Dos golazos del uruguayo Luis Suárez y el argentino Lionel Messi en media hora encarrilaron las semifinales de la Copa del Rey para el Barcelona, ganador contra el Atlético Madrid por las genialidades de su ataque y por su resistencia en el segundo tiempo frente a la reacción, la insistencia y el 1-2 local.
Si el primer tiempo fue azulgrana por goles, contragolpe y pegada, el segundo fue rojiblanco, con convicción, con entusiasmo, con intensidad y con un tanto, del francés Antoine Griezmann, que aún deja entreabierta la puerta de la final para el Atlético, con todas las dificultades que supone vencer en seis días en el Camp Nou.
El Barcelona fue poderoso en ataque en el Vicente Calderón. Al contragolpe, la destreza que manejó durante muchos tramos en el Calderón, con desborde y determinación, toda la que demostró Luis Suárez en el 0-1 y Lionel Messi en el 0-2, dos goles distintos, pero los dos demoledores para el conjunto rojiblanco en sólo 33 minutos.
Porque son dos condicionantes de dimensiones enormes para cualquier equipo, también para el Atlético, más aún cuando enfrente está el Barcelona, pero sobre todo su ataque, por encima de todos dos futbolistas como Luis Suárez y Messi, que no necesitan apenas nada, sólo disponer del balón para generar oportunidades y goles.