Jean Deza es el claro ejemplo de la autodestrucción. El poco talento que parecía tener siempre vivió por debajo de los escándalos y las faltas de respeto en distintos clubes o la selección peruana, a la que siempre quiere volver. La última de sus exposiciones ha sido la pelea verbal con Santiago Silva, su compañero de equipo en Cienciano. Justamente en el cuadro cusqueño, que le dio la chance de volver a la palestra, tendrá la enésima oportunidad de enderezar el camino a sus 29 años.
Criado en una zona ‘picante’ del Callao, Deza se caracterizó por varias cosas: su habilidad con la pelota, pero también su afición por los ‘brindis’ desde corta edad, lenguaje con lisuras, vestimenta llamativa y nula disciplina desde que le dieron la chance de entrar al fútbol profesional. Nunca aprovechó las oportunidades.
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Peor aún, sus ex parejas Kleydi Rossi, Elva Vracko y Andrea Castillo lo denunciaron por maltrato físico y detallaron los golpes que les daba. Por su parte, Hilary Arizaga, de solo 20 años, le exigió asumir la paternidad de su bebé en 2015. Además, a quien llaman ‘ratón’ se relacionó con escandalosas mujeres de la farándula que lo hundieron aún más.
Vamos ahora al fútbol. Jean Deza pasó por diez equipos antes de recalar en Cienciano. En casi todos ellos se fue envuelto en problemas, despedido o ‘pateando el tablero’. Hagamos un repaso de aquellas indisciplinas que incluyen una con la mismísima selección peruana, en un hecho increíble.
El primer club del delantero fue uno de Eslovaquia donde logró un par de trofeos allá por 2012. Sin embargo, en la siguiente temporada bajó demasiado su nivel y no le importó ser suplente. En total y pese a ser atacante, solo anotó cuatro goles en los dos años que militó en el MSK Zilina. “Nunca cambió y no le gustaba la disciplina”, declaró su entrenador de aquel entonces, Frans Adelaar.
Tras el Sudamericano Sub 20 del 2013, donde Perú casi consigue el acceso al Mundial, el jugador en vez de seguir en Europa se vino a jugar a San Martín. Allí empezó a aparecer en ‘ampays’ con bailarinas, llegar en mal estado a los entrenamientos y por ello Julio César Uribe, entrenador ‘santo’ lo mandó a la reserva. En la cancha tampoco producía, ya que marcó un solo gol en diez partidos.
Antes de finalizar el 2013 fue cedido a préstamo por San Martín al Montpellier de Francia. Una gran chance que despilfarró. Se la pasó lesionado y en 2014 se vino a Perú por las fiestas de diciembre y decidió quedarse en Lima a veranear. Algo similar hizo en Levski Sofía allá por 2016. Arribó a nuestro país en diciembre, pisoteó el reglamento del club, se quedó un mes y terminó demandado por abandono de trabajo ante la FIFA y sancionado siete meses sin jugar.
Si bien había fracasado en Matute en 2015, Alianza Lima anunció su fichaje para finales del 2019. En junio del 2020, el club comunicó su despido tras una suma increíble de indisciplinas. Apareció en cuatro ‘ampays’, de fiesta en plena pretemporada y rodeado de mujeres negativas. Los hinchas amenazaron con golpearlo y en números solo jugó tres partidos y, como era lógico, no hizo goles.
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Ser llamado a la ‘Bicolor’ es un honor para todos los jugadores, pero no para Deza. El atacante fue convocado en el 2014 por Pablo Bengoechea, de cara a los amistosos contra Inglaterra y Suiza. ¿Qué pasó? El jugador se molestó con el técnico porque lo cambió en el segundo tiempo ante los ingleses. Habló con Bengoechea y le dijo que se iba de la concentración. “Si te quieres ir, vete”, le dijo el ‘profesor’. Deza retrocedió, se quedó, pero ya no arrancó ante Suiza.
La vida de un futbolista puede tener altas y bajas. Pero a veces el mismo jugador se empuja al abismo
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