Alejandra Cendra recuerda que la primera palabra que dijo fue ‘mousse’ en vez de mamá o papá y está segura que el amor por la repostería le viene de su abuelita, quien hacía los postres más ricos en casa. Estudió administración hotelera y en una práctica en el área de pastelería la convencieron de que eso era lo suyo. Abrió un local en San Borja que tuvo gran acogida, pues cafeterías reconocidas le hacían pedidos hasta que llegó a convertirse en la primera proveedora de Starbucks Perú y de algunos grifos. Tiene 15 años en el mercado, ya abrió su segunda tienda en Surco y piensa en dos más, San Isidro y La Molina.
Alejandra, ¿es verdad que primero dijiste mousse en vez de papá o mamá?
Sí, de hecho el tema de repostería está dentro de mí desde niña y mi abuelita materna fue la que me inculcó mucho. Ella, una arequipeña que me enseñó a hacer el tocino del cielo, helado de chocolate con mousse o fouche y corría al toque cuando los preparaba para probarlo.
¿Te imaginaste que se iba a convertir en tu profesión?
De grande quise estudiar administración hotelera, me asignaron al área de pastelería y es ahí donde cambio de carrera, dejo la hotelería por la pastelería.
¿Cuál fue el primer postre que hiciste?
A los 9 años hice la torta de chocolate y el helado de limón que me enseñó mi abuelita.
Hacías los postres en tu casa, ¿quién fue tu primer cliente?
Fue mi familia, luego cuando estudio pastelería pongo mi primera tienda en San Borja y fueron mis vecinos, cafeterías...
¿Qué es lo más difícil al empezar el negocio?
Recuperar mi inversión. El negocio al inicio fue familiar, mi papá me ayudó a poner la tienda en el 2003 y luego la planta de producción, yo tenía solo 20 años.
¿Cómo manejaron un negocio familiar?
Mi padre, en lugar de comprar un departamento, me compró un taller, y con mucho trabajo le devolví lo que me prestó. Nos separamos, fue lo mejor porque todo el tiempo hablábamos del trabajo, hasta los domingos.
¿Es verdad que te llegó la oferta para ser proveedora de Starbucks Perú cuando hacías los postres en tu casa?
Tenía un pequeño taller en casa y cuando llegó el de Starbucks me dijo que eso colapsaría porque iban a abrir más tiendas, y fue ahí que mi papá vio lo del taller en Mayorazgo. Fuimos los primeros proveedores de ellos.
¿Y sigues siendo proveedora de otras empresas?
Me di cuenta que mi esencia con la que empecé se iba perdiendo, quería que mis postres sean bien cuidados. Ofrezco un buen producto, de calidad y a un precio justo.
¿Cuál es la receta para que tus productos tengan tanta acogida?
Los cheescakes, la torta de chocolate y otros productos son recetas propias, mi caballito de batalla es el toque de azúcar que le pongo a mis dulces.
¿Qué errores no volverías a cometer en tu empresa?
Sinceramente no trabajaría con empresas muy grandes como proveedor, porque quiero cuidar mi producto y trabajar por mis tiendas.
¿Qué planes se vienen?
Me gustaría abrir tiendas en San Isidro, La Molina, además en Valencia, en España, porque mis padres se irán a vivir allá.
¿Es difícil hacer empresa en Perú?
Ponen muchas trabas para la formalización, los locales están cada vez más caros. Hoy mucha gente ve el negocio vía Internet y ya no tienes un punto de venta.
¿Cuál es el que tiene más demanda?
La torta de chocolate. Me he dado cuenta que la gente es muy clásica: torta de chocolate, pie de limón, pie de manzana, alfajores, brownies.
¿Cuántos postres tienes?
Son 55 dulces... La pastelería tiene dos ciclos: en verano salen cheescakes, helados, cremoladas, mientras que en invierno son los horneados: queques, tortas, todo lo que te engorda (risas).
¿Cuál es el mes de mayor venta?
El ‘Día de la madre’.
¿Cómo es el control de calidad?
Yo me encargo de eso, la pastelería es bien precisa, no debe haber fallas, es como la Coca Cola, mantiene el sabor con el pasar de los años.
¿Qué le recomendarías a los emprendedores de este rubro?
Si esto te gusta, se reflejará en tu producto, empieza de menos a más para no perder.
TIPS:
1. Hacer lo que más te gusta
2. Ver el tema de inversión que no sea muy costoso para ver utilidad en poco tiempo.
3. Ser perseverante, constante.
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