“Sin los sueños uno no podría crear cosas que nos hagan realmente feliz”, nos dice el arqueólogo cajamarquino Henry Agustín Idrogo, quien se ha dedicado por muchos años a proyectos de infraestructura en el país. Durante quince años ha recorrido costa, sierra y selva. Y en un viaje a Quillabamba, en el Cusco degustó un sabroso café, el cual le cambiaría la vida. Después de investigar por mucho tiempo dio vida a su marca ‘Café del Perú' que se ha posicionado en Singapur, Canadá, Argentina, Chile y Uruguay.
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Henry, ¿Cómo nació la idea de crear tu propio café?
Soy arqueólogo y me la pasé 15 años caminando por todo el país con el tema cultural. Somos un país muy rico, no solo en arqueología sino también en temas agrícolas. Viajé al Cusco en el 2009 y probé un café en Quillabamba, desde ese entonces sentí un gusto apasionado por el café peruano que tiene mucho potencial.
¿A qué te dedicabas antes de llegar al mundo cafetero?
Veía proyectos de saneamiento básico, carreteras, como la Interoceánica, la Panamericana Norte. Fundé mi empresa ‘Noesch Perú' S.A., dedicada a dar permiso arqueológico y ambiental para las obras de ingeniería (carreteras, electrificación, etc.), pues la formalización es lo que te hace crecer. A partir de esta empresa hemos generado activos y fundamos ‘Café del Perú'.
¿Qué haces con las ganancias?
Invertimos absolutamente todo para producir café de calidad.
Sabemos que en el mundo del emprendimiento no todo es ‘color de rosa’, ¿Qué dificultades tuviste para iniciar con tu proyecto?
El pesimismo de la gente es el peor enemigo, es por eso que trabajo con gente que cree en los sueños y apuesta por lo nuestro. La otra dificultad que tuvimos en el camino han sido las carreteras, la falta de infraestructura cafetera está olvidada por completo, tu no puedes sacar café de Sandia en Puno porque no hay carreteras, tienes que ir 8 horas en burro y regresar de la misma forma, eso no es progreso. Colombia es fuerte en este tema porque tiene infraestructura.
¿Cómo afrontaste la pandemia?
La gente pensó que el Covid19 sería el fin, pero esta situación nos hizo pensar cómo surgir y resurgir, nosotros hemos implementado estrategias digitales que trabajan a la perfección. No hemos necesitado de una tienda física. Todo es digital y debemos agradecer a la pandemia por toda esta enseñanza.
En tu caso, empezaste exportando el café para luego ingresar al Perú...
Somos socios de Adex y esta es una ventana enorme para todos los emprendedores que quieren exportar y sacar su marca afuera. Singapur fue nuestro primer mercado y estamos muy agradecidos a la Cámara de Comercio de Lima porque es muy importante rodearse de instituciones que te dan respaldo, los negocios se hacen con contactos y eso es vital.
¿Dónde está ahora Café del Perú?
Se distribuye a todo el Perú y exportamos a Canadá, Argentina, Chile y Uruguay, sabemos que con la calidad que tenemos seguiremos ingresando a otros países.
¿Por qué usaron la estrategia de salir al exterior antes de tener un mercado aquí?
Es Increíble, pero el peruano cuando ve que estamos afuera dice: quiero esto. Cuando ven una marca peruana en el extranjero, dicen: yo soy de allá. Ha tenido gran recibimiento en el exterior y eso nos hace muy felices, tenemos el compromiso de dar lo mejor del mundo con este café.
¿De dónde vienen los granos que le dan vida a tu producto?
De Villa Rica en Oxapampa, es un café maravilloso. En San Ignacio tenemos cultivos propios y en Quillabamba en el Cusco. Tenemos el Gold Oro de los Incas que es un café con toque cítrico, el Black con toques a madera y el Machu Picchu que es la versión top.
¿Cuáles son tus metas a corto plazo?
Que el Café del Perú llegue a mas personas, seguir exportando la marca a más países. En Chile hemos tenido gran acogida, es un mercado potente.
¿En qué te diferencias con la otras marcas?
Este es un café de especialidad hechas por manos maestras cafeteras del norte, sur y centro. Es un producto a precio comercial, pues para que tenga salida tiene el mismo precio, 30 soles en el mercado local y 10 dólares en el extranjero.
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