River Plate coronó este domingo el cuarto título de Copa Libertadores, el más celebrado de su historia y ante su eterno rival, Boca Juniors, en una inédita final en el estadio Santiago Bernabéu,donde brilló un ícono del Real Madrid y del campeón continental, como Alfredo Distéfano.
Con la espina por no haber podido festejar en su casa ante su público en el Monumental, por los incidentes que obligaron a trasladar el superlásico a la Casa Blanca, los 'millonarios' se llevaron el boleto para el Mundial de Clubes en diciembre en Emiratos Árabes Unidos, donde puede encontrarse en una final con el Real Madrid, el anfitrión de la histórica final.
River Plate se dio el gusto de alzar la Libertadores a expensas de su adversario más encarnizado, lo que le otorga un sabor único a una conquista, acaso más trascendente que la obtención de la Copa Intercontinental en 1986.