Emprende Trome| Desde niña, Julianna Tokunaga amaba preparar postres para su abuelito y también cocinar para su padre. Postergó los estudios cuando se casó y llegaron los niños al hogar, pero cuando ellos ya eran universitarios estudió cocina. Creó su empresa de catering, sin embargo, con la pandemia se cancelaron los pedidos. Se metió de lleno en las redes sociales, dándole vida a su marca ‘Mestizo’ donde los tamalitos moqueguanos obtuvieron gran fama que se van a Estados Unidos y a Colombia.
Julianna, nos llamó la atención que tus tamalitos moqueguanos se van a Estados Unidos, ¿Cuál sería el secreto de tu éxito?
Diría que los preparo como si fuera para mi familia, trato de no perder la calidad, cuando le contaba a mi mamá de lo extraordinario que me iba en la producción y la venta de los tamales, ella me decía que no baje la calidad de mi producto y del amor que le pongo al cocinar.
Siempre hay una oportunidad en una crisis…
La gente extrañaba su comida regional durante pandemia y la rompimos con la cocina moqueguana y tacneña, por eso lanzamos la marca porque nos fue muy bien.
Tu historia es de superación, pues empiezas estudiando tarde en Le Cordon Bleu y pones tu negocio cuando tus hijos ya son universitarios, ¿qué te motivó a emprender?
Hace años hice este negocio, pero no de manera empresarial. Decidí estudiar porque vi que mis hijos se estaban realizando, ya no había tantas universidades para pagar. Varias veces quise tirar la toalla, pero mis chicos me alentaban. Cumplí el sueño de estudiar cocina.
¿Por qué el nombre Mestizo?
La idea nació porque en la gastronomía peruana hay mucha mezcla, mucha fusión de culturas, costumbres, tradiciones y creencias, este es el resultado de algo nuevo. Queremos rescatar todas las comidas de los pueblos que se están perdiendo.
Preparaste postres, cuyes, empanadas y otros platos, ¿por qué decides hacer tamales?
En pandemia se cancelaron todos mis eventos y me preocupé pensando en qué iba a hacer. Hice unos cuyes moqueguanos que se publicaron en Facebook y tuvo gran aceptación. Me di cuenta que la gente extrañaba su comida regional y opté por los tamalitos y nos fue muy bien.
Tus productos se volvieron muy famosos entre las personas que aman esta comida regional, ¿Qué tanto te ayudaron las redes?
Yo subía el contenido en las redes, pero contraté a un community mannager que captó mi idea y las ventas aumentaron. Cuando los instrumentos de la cocina van creciendo es indicador que la demanda aumenta. Las redes fueron de gran ayuda.
¿Qué especial tiene este potaje a los tradicionales?
El tamal de Moquegua se hace en horno y se presentan en fuentes para ocasiones importantes, bodas, bautizos y otros eventos. Los presento en porciones individuales y los empaco en papel platino escenificando la fuente. Es un pack super amigable, versátil que saca de apuros a cualquiera.
¿Por qué crees tus que los clientes te buscan?
Porque saben que mi comida es de calidad, es excelente por donde lo mires. Mis clientes me dicen que cuando prueban mis tamalitos se transportan a sus recuerdos, a su tierra, a la comida de la abuela o de la mamá.
El negocio de la comida demanda mucho esfuerzo y sacrificio, cuando aumentan los pedidos, ¿Cómo haces para cumplir con todos ellos, contratas un personal?
Antes hacia todo sola, ahora tengo un equipo que me ayuda. Tengo muchos pedidos y cuando los preparo lo hago con dedicación. Superviso desde la compra y todos los procesos.
Enviaste un lote a Colombia, ¿cómo fue eso?
He tenido la oportunidad de asesorar a restaurantes en Colombia y también tengo amistades quienes se enteraron del emprendimiento. Siempre el extranjero que conoce la comida peruana desea nuevos productos. La primera vez les traje y les encantó y me pidieron un lote, ahora vemos si los hago allá o los envío más.
¿De qué manera te ayudó estudiar cocina?
Estudiar fue uno de mis grandes sueños, tuve la suerte de tener los mejores maestros quienes me dieron un panorama. La escuela te da las técnicas, pero el arte y la pasión lo pone uno.
¿Qué tan rentable es vender estos productos?
Es muy rentable, la gente que lo prueba sabe que vale lo que paga, no es un trabajo fácil, está hecho con los mejores insumos, no escatimo en costos.
¿Qué le aconsejarías a las mujeres que hacen sus tamalitos en sus casas como medio de negocio?
En todo emprendimiento gastronómico las personas tienen un buen margen de ganancias, no hay que bajar la calidad de su producto, hay que ser generoso en los rellenos, que se distinga de la competencia, darle un plus más de lo que el cliente espera.
¿A qué aspiras?
Seguiremos implementando en nuestra pagina web más productos como: aceite de oliva premium ganador en Francia, aceitunas, café de la selva central de unas amigas que tienen sus parcelas, continuar con las capacitaciones a más mujeres de manera gratuita, pues quiero empoderarlas a través de la cocina, porque se puede salir adelante a pesar de las adversidades.
PING PONG
Mestizo: Tradición, costumbres.
Moquegua: Buena comida, gente hospitalaria
Perú: El amor de mi vida
Cocina peruana: La mejor del mundo.
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