Como en el fútbol, he intentado hacer mi reconocimiento de cancha aquí en Mainz. Luego de visitar algo de la ciudad y aguardando la llegada de la , recibí un mensaje que me traslada al pasado. Hanna, gran amiga alemana de mi época del ‘College Internacional de Cannes’, donde hice por poquito tiempo mis estudios de francés, me propone vernos y me señala cómo llegar a la estación de ‘Wiesbaden’ que me queda a 14 minutos por la vía ferroviaria y donde me espera junto a su esposo Dieter.

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Junto a mi etapa escolar de primaria y secundaria en mi barrio de Surquillo y mi carrera en la Universidad San Martín, en el College también fui feliz e hice grandes y muy buenos amigos, todos extranjeros. Entre tantos cabellos claros, pelirrojos y distintos orígenes, los únicos ‘colorados’ éramos yo y la hija del embajador de Guinea.

Propio del paso de los años, todos hemos cambiado, Hanna ya no lleva el pelo largo de antes ni la figura esbelta, pero mantiene su belleza y sobre todo su picardía. Ella y su marido llevan ya más de una década de matrimonio, él es grandazo y fortachón, mide casi 1.90 metros y luce una barba pronunciada como Miguel Grau, tiene pinta de jugador de rugby.

Ambos viven en Baden Baden, a casi dos horas de nuestro lugar de encuentro, y me invitaron muy cordialmente a cenar en un lindo restaurante. Entre las delicias gastronómicas y los vinos, recordábamos aquel período maravilloso, las aulas, las grandes maratones nocturnas en discotecas, bares y la ‘Bodeguita de la Havana’, el único punto latino a finales de los 90′.

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Con la confianza del caso, le mencioné a Hanna de aquel grupito donde solía fumar sus ‘cigarros chistosos’, advirtiendo que lo mío eran los cocteles y las cervezas, pero nunca el ‘té huiro’. Dieter, hincha del Bayern, me recordó a Claudio Pizarro, a quien lo tiene en un pedestal. También se acuerda de Paolo Guerrero y Jefferson Farfán, pero de ningún otro futbolista peruano. Lamentablemente mañana no irán al estadio. Antes de despedirnos se ofrecieron a llevarme y les pedí que descansaran porque estábamos avanzados. Tomé un taxi y retorné a mi hotel. En estos días previos me he tomado algunas licencias, pero ahora sí hay que chambear.

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