POR JOSÉ REYNOSO ALENCASTRE
Si su vida fuera una película se llamaría: ‘Lo que el viento se llevó’. Marco Lovera jugó en Alianza Atlético, Alianza Lima, Sport Boys y otros más, pero fue uno de los tantos talentos que perdió el fútbol por su mala cabeza. Hoy está listo para saldar una deuda consigo mismo y forma menores en Connecticut (Estados Unidos). Esta es la historia del popular ‘Relojito’.
Tenías fama de bohemio, ¿llegaste de ‘boleto’ a un entrenamiento?
Algunas veces, pero nunca cayéndome. Un día para no hacer ‘roche’ tomé harta agua helada y me mojé la cabeza. Cuando estábamos corriendo me sentí mal y se me venía el ‘huaico’. Me tapé la cara con la camiseta, pero ya estaba vendido. Me castigaron y todos se morían de risa.
Estuviste en selecciones juveniles y una Sub-23. ¿Por qué no te convocaron a una de mayores?
En las que estuve fue porque el ‘Gato’ Cuéllar me llamaba. Era mi ‘papá’, no sabes lo que me ayudó y por él me rompía. A la de mayores no llegué por una tontería...
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¿Qué hiciste?
Era el mejor en Alianza Atlético, me habían dicho que me iban a convocar y me cuidaba. Un día fuimos a jugar un amistoso a Chimbote y el bus se detiene para estirar las piernas. Voy al baño y en lugar de abrir la puerta con la mano, meto un patadón. Para mi mala suerte, el profe’ (Tano) Bártoli estaba adentro y se sacó la m... Salí corriendo asustado y no aclaré el tema. Juré por la Virgen que no tenía nada contra él, pero me botaron del equipo. A la semana convocaron a ‘Kanko’ (Rodríguez) y Ágapo Gonzales.
¿Tu primer equipo?
El Rinconada Country Club, era un negro pituco, ja, ja, ja. Mentira, el papá de ‘Kanko’ trabajaba allí y me llevó junto a otros chicos de Pamplona. Nos vio Fernando Cuéllar, que era el técnico, y nos quedamos. Pasé a Alianza Lima a los 11 y debuté a los 17, porque un año antes fue el accidente del Fokker y faltaban jugadores.
¿Un recuerdo con los ‘potrillos’?
Tenía 15 o 16 años y el ‘Cholo’ Castillo nos hacía jugar contra el primer equipo y ahí los enfrenté. Un día se me acercó ‘Lucho’ Escobar y me dijo: “(Aldo) Chamochumbi le está quitando el puesto a (Milton) Cavero, hazle una ‘huacha’ y déjalo mal para que el ‘profe’ vuelva a ponerlo”.
¿Y qué pasó?
Era malcriado para jugar, le metí su ‘huachón’, me lo llevé varias veces y se molestó. Al toque, Escobar, Reyes y Bustamante gritaron: “¡‘Profe', a Chamochumbi lo están bailando... Que vuelva Cavero!”.
Debutaste y alternaste con César Cueto...
(Miguel) Company me dio la oportunidad y disfruté con el ‘Poeta’ que era mi ídolo. Fue un sueño cumplido.
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¿Tuviste roces con Jorge Luis Pinto?
Nunca. Él quería que sea profesional. Me exigía, estaba encima de mí, sabía que tenía calidad. Me decía: “Marco, usted puede ser el (Freddy) Rincón peruano, es talentoso, trabaje más”. No le hice caso y mira, él llegó a dirigir en un Mundial y yo me quedé en el camino.
¿Te ves reflejado en Reimond Manco y Jean Deza?
Dios les ha dado un don, pero no se dan cuenta y están perdiendo oportunidades. Manco ya no llega a noventa minutos y con Deza tengo una anécdota.
Cuéntala...
Una vez fui a Cristal a ver jugar a un sobrino en menores y ganaban tranquilos 2-0 al Cantolao. En eso llega Deza con media hora de retraso, las medias abajo, todo desarreglado. Entró y la rompió, metió tres goles y voltearon 3-2. Es un forajido para jugar, si quisiera sería un ‘crack’.
¿Por qué deseas ser entrenador?
Hace un año le dije a mi esposa que quiero tomarme una revancha, formar chicos y recuperar el tiempo que perdí. Pude ser un buen jugador, pero no quise. Mi meta es dirigir una Sub-15 o Sub-17.
¿Con chicos y no con mayores?
A esa edad aún se les puede hablar de lo bueno y lo malo en el fútbol. Si se están desviando me pondré como ejemplo, les diré que era como ellos y no llegué por creerme el ‘vivo’, el ‘palomilla’ y ahora no saben cómo me arrepiento.
¿Qué pasó aquella vez del famoso incidente con el reloj?
No me gusta hablar de eso, pero fue otro de los tantos errores que cometí de joven. Me creí el pendejo y terminé como un cojudo. Tenía plata para comprarme ese reloj y por payaso quedé mal.
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¿Te marcó ese incidente?
Seguí jugando y lo superé.
¿Un amigo en el fútbol?
Alfonso Yáñez. La rompimos dentro y fuera de la cancha.
¿Buen bailarín?
Era algo así como el ‘profe’ Uribe y Mosquera. Los bravos eran ‘Tony’ Alguedas y Alexis Prado. El peor, de lejos, el ‘Churre’ Hinostroza, tenía dos patas de pirata.
¿Y con los puños?
Me defendía. Le hice el pare a Manuel Earl que era grandazo cuando yo tenía 17 años. Nunca me chupé. De chico me paraban pegando en el barrio y llegaba llorando a casa. Un día mi hermano, cansado, me dijo: ‘O les pegas o te pego yo’. No me quedó otra que ir al frente y desde ese día no perdí un combate.
¿Cuánto te falta para sacar el título de técnico?
Cuando pase todo esto regreso a Madrid y termino el segundo curso. Luego hago el tercer nivel y quedo listo. Iré a Alemania a ver al Bayern. Claudio (Pizarro) me va a ayudar y llamará a ‘Pep’ Guardiola para que me reciba.
Un mensaje de despedida...
Gracias a Trome por acordarse de mí y ahora seguiré entrenando a mis chicos. Aquí algunos tienen cancha en su casa y yo de chico jugaba en los cerros de Pamplona.
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