Era cuestión de imponerse como empleador. Desde que Raúl Fernández sufrió la lesión a la rodilla derecha (ante Aurich) en febrero, se crearon muchas teorías sobre su recuperación, pero fue el propio golero que decidió ignorar el diagnóstico de los médicos de Universitario de Deportes, que indicaron que sufría una rotura de ligamentos cruzados.
Raúl Fernández tuvo consultas particulares y llegó con la novedad que no era necesario una intervención quirúrgica, que con un tratamiento podría volver a las canchas.
Al inicio de semana, Raúl Fernández empezó a trabajar con normalidad y comunicó al cuerpo técnico de Universitario de Deportes que en dos meses estaría operativo. Fue allí cuando los dirigentes aclararon que si no se sometía a una operación, iba a ser declarado en rebeldía y empezarían a descontarle su sueldo.
Raúl Fernández no podía más que elegir un camino y aceptó. La próxima semana entrará al quirófano y se calcula entre cuatro a cinco meses de para. Es decir, perdió tiempo arriesgando su integridad física.
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