Tarde de sol, pero sin alegría, horas de lucha entre seguir gritando ‘Sí se puede’ o ‘que se vayan todos’. En ese ambiente enrarecido, la volvió de Montevideo, con una derrota y muchas historias íntimas. A las 2:50 de la tarde, el chárter de LAN, que traía a la delegación peruana, aterrizó en la pista del aeropuerto ‘Jorge Chávez’ y un aire de incomodidad recorrió el interior de cada uno de los pasajeros. Sabían que estarían expuestos a las críticas de los periodistas y al clamor popular, que a veces se transforma en un grito hiriente.

Christian Cueva (Toluca de México), ‘Beto’ da Silva (Jong PSV), Alexander Callens (Numancia), Cristian Benavente (Sporting Charleroi) y Renato Tapia (Feyenoord) son los únicos ‘extranjeros’ que regresaron a Lima para tomar sus conexiones que los trasladen a sus respectivas ligas. El resto salió por la puerta ubicada junto a la comisaría, subió al bus y emprendió la retirada. Pero nada impidió que se supiera todo lo que se vive en la selección peruana que conduce Ricardo Gareca.

Son fuerte los rumores que a la selección peruana la manejaría un grupo de experimentados, que ha impuesto las reglas. Los nacionales están sorprendidos porque ven situaciones increíbles: algunos llegan con el tufo a alcohol y lo que es peor, pasada la hora límite. Lo que dejó boquiabierto al grupo sucedió el sábado previo al duelo con Venezuela. Terminaron de trabajar en la mañana y de pronto se anunció que quedaban libres hasta el lunes por la tarde.

Sospechosamente, los que juegan en Europa arribaban el domingo en la noche y podrían armar un ‘buen recibimiento’ y descansar al día siguiente todo el día. El tema de las visitas es otro aspecto alarmante. Los familiares de los ‘consagrados’ van, entran, salen y vuelven a ingresar cuantas veces quieran. Los locales deben pedir permiso especial.

Si antes estuvo de técnico un Juan Carlos Oblitas, al que los jugadores llamaban ‘Tía’, hoy está el ‘Tigre’, que fue justamente contratado por el ‘Ciego’, que responde al mismo perfil, donde el cariño permite el engreimiento y la alcahuetería en la selección peruana. Técnicos permisivos y paternalistas. El seleccionador hace diferencias en su equipo.

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