camina por última vez al centro del campo del Weser Stadion, los reflectores apuntan sobre él, será la última caminata que hará en su partido de despedida. En ese momento yo ya había llorado de emoción por todo lo vivido en la tarde del sábado 24 de septiembre que lo tendré presente siempre. Es el adiós de una leyenda llamado Claudio Pizarro y es peruano. Sobre su corazón y su mente solo había alegría y miles de emociones más que difícilmente se podría describir, pero lo puedo percibir desde la tribuna. Era la despedida que todo futbolista sueña y que son contados con los dedos de la mano los que lo pueden tener.

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Ya sobre el círculo central del campo se saca los chimpunes color verde con los que jugó su partido de despedida y los dejó sobre el césped en señal de agradecimiento al club que le abrió las puertas de Europa. Desde ahora, ese par de chimpunes, se lucirán siempre en el museo del club verde. Todo sucede ante la mirada de más de 43 mil espectadores que se dieron cita para el adiós del delantero que los medios y los hinchas alemanes lo bautizaron como el ‘Bombardero de los Andes’.

La historia había empezado hace un poco más de 22 años, mayo del 99, cuando Pizarro de Alianza Lima es transferido al club alemán y el atacante cruzó el charco acompañado de su manager Carlos Delgado en busca de conquistar el mundo con sus actuaciones. Y lo hizo a lo grande. Se va un hombre que con sus goles conquistó a los hinchas del Bremen y de gran parte de los alemanes.

Ver que los alemanes lo adoran me enorgullece como peruano. Todos los asistentes, grandes y chicos, jóvenes y abuelos, le muestran cariño y agradecimiento. Todas las entradas y las camisetas de edición especial por su despedida se habían agotado con anticipación. La fiesta vivida fue muy emocionante de principio a fin. Cada momento vivido será recordado por siempre.

Cuto Guadalupe cuenta cómo es su relación con Claudio Pizarro (Foto: Trome)
Cuto Guadalupe cuenta cómo es su relación con Claudio Pizarro (Foto: Trome)

¿CÓMO SE CONOCE CUTO CON PIZARRO?

Con Claudio Pizarro me une relación de años por el fútbol, a pesar de que no nos vemos seguido, pero no es necesario. En varios pasajes del fútbol profesional hemos coincidido, nos hemos enfrentado, hemos compartido en la concentración y en una oportunidad me visitó a mi Restaurante Cuto 16 en la que me donó una camiseta del Bremen autografiada para la colección. Pero el momento que más recuerdo con Pizarro es cuando coincidimos en la concentración cuando jugábamos por la selección peruana en el año 95. Yo estaba concentrado con la selección sub 20 y Claudio Pizarro concentraba por la selección sub 17. Todo sucedió en la base Las Palmas de Surco. Él solía ir a mi habitación que compartía con mi hermano Jorge ´Loverita’ Ramírez.

Claudio Pizarro iba a mi cuarto con un par de compañeros de su grupo y lo hacía porque la pasaba bien con nosotros ya que lo hacía reír con mis ocurrencias. Normalmente solía contar chistes y me ponía a bailar lo que generaba un buen ambiente en mi habitación. Ese episodio quedó marcado para toda la vida y en las oportunidades que hemos tenido para conversar hemos recordado esas convivencias que serán inolvidables.

En esos tiempos reíamos por un chiste o por una broma, pero hoy me voy llorando de lo emocionado que fue ver la despedida de Pizarro. Era imposible no quebrarse al ver cómo todo ese público se rinde ante nuestro compatriota. Qué tal orgullo. Soy testigo del cariño que le tienen y se lo muestran en vida sin sonrojarse. Las luces reflejan en el centro del campo el mapa del Perú, los escudos de sus equipos que lo vio hacerse en el fútbol peruano como Pesquero, Alianza Lima y de la FPF, así como de los escudos de sus clubes europeos por los que jugó.

ASÍ SE VIVIÓ LA DESPEDIDA DE CLAUDIO PIZARRO

En el estadio suena la canción Wonderwall (muro o pared de maravillas) del grupo Oasis. Con esa música los asistentes siguen disfrutando y vibrando del homenaje a Claudio Pizarro, al mismo tiempo que encienden las luces de sus celulares para acompañar esa noche que será inolvidable para ellos y, por supuesto, para nuestro compatriota, como lo será para mí.

Sobre la esquina de la tribuna occidente y sur Claudio Pizarro da sus últimos pasos, sin zapatos, al mismo tiempo que levanta los brazos aplaudiendo en señal de agradecimiento, pero su nombre quedará inscrito en el corazón de los hinchas del Bremen y cuando esos corazones dejen de latir, no habrá problema ya que ellos se habrán encargado de transmitir de generaciones en generaciones que los nuevos hinchas recuerden que un día pasó por Bremen un jugador llamado Claudio Pizarro y que se convirtió en leyenda.

Si algún día cuentan mi historia que digan que yo vi la despedida de Claudio Pizarro y fui testigo de cómo conquistó y se volvió ídolo de los alemanes con sus goles. A mí nadie me lo contó, yo lo vi o lo viví y lloré de emoción de ver triunfar a un peruano.

Nos vemos el próximo lunes.

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