Se quitó la mascarilla y habló sin ‘pelos en la lengua’, como siempre le gustó. Su manera de ser ha hecho que muchos lo consideren un ‘agrandado’, pero Johan Fano no piensa cambiar y va de frente. El autor de uno de los goles más gritados por los peruanos en los últimos tiempos, entró al área con Trome.
Estoy en Medellín. Gracias a Dios por aquí no hay tantos infectados. La gente acata las órdenes y solo se puede salir una vez a la semana, con muchas medidas de seguridad.
Así es. Veo la televisión y me doy cuenta de que somos especiales.
Hablan así porque nunca fui ‘chupamedias’ de nadie ni alcahuetero y menos ‘sobón’. A mí no me gustaba que solo siete se saquen la m... en la cancha y el resto esté en otra. O que en un entrenamiento algunos se relajen. Eso no iba conmigo.
Parece que ser directo no caía bien, pero mira a los que dicen eso de mí cómo están ahora y cómo estoy yo. Fui goleador en México, en Colombia y en Perú. Todo me lo gané trabajando y nunca fui un mediocre.
Puede ser, pero también ayudó que no tenía buena prensa. Hacía goles en ligas más competitivas que la peruana, pero para los medios no existía. Como no regalaba camisetas o invitaba ceviches, no caía bien.
Jorgito es un personaje. Sabía que le iba a ir bien porque era un obsesivo del trabajo. Un día me invitó a almorzar a su casa. Me sorprendió, porque era bien ‘duro’ y en esa época no le sobraba nada, pero fui.
Había cuatro pizarras y dos televisores encendidos con fútbol. Habremos comido en quince minutos y el resto del tiempo fue para darme charlas de cómo debía jugar y moverme. Me tuvo como tres horas con videos.
Lo que me dijo se dio tal cual en el siguiente partido. Es ahí que el entrenador te gana, te convence.
Yo era el goleador del equipo, pero se me cerró el arco. Eran cuatro o cinco partidos que no la metía y un día me empeciné en anotar como sea.
Fui egoísta y jugué buscando mi tanto, pero nada. El equipo igual ganó, pero Roberto me dijo: ‘Por hacer eso, te vas a la banca’.
Le reclamé. Le dije: ‘soy el goleador, no me puedes hacer eso’, pero me explicó que había hecho mal.
No jugué una fecha y en la siguiente estábamos perdiendo. Como el técnico estaba expulsado, y dirigía desde la tribuna, su asistente me manda a la cancha. Entro, meto el gol del triunfo y voy a celebrarlo frente a él. Me senté en el césped, como diciéndole: ‘el sentado te salva’.
Acaba el partido y en el camarín se acerca y me dice: “linda celebración, ‘Fanito’. Por eso vas a seguir sentado”.
Por el rival, la trascendencia, se puede decir que sí. Donde voy, todos me dicen que saltaron con ese tanto y la cara de felicidad de la gente ese día no me la quita nadie.
En 2001, luego de destacar en Boys, paso al Alianza solo por la Copa, ese era el arreglo con el empresario. Todo estaba arreglado y me termino lesionando de la rodilla. Paré 8 meses y todo se fue al diablo.
Espero que el otro año. En unos meses sacaré la licencia pro y quiero comenzar dirigiendo en Colombia, pero, si me llaman de Perú, encantado.
Si llegas tarde a un entrenamiento, se conversa, pero si vienes con olor a alcohol, ahí está más complicado. Pero sólo perdonaré una vez, a la próxima lo saco del equipo así el dirigente diga que es la figura.
Paisanos, seamos conscientes de lo que estamos viviendo. Si seguimos saliendo y no respetamos la cuarentena, luego no nos quejemos y culpemos de todo al presidente.
Contenido GEC