Raúl Fernández hizo flamear su capa y voló hasta un balón lleno de oscuridad y de amargura. Lo golpeó con sus puños y lo envió lejos del arco de Binacional que parecía caer sobre los 13 minutos tras un penal, de Nicolás de La Cruz, que el juez había cobrado a favor de River Plate en la segunda fecha del grupo D de la Copa Libertadores.