Era el diferente de esa generación de jugadores de Alianza Lima que nos dejó hace 35 años y enlutó al fútbol peruano. En la cancha Luis Escobar era imparable para los defensas rivales y fuera de ella también quería ser el número uno en todo. Por eso el ‘potrillo’ era selectivo a la hora de elegir sus amigos para irse de juerga. “tú no estás a mi nivel, tienes que mejorar” le decía a unos, mientras que a otros los hacía de lado con frases como " tú eres light, te gusta más parar por San Isidro o Miraflores”.
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Lucho se rodeaba de compañeros de club, pero también de jugadores de otras instituciones como César Loyola que era figura en Sporting Cristal. El ‘potrillo’ y el ‘rayo’ se conocieron en las selecciones juveniles e hicieron una amistad que trascendió los campos de fútbol y por eso no era raro que se encontraran luego de los entrenamientos para comer algo y de paso mojar la garganta.
De rumba por La Victoria
Fue precisamente en una de esas salidas en las que los amigos se ‘agarraron’ en un duelo de bailadores de salsa. Para los de esa generación, el puntero celeste era el mejor bailador de salsa del fútbol peruano, menos para el aliancista que se consideraba el número uno en la pista de baile. Por eso cuando llegaron al ‘Salaverrino’, un restaurante de comida trujillana en La Victoria, y luego de tomar algunas cervezas Lucho le soltó a su amigo César: " si eres bravo como dices nos agarramos a un mano a mano y el perdedor pagar toda la cerveza”.
El celeste aceptó el reto y empezaron las apuestas entre los presentes. Daniel Reyes y ‘Pacho’ Bustamante se la jugaron por el puntero mientras que Willy Laya y Milton Cavero fueron con la ‘figura’. La música de Ángel Canales empezó a sonar en el equipo de música que siempre llevaba Escobar y el primero en salir al parquet fue Loyola. Por eso época no había ‘urracos’ ni sapos que grababan todo, pero como a los muchachos no les gustaba ser molestados cuando brindaban se ubicaron en un mezanine del local.
Empieza el mano a mano
El padre de Nilson fue el primero en bailar y demostró porque era considerado el ‘capo’ . El ‘rayo’ se cansó de hacer pasos imposibles para los demás. Mientras todos miraban asombrados la destreza del cervecero, el ‘potrillo’ le decía a Cavero “no pasa nada con César ya sé cómo lo voy a revolcar”. Cuando llegó el turno a Escobar, el aliancista pidió aplausos y empezó a rumbear. Lucho sabía que tenía que hacer algo que marcara la diferencia y por eso en un momento cogió un vaso de cerveza lleno, se lo puso encima de la cabeza y la ‘rompió’.
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El ‘potrillo’ sorprende y el ‘rayo’ pierde por KO
“Te pasaste Lucho” le dijeron los presentes. Loyola pidió una canción más y el victoriano le dio la oportunidad. El ‘rayo’ quiso romper los esquemas e improvisar y cuando empezó a sonar la música se subió encima de la mesa y empezó a moverse. Todo iba bien hasta que el rimense se dio un volantín en la mesa, pero se olvidó que el techo era bajó y cuando se levantó se golpeó la cabeza y quedo noqueado por el impacto. Sus compañeros fueron a auxiliar al cervecero que no respondía. Escobar miró, se agrandó y dijo. “El rayo es bueno, pero yo soy el mejor dentro y fuera de la cancha”. Así era Luis Escobar, figura, crack, un futbolista que tenía todo para marcar época.
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