Hola, soy Víctor Reyes, ‘Vitito’ para todo el mundo. Nunca fui goleador en mi carrera profesional, en el fútbol peruano. Eso sí, cuando anoté en la ‘selva de cemento’ me sacaron en andas. Historias, me sobran. Relatos, abundan. Hechos reales que parecen mitos, leyendas. Es que, cuando calentaba la pólvora, ‘mojaba’ más que y Gianluca Lapadula juntos. La historia de hoy en los ocurrió cuando jugaba en

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“A mí, nadie me quita lo vivido”. Es el cliché del que se cree recorrido, tramposo, que no le interesa si hizo daño. A mí me han amado, me han querido y me han deseado. Por eso, en el repaso de mi vida, tengo una espina en mi corazón que voy a cargar hasta el último día de mi existencia. Hace poco vi los ‘ampays’ del ‘Chorri’ y por segunda vez ha tenido que sacar las rodilleras con su ‘patrona’.

Todo eso me recordó algo peor a lo que vivió el volante. Me porté mal con una dama, una señorita de su casa, una profesional. Es de lo único que me arrepiento en mis 56 años. Cuando se me viene a la memoria, tengo un cargo de conciencia. En 1991, renové con Alianza Lima y de prima me dieron un departamento en Roque y Boloña, en San Antonio, Miraflores.

vitito Reyes vivió un drama peor del que sufrió Chorri Palacios tras sus dos ampays  (Foto: GEC)
vitito Reyes vivió un drama peor del que sufrió Chorri Palacios tras sus dos ampays (Foto: GEC)

Mi novia Abby me ayudó a decorar la sala, la cocina, compró las cortinas, hasta la tapa del baño. Pero se fue al extranjero ocho meses, porque yo todavía quería seguir con mi vida loca en La Villa Íntima donde no gastaba en ‘telo’, toallas, ni papel higiénico.

Por ‘Partirme’ me jugaron sucio en Matute

Quedamos en que, a su regreso, nos casaríamos. Por civil y de blanco. En ese lapso conocí a Gisela, quien luego sería la madre de mi hijo Víctor José. A los cuatro meses nos ‘empatamos’ y para mi mala suerte, apareció la chica que se fue de viaje. Se me acabó la gracia, el vacilón. Caminaba enfermo, ido, sin chispa, se me venía un problemón.

Le dije a Abby que el ‘depa’ lo había vendido para invertir en unas chacras en Chincha. Me creyó. Retomamos el romance y pensaba que seguía soltero. Me recogía todos los días después del entrenamiento. Recuerdo que varios compañeros me querían ‘partir’. Y es que estaba guapísima. Todo estaba bien, como dice la canción de ‘Río’, hasta que un ‘malaleche’ que me quiso atrasar, me centró y me jugó sucio. Le contó que yo seguía viviendo en Miraflores. Y ella fue a averiguar.

Ese día se encontraron mis dos novias. Conversaron hasta las 10 de noche. Yo paseaba en mi auto y mi sexto sentido me decía que no debía aparecer por mi casa. Cerca de las once metí la llave a mi puerta y Gisela me atendió sin ningún problema, muy cariñosa, sin molestias ni darme ninguna pista. Me fui a dormir. Al otro día, plan de 6 de la mañana, sonó el intercomunicador. Era Abby.

Vitito Reyes ahora sonríe, pero aprendió con dolor una dura lección de la vida (Foto: GEC)
Vitito Reyes ahora sonríe, pero aprendió con dolor una dura lección de la vida (Foto: GEC)

Me atacaron por los dos lados

Mi pareja, sin inmutarse, me pasó la voz: “Te están buscando”. Cuando salí a la sala, vi a ‘la otra’ sentada en el sillón esperando que le dé una explicación. Gisela mirándome fijamente con unos ojos que eran una escopeta. Abby me disparaba sus palabras. Yo me puse morado y quería aventarme por la ventana, pedía que me tragara la tierra. Hasta el más ‘cara de jebe’ tartamudea. Me agarraron en demencia. Con la mente en blanco. No tuve repertorio para salir jugando. Me faltó rapidez mental para solucionar el impasse. No se lo deseo a nadie.

Respiré hondo y me acerqué a Abby: “Qué haces acá”. Ella me respondió con furor de una mujer herida: “He venido para desenmascararte... Por qué haces esto conmigo si soy una buena persona”. No supe qué hacer. Me sentí una basura. Solo atiné a decirle que se vaya y que luego conversaríamos. Ella replicó: “Por qué no fuiste sincero. Me hubieras dicho la verdad para no perder mi tiempo”. Tuve que pedirle disculpas con cara de bobo. Encima, se me venía otra ‘guerra’. Allí, nada que soy parador.

Hice la ‘Fuga del Chacal’

En esa situación ni varias compañías de bomberos apagan el incendio. Fiel al castigo, Abby me pedía que dejara todo delante de Gisela. No quería irse. Hasta que no tuve mejor idea que meterme al baño y me fugué por una ventana chiquita. Regresé a la medianoche a mi domicilio y mi conviviente con cara de palo y un ‘rifle’ me esperaba en la habitación. Con la mente fresca, saqué mi mejor libreto, le di por su lado y después de varias horas de ‘suplicatorio’, la convencí.

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Después de unos años, me divorcié de la mamá de mi hijo y mi exnovia no se ha casado. No quiere saber nada de los hombres. Quedó traumada por mi culpa. Entendí que con las mujeres hay que ser sinceros. “Soy casado y amo a mi esposa”, se las canto en una. Si alguna quiere, avanza. Y si no, se lo pierden. Nadie merece arruinarle la vida a nadie. Y yo lo hice con una dama, alguien que valía la pena. Como dice la canción ‘Perdóname’ de Grupo 5: “Si lastimé tu corazón y te hice mucho daño, perdóname… No me llevé de una ilusión, yo lo hice por amor, perdóname…”

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