Selección peruana
Selección peruana

Tras romper 36 años de frustraciones, el peruano genera sus sentimientos a partir del fútbol y ahora esto se comprueba más aún con la presencia del capitán en el campeonato mundial. Fervoroso. Devoto. Nos sentimos campeones por haber clasificado a jugar la. Nos esperan dos partidos que son claves y todo un país está ansioso ante estas jugadas.
El fútbol es mucho más que un deporte. Como decía aquella canción del Mundial México 86: es ‘el mundo unido por un balón’. Alrededor de la pelotita se mueven jugadores, aficionados, técnicos, dirigentes, árbitros, políticos, empresas y empresarios, periodistas en medios escritos, audiovisuales, radiofónicos y hasta psicólogos. Su poder y ahora, más aún con la fiebre de la ‘Paolomanía’, mueve masas a nivel mundial y genera estados anímicos en casi todas las personas.

Siempre nos ha llamado la atención el fervor y la devoción que gira en torno al fútbol. Sin duda, es uno de los fenómenos psicológicos, sociológicos y antropológicos más potentes que existe. Su poder, mueve masas a nivel mundial y genera estados anímicos a nivel nacional. Es tanto su dominio, que el resultado de un equipo en particular es capaz de originar llanto o alegría en cualquier aficionado. Puede llegar a traspasar la emoción y el sentimiento, llegando a desencadenar conductas varias, ya sean estas de celebración o de ridículo hacia el equipo contrario. Por otra parte, es un tema social no solo común, sino que prácticamente único en muchas conversaciones.

Pero, ¿qué embelesa saber que hay detrás de este juego, aparentemente inofensivo pero altamente influenciable y valeroso. En una palabra; el fútbol representa poder. Hay una influencia política, ideológica, económica y social que produce muchos efectos psicológicos.

Para el Mg. Fernando Lamas Delgado, Profesor de Psicología de la Universidad Autónoma del Perú, el fútbol ha evolucionado de la mano con la sociedad y los tiempos. No en vano tiene el título de ‘el deporte rey´, gracias al desempeño de los jugadores. Pero, de dónde proviene esa fascinación que hace de este juego una actividad tan llena de pasión?. La FIFA sostiene que ‘tradicionalmente, el mundo del fútbol ha servido como vía de expresión para los pueblos y las naciones. Con una importancia que trasciende los límites del campo, el fútbol ofrece a jugadores e hinchas mucho más que una competición deportiva: sirve de vehículo para fortalecer la identidad e impulsar la buena voluntad junto con otros actores sociales’. Por ende, “el fútbol representa una manifestación pública de la unión de un pueblo a través del equipo, y eso quedó demostrado con el levantamiento temporal de la sanción de la TAS a nuestro seleccionado Paolo Guerrero”.
“El ser humano, el latinoamericano, y últimamente, tras romper 36 años de frustraciones, el peruano genera sus sentimientos a partir del fútbol y ahora esto se comprueba más aún con la presencia del capitán Paolo Guerrero en el campeonato mundial. Fervoroso.

Devoto. Nos sentimos campeones por haber clasificado a jugar la Copa del Mundo, Y ahora todo el país celebra que el ‘guerrero’ estará en Rusia 2018. La Federación Peruana de Fútbol elabora un emotivo video en el cual se ve reflejado el sentimiento nacional, y recibimos una amable respuesta de nuestros contendientes franceses, daneses y australianos”, refiere el Dr. Lamas. ¿Por qué es así el fútbol? ¿Qué tiene de particular que lo hace trascender el estadio y ser el fenómeno social más importante? ¿Qué es lo que fascina de este juego, tan simple y valiente? ¿Por qué todo un país vibra y se emociona con la inclusión de “El depredador” en el Mundial?... exploramos aquí, siete razones para entenderlo:

Somos equipo: El ser humano necesita de los demás, y en el fútbol, el sentimiento de grupo se manifiesta de manera muy marcada. Cuando uno apoya a un equipo, forma parte de una colectividad y se le acepta de manera incondicional con independencia del género, edad, simpatía política, edad o condición social. Y durante este mes seremos un equipo-nación al sentirnos parte de ellos.

El grito que repite la afición: Solía decir Rumi que ‘La herida es el lugar a través del cual entra la luz’. Vivir en estos tiempos apurados e impersonales no es sencillo. Por esto, a todos nos gusta eventualmente evadirnos del agobio de cada día. Eso lo logra el fútbol y los goles que promete Paolo Guerrero en Rusia. Viendo un partido -en el estadio, en un bar, en casa...- es uno de los pocos momentos donde podemos libremente gritar, abrazar, saltar, cantar, insultar. Y ser felices en ello.

Amamos las ilusiones: La ilusión es el motor de nuestros deseos, y, según Voltaire, el primero de todos los placeres. El humano siempre se proyecta y busca ilusiones. La pasión del fútbol alimenta ese futuro perfecto e iluso y mantiene a la gente expectante como a un niño esperando la Navidad. Queríamos ganar en Asunción y Quito, lo logramos. Queríamos acceder al repechaje y se hizo. Queríamos clasificar allí estamos. Queríamos ver a Guerrero y a todo el equipo entonando el Himno Nacional el 16 de Junio próximo, y claro que los veremos. Y después nos inventaremos otra.

El amigo de todos: Lo dijo el ‘fenómeno’ Ronaldo, no hay deporte más democrático y barato que el fútbol. Todos pueden acceder a él, dos piedras y son un arco, y una lata puede ser una pelota perfecta. Chicos y grandes, pobres y ricos, amigos y rivales, todos pueden organizar una contienda futbolística, en cualquier momento y lugar.
Menos es más: El fútbol es un juego sencillo de entender, sus reglas son simples y eso lo hace agradable para nuestro cerebro. Explicarle a alguien como se juega, es además placentero. Apenas si debemos tomarnos tiempo para entender la ‘posición adelantada’, pero su simpleza es parte del atractivo.

Matemáticamente: En el fútbol, la ciencia no suele ser tan predictiva, los partidos no siempre los gana el mejor, eso lo hace, en parte, fortuito y por ello interesante. El cerebro libera dopamina frente a lo impredecible. Sentir que cuando todo estaba perdido ante Colombia oír a Daniel Peredo gritar ‘la tocó, la tocó, la tocó’, y así llegar a la gloria sin saber cómo. Y no importa si es Brasil o Alemania. En el papel son 11 contra 11 y 32 millones esperamos que con un poco de suerte podamos sentir que somos campeones.
Hablemos de fútbol: Los partidos provocan siempre la práctica del segundo deporte nacional: el chisme, la conversación, la polémica, el ‘rajar’ del árbitro o el jugador rival que actuó con deslealtad o sobre lo bien o lo mal que ‘jugamos’ o ‘jugaron’: respectivamente (pues en esto sí que marcamos bien las responsabilidades). Es aquí también, donde aparece la responsabilidad de los medios, pues muchas veces son ellos los que construyen la realidad. Un jugador ha sido bueno, si los medios afirman eso y si no, nunca lo será y quizás nunca lo sea.

“Bello, milagroso, universal, apasionado y salvaje. Igual que el mundo, igual que nosotros. Al fútbol hay que verlo del mismo modo en que se juega, no sólo con los ojos y pies, sino con el cerebro y el corazón. El mundo es redondo, como una pelota de fútbol”, asegura el psicólogo de la Universidad Autónoma del Perú.

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