¡Mi gente! ¡Ustedes! Aquí, Luis Alberto Guadalupe Rivadeneyra, ‘Cuto’ para mis fieles seguidores. Ahora que ‘vuelve a ser tendencia por unas , recordamos la entrevista que le hice en mi programa ‘La fe de Cuto’ donde hizo más de una candente confesión.

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‘Puchungo’ es un pionero. Destacó en la selección, en Alianza Lima, Universitario de Deportes, Sport Boys. Fue de los primeros que llegó a un equipo de Medio Oriente. Llegó, fue campeón, pero --sobre todo-- tuvo anécdotas al por mayor. Y, por supuesto, tiene una fama con las chicas que lo acompañan desde que pesaba 55 kilos. ¡Y eso a pesar de que le han dicho ‘chipi’! Jajaja.

Y ‘Puchungo’, por encima de todo, es chalaco. Hombre del Callao, futbolista del Callao. Un personaje que es respetado en todo barrio del primer puerto. Y el carisma porteño se le nota a leguas. La chispa, la creatividad, el humor siempre en alto, la calle bien hecha y derecha. Hasta en Estados Unidos le han hecho homenaje.

Pero basta de preámbulos. Con ustedes, ‘Puchungo’, PRIMERA PARTE (¡HABRÁ OTRA, TAMBIÉN DE COLECCIÓN!). Mírenlo y disfrútenlo:

‘Puchungo’, mi hermano... nos unen muchas cosas, el barrio, el Callao, mi familia, nuestros amigos...

Imagínate, cuando empecé a jugar mis dos (miembros) de seguridad eran ‘Balán’ Gonzales y ‘Quembol’ Guadalupe, tu hermano, nadie me podía tocar. Los dos sacaban cara por mí, ¡ellos metían más manazos! Ja, ja, ja.

Esos dos eran unos rottweiler...

Mejor imposible.

Veo que tienes tu marca patentada.

Patenté la marca ‘Puchungo Sport Bar’. Vuelvo con mi restaurante desde noviembre, pero no en el Callao... ¡no se puede competir contigo, Cuto! Me voy hasta Punta Hermosa. Ojalá no vaya la gente de mi barrio, ellos son ‘coleccionistas’ para no decirles rateros, ja, ja, ja.

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¿Cómo nace tu ‘chapa’?

A mi abuela le gustaba fumar su cigarro, yo le decía fumona. Ella me decía ‘Pucho’, por los puchos y porque era flaquito. Pero a mi papá no le gustaba. Después sale una canción de la ‘Sonora Matancera’, en una parte decía mi ‘puchunguito’, y mi viejo me puso así.

¿Con qué peso jugabas?

Con 55 kilos, era bien delgadito. Me llevaron a la ‘U’ para hacerme un tratamiento y subir de peso. Pero no fui buen profesional, nunca trabajé la masa muscular.

‘PUCHUNGO’ Y ‘KUKIN’ FLORES

Recibes homenajes en vida, no solo en el Callao sino también en Estados Unidos. Lo he comprobado, estuvimos en Miami con nuestros compadres Kike y Vanessa Paravicino ya que somos padrino de Thiago Paravicino, y lo he comprobado. ‘Puchungo’ es internacional.

Me dan miedo los homenajes. Pensé que me iba a morir. Tres en un mes, ja, ja, ja. Pero el mejor homenaje es el respeto que uno puede recibir de la gente en vida. Un día nos ofrecieron a mí y ‘Kukín’ Flores para que nos pinten en el Callao, pero Carlos no quiso, dijo que eso es para los muertos. Creo que él murió sin saber lo tan querido que era.

‘Kukín’ siempre soñó que todos los barrios del Callao se unieran. El día de su muerte lo hicieron...

Le hicimos vigilia en su féretro, ese día llegaron dos chicos de 10 años y lagrimeaban que te daban muchas ganas de llorar. ¿Qué habrá hecho Carlos por esos chicos? Era de buen corazón. Ningún gobierno pudo lograr lo que hizo Carlos.

Todo el mundo lo respetaba, hasta los policías...

Era una gran persona. Carlos tenía una enfermedad que era la droga. Nadie sabía su vida, lo que había pasado.

A él lo conozco desde Cantolao, si te contara, ¡qué abusivo, parecía un helado! Era XL...

Yo me bañaba con buzo, le decía: “Carlos, anda para allá”. Me respondía: “Primo, ¡qué pasa!”. Se llevó el título, ja, ja, ja.

UNIVERSITARIO DE DEPORTES Y ‘PUCHUNGO’ YÁÑEZ

¿Cómo llegas a la ‘U’?

