Bien dicen los psicólogos que ‘lo físico es reflejo de su estado anímico’. Ayer despertó Jefferson Farfán y sorprendió a todos. Llegó hasta la Videna con los rumores de que no sería de la partida ante Venezuela, el próximo 24 de marzo por las Eliminatorias Rusia 2018. Escuchó lo que había trascendido: que Beto da Silva sería la principal alternativa para reemplazarlo.
Claro, porque Jefferson Farfán no daba signos de una completa recuperación a la operación de su tobillo izquierdo. Pero eso fue hasta el miércoles, ya que el jueves otro era el panorama. Corrió al borde del campo de juego y pidió trabajar con pelota. Empezó con remates de derecha, apoyando su otro pie sin problemas.
Así Jefferson Farfán estuvo por varios minutos y luego la prueba de fuego. Que ejecute disparos con la pierna lastimada. Y lo hizo sin dolor. Soltando un grito de satisfacción cada vez que le ‘pegaba’ al balón y, cual palomilla de barrio, se lo llevó para driblear a ‘Los alemanes de Bielsa’, muñecos inflables que hoy están como herramienta de trabajo en la Videna.
Además, Jefferson Farfán le aplicó literalmente un ‘cabezazo’ a uno de ellos. Y para sumar más momentos agradables, el seleccionador Ricardo Gareca se acercó a darle un apretón de manos, como símbolo de que está casi listo para alinearlo ante la ‘Vinotinto’.