El tiempo ha pasado, pero el look del cabello largo está intacto. En su época de jugador no se guardaba nada, tampoco a la hora de declarar. Jean Ferrari y sus recuerdos cuando corría tras un balón.
Sé que lo dice con mucho cariño.
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A todos no les doy confianza.
Pasé de frente y de manera muy educada me pidió que salga y vuelva saludando.
Cuando llegué a la ‘U’, todos estaban sentados. El capitán Roberto Martínez me vio y me ordenó: ‘Cámbiate en la esquina’ y fue mi lugar mientras estuve en el club.
Con los labios rotos, tenía que enfrentar a Carranza y al ‘León’ Rodríguez.
Fui a disputar un balón y me rompí el maxilar superior.
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Ninguno, tampoco se echaban perfume. Te digo algo más, ¿sabes qué consejo te daban los mayores?
Tienes que entrar a la cancha sin afeitar, oliendo mal. Para que sepan que eres malo.
Nos llevó a un fulbito al penal de ‘Lurigancho’. Fue 6 contra 6 y el ‘León’ empezó a meter taba y uno de los presos reaccionó y casi revienta la bronca. Menos mal se calmó todo, sino qué hubiera pasado.
En el 2006 me reuní con el profesor Gerardo Pelusso.
Claro. Fui a su departamento en Miraflores, dejé mi auto en la entrada del edificio y cuando bajé me habían robado los espejos.
Timbré el intercomunicador y le conté. ¿Adivina qué me contestó?
“¿Y qué quieres?, ¿qué yo te pague?”.
Era ir contra mi esencia y mi naturaleza.
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Peleaba el descenso. Encima toda mi familia es chalaca y estaban felices.
Recuerdo que nos tocaba el Junior en Barranquilla y solo un triunfo nos clasificaba a la liguilla final.
En el vestuario, le alcanzaron el celular a Jairo ‘Tigre’ Castillo y le avisaron: ‘Te llama el jefe’.
Contestó muy serio, el camarín mudo y cuando colgó nos dio el mensaje: ‘Dice que hay que ganar sí o sí’.
Fue victoria 2-1 con gol y pase de Jairo.
Viajamos a Europa y nuestros uniformes eran marca chancho. Él juntó bolsas y las llenó de tierra.
Les decía a los adversarios: ‘La he traído de Machu Picchu’ y le creían, y se trajo como 20 camisetas de calidad.
En Copa Libertadores enfrenté al uruguayo Fabián O’Neill.
Me insultaba: ‘Peruanito muerto de hambre’.
Me había enterado que criaba ganado y se la mandé: ‘Calla saca leche’.
Hay que sincerar el problema y pagar realmente lo que se debe y nada más. Si se sigue en esa ruta, se hundirá la institución.
A ustedes y debemos cuidarnos para salir bien de esta pandemia.
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