Juan Carlos Oblitas me habló y me quedé hasta 1992. La frase: La ‘U’ es la ‘U’ la decía Samuel Eugenio, pero el ‘Puma’ (Carranza) era mediático, es el ‘Vargas Llosa del fútbol’. Aunque no aprendió a hablar, ja, ja, ja.

¿Cómo fue tu primer día?

Fui bien temprano al entrenamiento y comienzan a llegar los ‘tíos’. Samuel Eugenio me dice: “¿Qué haces acá, no dices que eres hincha de Boys? Acá estamos los de la ‘U’, la ‘U’ es la ‘U’”. Todo fue porque me habían hecho una nota en los medios y dije que era hincha de Boys.

Me muero...

Los otros ‘peso pesados’ sacaron cara por mí. Luego, siento que alguien me agarra del cuello, era Samuel Eugenio y me dice: “Sobrino, acá estás en Universitario, acá tienes que tener temperamento... tú vas a dormir en mi habitación”. Yo estaba temblando.

Me imagino.

Yo decía que era mi ‘taita’. A las 10 de la noche, él me decía que le había provocado un chocolatito y tenía que ir a comprarle, se le antojaba una fruta y tenía que conseguirle.

Has estado con las mejores modelos en su momento...

Es culpa de los periodistas. Giovanna Vélez, que trabajaba con Carlos Álvarez, era linda. Un fotógrafo me llamó para hacernos unas fotos. Me invitó al café teatro y yo le dije que vaya al estadio. Ella fue con la camiseta que le regalé de Universitario. Nos conocimos y comenzamos a salir.

Tú eras el más arreglado...

Gisela me invitó a su programa para un concurso de los jugadores ‘más pepones’. La valla estaba baja, no sean malos, eran puros feos. Al ‘Puma’ hasta despeinado le ganaba, pero en la ducha me supera, ja, ja.

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‘PUCHUNGO’ TROTAMUNDOS

¿Después te vas al extranjero?

Me voy a México, al Querétaro, luego regreso al Boys y después a Ucrania, agarré la época comunista. Había ganado 30 mil dólares, pero no los podía traer. Tuve que meter todo el dinero en mi cuerpo. No sé cómo entró en mis partes oscuras y llegué hasta Nueva York con la plata sudadita.

Luego...

Volví y jugué por ‘Muni’. Un día estaba chupando en la playa por Año Nuevo y mi papá me dice que llegó un fax para irme a Arabia Saudita. Dejé el tono, fui a mi casa a dormir un par de horas y agarré mi pájaro de acero. En un primer momento no sabía nada de ese país.

¿Cómo te enteras?

Algunos amigos me habían contado algo. Les decía que estaban locos, que cómo no va a haber mujeres, cómo no va a haber trago. ¡Siempre se consiguen!

¿Cómo hacías para calmar las ansias?

En los dos años comencé a automedicarme, no me quedaba otra. Jajaja.

¿Cómo así?

El empresario me llevó a Dubái y me dejó en el hotel para vernos al día siguiente. Yo dije: ¡Cómo dicen que no hay tragos! Había de todo. ¡Es más! Como he jurado decir la verdad, me tomé mi traguito esa noche. A la medianoche una chica toca la puerta. La hice pasar, pero me pidió cien dólares. No corre dije, no vaya a ser que me dé la golosa o me enamore y me quedaba sin plata. Solo tenía 300 dólares en los bolsillos.

Confirmaste que no era como te lo habían pintado...

Nada. Al día siguiente llega el empresario y salí en short: “Tienes que ponerte pantalón, tenemos que sacar la visa. Vas a jugar en otro país donde yo no puedo ir”. Ahí me di cuenta de que esto recién empezaba.

‘PUCHUNGO’ LLEGA A ARABIA SAUDÍ

Ibas a otro mundo...

Ahí me dijo que iba a viajar dos horas, solo iban musulmanes y los que trabajaban. Yo estaba en terno en un avión de dos pisos. Las mujeres y hombres vestidos normales. Antes de llegar a mi destino bajé al primer piso a ‘sapear’ y me doy con la sorpresa de que en el avión las mujeres iban de negro y los hombres de blanco. Me asusté. En mi ignorancia pensé que me había equivocado de avión. Estaba palteado.

Ya imagino lo que se te venía...

Muchas cosas, 7 meses en blanco, sin verla, solo viendo El Chavo del 8′ en árabe.

¡Dios santo!

Llegué al club y viene el capitán del equipo, era un moreno más o menos de tu vuelo, y me lleva para presentarme ante todo el plantel y me agarro de la mano. Me asusté, yo decía qué está pasando, profe por favor que me suelte. En ese momento pensé si así me ven la gente del Callao me hacen leña. Luego me enteré que llevarte agarrado de la mano era una señal de amigos.

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