Australia enfrenta a Honduras en el juego de ida por el repechaje entre Concacaf y Asia rumbo al Mundial Rusia-2018 en una ciudad de San Pedro Sula (norte) blindada. Los 'socceroos' se moverán por zonas controladas a punta de botas militares y policiales.
"No hay nada qué temer, a los australianos los vamos a llevar a comer baleadas y pollo chuco", dijo con humor a la AFP el comisario Jorge Rodríguez, portavoz de la policía de la segunda ciudad del país, situada 180 km al norte de Tegucigalpa.
Las baleadas no son de plomo sino frijoles molidos envueltos en tortillas de harina, un plato típico popular San Pedro Sula, en Honduras.
Tras la calificación de Australia al repechaje, estalló como una bomba en Sidney la noticia de que sus jugadores llegarían a la capital de los asesinatos y del VIH/Sida en Honduras.
Hace cinco años San Pedro Sula, en Honduras fue bautizada por una ONG mexicana como la segunda ciudad más violenta de América Latina, después de la mexicana Ciudad Juárez, un feudo de los poderosos carteles de narcotraficantes. Ahora las cosas han cambiado pero con despliegues militares y policiales.
El Honduras vs. Australia se disputar en el Estadio Olímpico Metropolitano, con capacidad para 40.000 aficionados, que tiene la cancha rodeada por serpentinas de púas y queda a la orilla de un cañaveral de más de 5.000 hectáreas donde otrora los pandilleros llegaban a botar cuerpos o a desmembrar personas con motosierras.
Desde hace cuatro años, cuatro batallones --con 500 efectivos cada uno-- de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) tomaron el predio, lo rodearon con un cerco de alambres e instalaron su campamento.
Pero "esta es una bomba de tiempo, aquí, las maras nunca se van. Esto es un cementerio clandestino. El problema está latente. (Las maras) operan como guerrillas", afirmó a la AFP un capitán de la PMOP en el portón de entrada al campamento, por donde salía un convoy de vehículos verde olivo de los distintos batallones.