Por: José Reynoso Alencastre
John Trebejo es el reflejo de la persona que nunca se rinde ante la adversidad. Ni cuando era niño ni hoy a sus 29 años. Medalla de oro con el equipo de kata en los Panamericanos, sueña ahora con ganar un mundial. El ‘bullying’ lo marcó y lo empujó a convertirse en el nuevo ídolo de karate en el Perú. Esta es su historia...
¿Por qué elegiste karate?
Practiqué fútbol, tenis de mesa y hasta me llamaba la atención el atletismo. Pero me gustaban las películas de Jackie Chan, Van Damme y Bruce Lee. En el colegio era el más chico del salón, todos me llevaban un año y algunos me pegaban, dije ahora voy a aprender a defenderme y así empezó todo.
Pasó el tiempo, creciste, ¿te encontraste cara a cara con uno de ellos?
No eran abusivos, solo palomillas, pero justo ahora en los Panamericanos me vi con uno de los muchachos que fue voluntario, estuvimos en la Villa y recordamos esos momentos.
¿Cuándo te diste cuenta de que podías llegar lejos?
Empecé en el Cusco a los 9 años en una academia, a los 10 gané mi primer torneo y me di cuenta de que podía ser campeón del mundo, ese es mi objetivo. Ya participamos en cuatro mundiales y en Francia 2012 estuvimos cerca de disputar la medalla de bronce.
¿Te cambió la vida ganar la de oro en los Panamericanos?
Radicalmente. No esperaba tanta repercusión, pero es bueno para nuestro deporte, que a decir verdad no tiene el apoyo necesario. Sabíamos que había mucha expectativa, aunque no que se llegara a los niveles alcanzados. Queríamos dejar en alto el nombre del Perú por un sentimiento patriótico, jamás pensamos en premios o dinero ni en el departamento.
Con tanto entrenamiento, ¿hay tiempo para el amor?
Claro. Tengo la suerte de que mi pareja Saida Salcedo también es karateca y ganó la medalla de bronce en estos Juegos.
Hace y le gusta lo mismo que a ti...
Sabemos cómo es la vida del deportista, tenemos casi los mismos amigos y nos movemos en los mismos círculos, claro que cada uno también tiene su espacio porque como casi todo lo hacemos juntos, siempre es bueno no invadir lo que hace el otro.
¿Cómo la conquistaste?
Era muy tímido antes. A mi favor jugaba que nos conocíamos desde chicos, así que en un torneo en Japón, en el 2013, me mandé y me aceptó, y aquí seguimos felices.
¿Estudiaste una carrera?
Soy recibido en Derecho en San Marcos. Me costó bastante, pero todo lo que me propongo lo hago y así fue con los estudios. Hubo profesores que me ayudaron cuando viajaba a competir, otros no tanto, ya que éramos como 200 alumnos y no sabían qué hacía. Fue una bonita etapa universitaria. Espero ejercer más adelante en algo relacionado al deporte.
¿Fiestas, traguitos?
Salgo de vez en cuando. También brindo, pero nunca me emborraché. Cuando una competencia está cerca me cuido y concentro para dar el máximo.
Eres parte de un equipo de tres personas, es importante llevarse bien entre ustedes...
Somos amigos hace 15 años, socios en la academia y si hay un problema se arregla. Las pocas veces que discutimos fue porque fallamos en algo y somos muy perfeccionistas.
¿Ahora que son más conocidos, aparecieron más sponsors?
De momento, ninguno. Seguimos con el que tenemos desde hace tiempo y no nos pide nada a cambio. Al contrario, tiene que pagar impuestos por ayudar al deporte. Así están las cosas.
¿Y la ley de mecenazgo deportivo?
Espero que se acerquen a las empresas y les expliquen eso, porque sé que hay gente dispuesta a apoyar ahora que vieron que hay deportistas competitivos, eso sería importante.
¿Cómo financiaron su participación?
El IPD nos ayudó siempre y más el último año, no podemos quejarnos. Se vienen próximos campeonatos internacionales y deberíamos estar para llegar bien al mundial del otro año en Dubái, pero ya nos dijeron que no hay mucho presupuesto, así que iremos solo a dos torneos.
¿Fuiste al homenaje del Congreso? ¿Ahí se pudo hablar algo?
No pude por falta de tiempo. Mis compañeros acudieron por respeto a una institución del Estado, aunque sabemos que muchos no querían que se realicen los Panamericanos y luego sí aparecieron para la ceremonia. Me llamó un político para ofrecerme un homenaje, revisé un poco y me di cuenta de que solo buscaba beneficio para él y no para el deporte, por eso no acepté.
¿Vives del karate?
Gracias a Dios, sí. Con los compañeros que ganamos tenemos una academia llamada Bushinkan y cada uno está en una sede, eso nos genera ingresos. Los padres de familia nos apoyan para algunos viajes y eso es de agradecer.
¿Qué te parece que los ‘chicos reality’ cobren casi 20 mil dólares y los deportistas de élite tengan que estar buscando auspicios?
No estoy de acuerdo, pero si se los pagan, será porque los generan. Esos programas le gustan a la gente. No estoy en contra de que los deportistas participen en ellos, pero que difundan el deporte, hablen de lo que hacen y no de su vida íntima.
Un fuerte abrazo y que sigan los éxitos...
Gracias a ustedes por apoyarnos en el diario.