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Para hoy no existe la palabra “descanso”. Luego de que Atlas quedara fuera de las Liguillas del Apertura de la Liga MX, el ‘Orejas’ se sumó como invitado a los trabajos de en la mañana del jueves 13 de octubre. Allí, bajo la mirada de Carlos Compagnucci, permanecerá hasta este sábado, pues a partir del lunes 17 será monitoreado en la Videna por el comando técnico de Juan Reynoso, de cara a los amistosos de la en noviembre.

Es una ocasión precisa –digamos– para analizar su presente. No pasa por su mejor momento en Atlas, donde no celebró en 19 partidos y, encima, viene siendo criticado por los hinchas y la prensa local por su continua irregularidad. Ojo, esta situación viene siendo repetitiva en él a nivel de clubes, algo distinto a lo que vivió con su explosión en la ‘U’ en sus inicios y su relación de amor en la bicolor.

Amor por la blanquirroja

¿Quién no gritó con locura un tanto de Flores con la bicolor? Sobre todo en las dos últimas Eliminatorias, el ‘Orejas’ se ganó con derecho propio el apelativo de ser “el jugador de los goles importantes”. Por citar solo una de sus hazañas: marcó el gol agónico del 1-0 ante Colombia en Barranquilla, que nos perfiló hacia el repechaje contra Australia, a inicios de año. El premio a su regularidad fue consolidarse como el tercer futbolista más influyente en la era de Ricardo Gareca, con 15 tantos y cuatro asistencias, por detrás de Paolo Guerrero y Christian Cueva.

El caso de Flores resulta curioso. Quizá nunca estuvo en un nivel altísimo a nivel de clubes –desde que salió de Universitario a fines del 2016–, pero se potenciaba cada vez que se ponía la blanquirroja. En parte, obvio, motivado por la confianza que le tenía todo el comando técnico del ‘Tigre’, quien lo consideraba un titular indiscutible, más allá de sus bajones. En otros casos, específicamente el de Raúl Ruidíaz, sucedía lo contrario. Era figura estelar en sus equipos (Morelia y Seattle Sounders), pero casi nula producción con la selección.

Crema de mi vida

‘Orejas’ debutó profesionalmente en Universitario en la temporada 2011 –con José ‘Chemo’ del Solar como técnico–, quedándose hasta finales del 2012. En sus primeros dos años, marcó cuatro goles en 41 encuentros. Asimismo, en el año de su estreno, levantó la Copa Libertadores Sub 20, junto a Andy Polo, Carlos Cáceda, entre otros, al mando del entrenador Javier Chirinos.

Posteriormente, tras sus dos campañas en el Villarreal B en la Segunda de España, volvió en el 2014 para quedarse hasta el 2016. En esas tres temporadas sumó 15 tantos en 79 partidos, además de ser pieza clave para ganar el Torneo Apertura 2016 con Roberto Chale como técnico. Allí, pese a sus 22 años, fue elegido por el ‘Niño Terrible’ como el capitán de su ‘once’.

¿Por qué no despega en clubes?

Desde que partió al Villarreal B, por recomendación de ‘Chemo’, Flores nunca tuvo una campaña redonda en el exterior a nivel de clubes. En 2012, el ‘Submarino’ lo contrató por cuatro años, pero terminó quedándose solo dos. Después, su paso por el Aalborg danés (2016 al 2018) pasó casi desapercibido, con cuatro tantos en 51 partidos, aunque igual fue clave su estadía allí para adecuarse a la competencia europea de cara al Mundial de Rusia 2018.

En sus dos campañas en Morelia (2018/19 y 2019/20) fue donde estuvo más cerca de su mejor nivel. Ruidíaz dejó una huella imborrable en la ‘Monarquía’, y el ‘Orejas’ estuvo a la altura. Se convirtió en uno de los referentes, y marcó 12 tantos en 57 partidos. Eso lo llevó a fichar por DC United, al que llegó como jugador franquicia –el de más salario del plantel–, pero las continuas lesiones, sufriendo una fractura facial, lo alejaron entre cuatro a cinco meses de las canchas.

Hoy con 28 años en Atlas, junto a Anderson Santamaría, sigue sin dar ese salto de calidad que nos tiene acostumbrados. No marcó en 17 encuentros, y los ‘Rojinegros’ quedaron fueran de las Liguillas, sin la chance de lograr el tricampeonato en México. La falta de éxito de Flores, a nivel de clubes, podría resumirse en que no se siente con la importancia necesaria en el ‘once’ –algo clave para él resulta la confianza de su DT–, como sí ocurrió en sus mejores momentos, tanto en la bicolor y Universitario.

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