Nuestro arribo al Flughagen Francfort Main nos traslada al pasado. Allá por el 2006, esta ciudad fue sede de la Copa del Mundo, donde nos tocó vivir numerosas anécdotas, momentos lindos y también muy particulares. Se me viene a la memoria aquel sábado que me acredité para cubrir la victoria de la Inglaterra de y frente a la Paraguay De y el ‘Maño’ Ruiz por la fase de grupos.

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Como olvidar los festejos desmedidos de los hinchas británicos, aquellas calles que incitaban a la lujuria y el placer tarifado y esos tantos edificios que albergaban a miles de hermosas mujeres de diversas partes del planeta dispuestas a dar cariño a los numerosos turistas. Aún recuerdo aquella sugerencia de un buen amigo que respaldado por su buena situación económica luego de unas cervezas muy gentilmente me propuso el “final feliz” al lado de dos chicas, una de origen asiático y la otra eslavo cuyo costo era de 300 euros: “Anímate, que yo te la pongo”, me invitó.

Mi respuesta me parece que lo sorprendió y descolocó: “Mira que con todo ese billete en Lima me puedo comer mi buena parrillada y algunas chelas con la familia”. Aquella réplica inesperada enfrío el vacilón y de allí cada uno tomó su rumbo.He vuelto a Frankfurt y luego del aeropuerto me dirigí a la estación del tren con dirección a Mainz, Maguncia ó Mayence como se le conoce, donde será el escenario del Alemania-Perú de este 25 de marzo. La expectativa crece a medida que el juego se acerca, los aficionados locales están muy contentos de tener a la Nationalmannschaft y la movilización de nuestros compatriotas es segura, quedan muy pocas entradas.

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En esos 30 minutos de trayecto a Mainz, la ilusión de vivir una nueva experiencia al lado de la blanquirroja nos llena de orgullo, la oportunidad de ver a algunos muy buenos amigos lejos de nuestra patria tiene siempre algo muy especial. Espero cruzarme con aquel ‘causa’ de la ‘propuesta alegre’, esta vez no lo echaré a perder.

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