Por: Carlos Bernuy ()

La descendencia es lo que miras cuando giras la cabeza hacia atrás. Un hijo, un libro, un hecho importante, un equipo. Está claro que la selección peruana mayor no tiene quien la perdure, quien la continúe. El nos alerta que esta vez pueden ser 50 años sin clasificar a un Mundial porque los jugadores llamados a reemplazar a los Guerrero, Farfán, Yotún no existen. El equipo de Nolberto Solano mostró figuritas de papel.

El Preolímpico de la ‘bicolor’ fue una vergüenza, un desastre. El equipo no tiene estilo, no tiene juego y está conformado por futbolistas mediocres. Repasemos: ante y no fuimos goleados porque les faltó puntería. A porque el arquero se hizo dos goles y el lateral izquierdo el otro. Contra y también nos salvamos y finalmente y dejando en claro que ellos sí tienen recambio.

“Queda levantarse”, “ya van a mejorar” o “no matemos a los chicos” son frases que irían en contra de los mismos jugadores, así que esta es la verdad. Es inconcebible que Christopher Olivares sea el '9′ de la selección cuando en verdad no debió ser convocado. Su falta de gol va al mismo nivel que su falta de actitud. Sebastián Gonzales tiene más ganas que técnica. En la volante, Aldair Fuentes hizo gala de una lentitud impresionante, Jesús Pretell de contención tuvo poco y Jairo Concha pasó inadvertido.

En la defensa, Marcos López llegaba con el cartel de jugar en la MLS, pero dejó en claro que al menos como lateral, no produce. En la zaga central José Caballero fue un manojo de nervios y quedó mal parado cada vez que lo encararon. ¿Puntos a destacar? La confianza de Fernando Pacheco y lo que puede mejorar el portero Renato Solís. Punto y aparte. En la banca, Nolberto Solano demostró que trabajar en un club es muy distinto a hacerlo con divisiones menores que requieren formación. Su equipo no supo crear chances de gol, retrocedió mal y no hubo jugadas en balón detenido.

Si la Sub 23 es lo que viene luego de la selección mayor estamos en problemas. En graves problemas.

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