Por: José 'Huachano' Lara
Esta medalla de plata comenzó a forjarse en Huancayo hace 20 años. Una pequeña Kimberly García, de entonces cinco años, saltó a la pista y comenzó a practicar la marcha atlética, emulando primero a su prima mayor y luego a los atletas olímpicos que veía por la TV junto a su padre. En esos tiempos soñaba con participar en unas Olimpiadas y colgarse una presea para dedicársela al Perú. El próximo sueño tiene como escenario Tokio, en el 2020, y estamos seguros de que también lo hará realidad.
¿Cómo empezaste en este deporte?
Cuando tenía 5 años. Vengo de una familia que siempre ha practicado la marcha atlética y mi papá, José Antonio, me mandó a practicar con mi prima Minerva. Al principio era como jugar, como para todo niño.
¿Tienes bien presente ese momento?
Sin duda. En Huancayo, con mi prima, hice los primeros movimientos, al principio imitándola y el entrenador Pedro Cañizares, que sigue trabajando conmigo, dijo que tenía condiciones.
¿Luego qué vino?
Mi primera medalla. Inolvidable. A los 9 años gané mi primer torneo regional en categoría Infantil. Me sentí muy feliz de vencer a tantos que se habían preparado mucho tiempo. A partir de ahí mi papá me mostraba las marchas que se realizaba en las Olimpiadas.
¿Eso te inspiró?
Desde ese momento le dije a mi papá que quería llegar a unas Olimpiadas, ese fue mi objetivo a esa edad.
Y lo lograste...
Sí, participé en las Olimpiadas de Río 2016 y quedé ubicada en el puesto 14, pero ahora apunto a más.
¿A qué?
Ahora quiero ganar una medalla olímpica en Tokio. Creo que estoy por buen camino, creo que ahora tengo la experiencia y la preparación para hacerlo. Ese es mi sueño de niña, quiero ganarlo para el Perú.
¿Qué tal alumna eras en el colegio?
Bien, no era la más estudiosa pero tampoco estaba mal. Creo que me defendía bien, era una alumna regular.
¿Fuiste a la universidad?
Sí, estaba en la universidad estudiando Odontología, pero me tuve que retirar, ya que no tuve la facilidad para cumplir con los horarios por los entrenamientos.
¿Eres casada?
No, soltera.
¿Con enamorado?
Sí, pero no me gusta hablar mucho del tema. Tengo una relación hace 6 años.
¿Cómo se llama?
César Rodríguez y lo conocí en la marcha atlética, ya que también hace este deporte.
¿Es detallista?
Sí, es cariñoso. Le gusta regalarme chocolates.
¿Flores?
No, pero porque a mí no me gustan mucho.
¿Qué hobbies tienes?
Dibujar, ir al cine, escuchar todo tipo de música, leer de todo.
¿Vives sola?
Con mi familia, mis padres José Antonio y Gabriela y mis dos hermanos Salvatore y Diago.
¿Te pierdes de hacer varias cosas de jóvenes por ser una atleta de alta competencia?
El deporte me prohíbe salir a fiestas. No puedo tomar ni bailar, uno siempre está metido en los entrenamientos, es lo que elegí y decidí, y me gusta hacerlo.
Al principio te debe haber costado mucho...
Sin duda, no vengo de una familia de mucho dinero, pero a pesar de eso mi familia me apoyó mucho y me sigue apoyando, pero eso no es suficiente para ser un deportista de élite.
Quedar segunda en los Panamericanos debe haber sido muy especial...
Fue una revancha conmigo misma, ya que a Toronto fui como favorita para obtener una presea y no lo conseguí. Por eso fue muy especial.
Entonces, ¿ahora cambió tu vida?
Para mí, sí. Sin duda, ganar una medalla era mi objetivo y lo pude lograr. No lo puedo negar. Era un objetivo primordial.
¿Qué te dice la gente?
Muchas cosas bonitas, como por ejemplo que soy un orgullo para el Perú, que soy un orgullo para ellos, para los peruanos, que valgo un Perú.