Año 2016. La cálida Chiclayo es el escenario del encuentro entre el pequeño Ángel Sebastián y Pedro Gallese, entonces portero del Juan Aurich. El ahora brillante ‘número 1’ de la selección responde preguntas en una particular entrevista, se emociona, lo engríe y el diálogo acaba con un hermoso abrazo. Entonces, como si tuviera una bola mágica, el pequeño le lanza un vaticinio.
“Pedro, tú nos llevarás al Mundial. Te vas a consolidar en la selección, tú trabajas duro, te admiro”, le dijo al golero. El tiempo pasó y cada palabra del colegial de 3.° de primaria se transformó en una hermosa realidad.
Pedro Gallese mejoró cada día, emigró a México, se volvió imprescindible en la Blanquirroja y, el último jueves, acalló los gritos de ‘La Bombonera’ con unos guantes llenos de confianza, que nos han dejado muy cerca de Rusia 2018.
LA INSPIRACIÓN DEL AMOR
El futbolista es sencillo, humilde, alguien que confía y se apoya en quienes lo rodean. Su entorno familiar es su gran respaldo, con su esposa Claudia Belissa Díaz a la cabeza. Ella lo apoyó cuando jugó en provincia, también hizo las maletas cuando se marcharon a Veracruz. El hombre esboza la más enamorada de las sonrisas en fotografías, donde también aparece el pequeño hijo de ambos.
Ese es Pedro Gallese, quien ayer en la concentración se enterneció con los niños de la Teletón. Entonces cogió esos guantes benditos que frenaron a Argentina y los envió para ser subastados y así apoyar la noble causa.
La vida de Pedro Gallese es la historia de alguien, como vaticinó Ángel Sebastián, escogido por el destino.