Por: Katty Gines
La buena sazón de los cocineros de la calle motivó a que Netflix haga la serie ‘Street Food’ y algunos de los protagonistas son peruanos, como Rosana Espíritu, la popular ‘Doña Pochita’, quien se lució con sus anticuchos de carretilla que se hicieron famosos en el mundo por esta plataforma. Pero pocos saben que esta pujante cocinera vino de Jauja a la capital para sacar adelante a sus hijos y todo lo que tiene hoy le costó sudor y lágrimas por los maltratos que sufrió en sus inicios. Ahora trabaja con su hijo Joselo, que es su mano derecha.
Doña Pochita, usted vino de Jauja a la capital y empezó a trabajar vendiendo comida en las calles, pasó por muchas adversidades, hasta la maltrataron. ¿Qué tan duros fueron sus inicios?
Vine a Lima en 1990 para buscar una oportunidad para mis hijos, pero no fue tan fácil. He sido maltratada física y psicológicamente por personas egoístas que me tenían envidia. Empecé vendiendo menú de comida criolla y en el 97 arrancamos con los anticuchos. Empecé sola, luego se incorporaron mis tres hijos.
Es un gran ejemplo de perseverancia, pues empezó en una carretilla y no paró hasta tener su propio local. ¿Qué lecciones le deja todo esto?
He perseverado mucho, he soñado con tener todas estas cosas y mis metas se han cumplido.
¿Cuál cree que ha sido el secreto para lograr un buen sabor en sus anticuchos?
Cocinarlos con ese amor que uno tiene, porque la cocina es como un arte y Dios nos dio un don en las manos para preparar con cariño los platos.
¿Qué sintió cuando supo que su historia iba a ser llevada a Netflix?
Nunca lo imaginé, fue una gran emoción que se hayan fijado en una persona humilde vendiendo en una carretilla, es una gran felicidad.
¿Qué dicen sus clientes de los platos?
Que están muy ricos, sobre todo cuando me ven a mí la gente se alegra y me dicen que de la mano de ‘Pochita’ lo que sea.
Tenían un local en Lince, ¿por qué deciden ingresar a Miraflores?
Todo fue de sorpresa, tal vez para muchos es una crisis mundial, pero nosotros lo vemos como una oportunidad para superarnos y no quedarnos. Hoy estamos en el Mercado San Martín, de Miraflores, para ingresar a un nuevo ‘nicho’.
¿Qué consejos le da a su hijo ahora que le sigue los pasos y es cocinero?
Siempre le digo que nunca baje la calidad de los productos y, así sean caros los insumos, debe mantenerla porque es parte del éxito. Las vísceras con las que trabajo son nacionales.
Este es un negocio que muchas familias ven como fuente de ingresos para sus hogares. ¿Qué les diría a las personas que están empezando?
Les aconsejo que no renuncien, que sigan adelante porque he visto que en plena cuarentena se deshacían de sus negocios, sentía mucha pena. Perseveren, que les llegará su oportunidad, y adelante porque esto va a pasar pronto.
¿Qué fue lo que le dijo Gastón Acurio de sus anticuchos?
Que estaban muy ricos, él me descubrió en el 2007 y me hizo cuatro entrevistas. Además, me invitaron a Mistura en las ediciones del 2008 y 2009.
JOSELO:
Tú eres hijo de doña Pochita y eres cocinero. ¿Seguirás con el legado de tu mamá?
Sí. Al inicio no me gustaba la cocina ni los anticuchos, estudié administración. Pero vi el amor que le ponía mi mamá a sus anticuchos, así que empecé a probar y estudié gastronomía.
Como nueva generación, ¿qué aportes le das al negocio que empezó tu madre?
Como hijo de doña Pochita aprendí lo técnico y práctico, he mejorado los procesos, conocer los términos de cocción, usar un buen carbón, una buena parrilla, pero además apostamos por los envases biodegradables con diseño de una carretilla, para que no se olviden que somos carretilla.
¿Cómo se promocionan?
Las redes sociales son la mejor herramienta, el mayor porcentaje se lo lleva el marketing. Si no nos hubiéramos capacitado antes de la pandemia quizás no nos habría ido tan bien. Hemos apostado por un community manager para innovar y entrar a nuevos ‘nichos’.
¿Qué nuevas cosas han implementado en pandemia?
Pusimos nuestro propio personal de repartos, contamos con uniforme y mochilas para el delivery.
¿Qué plus le dan a sus clientes para fidelizarlos?
La calidad es lo más importante, pero si ellos vienen de lugares lejanos a donde no llega el motorizado, les damos unos postrecitos para que se vayan contentos.