen amenazas contra nuestra sensación de valía personal. Pero las comparaciones conscientes no son las que me preocupan sino en la que criticamos a otros y los juzgamos, incluso hablar mal de alguien en el mismo trabajo genera un mal clima laboral.
Sé humilde:
Más allá de lo que se pueda creer, para ser humilde se requiere de una elevada autoestima y es una virtud, mencionada en todas las religiones como una fortaleza del carácter. Ser humilde te permitirá tener apertura para el aprendizaje y estar abierto a nuevas ideas, a recibir retroalimentación, pedir y escuchar consejos. Esto es fundamental para tener una armonía en una empresa.
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