POR: JOSÉ ‘HUACHANO’ LARA
El gran Héctor Chumpitaz, a sus 76 años, sigue firme como una roca. Hombre de mil batallas, Capitán de América y leyenda de nuestro deporte, hace un alto en sus distintos quehaceres en el hogar para encontrarse con sus hinchas.
Don Héctor, ¿cómo pasa la cuarentena?
Cumpliendo al pie de la letra las recomendaciones.
¿Y para entretenerse?
Pinto los maceteros, los estoy dejando ‘pititos’ (relucientes), en el jardín siempre hay algo por hacer.
¿Hace deporte?
Jugamos vóley. Armamos dos equipos de tres con mi esposa, hija y nietas en la parte posterior de mi casa. También un poco de baile.
¿Entra a la cocina?
Siempre le ayudo a mi esposa. Pico la cebolla, pelo papas, ayudo en lo que pueda.
Es todo terreno...
También lavo la ropa. Es algo normal. Eso me enseñó mi mamá desde niño.
¿Sus platos favoritos?
Frijoles, olluquito, tallarines, arroz con pato, cuy, mondonguito, de todo.
¿Pasea por su museo personal?
Había empezado a arreglarlo y a la semana de haber comenzado se dio la cuarentena, todo quedó parado hasta nuevo aviso.
¿Cuántas camisetas ha coleccionado?
Más de cien.
¿Las más valiosas?
La casaquilla roja ‘5’ de Perú con la que jugué el Mundial de México 70, la que usé con ‘Resto de América’ y la camiseta de Pelé.
¿Algún recuerdo de Diego Maradona?
Me habían operado del tendón de Aquiles en la pierna izquierda, estaba internado en la clínica y Boca Juniors había venido a jugar a Lima con Maradona. En eso apareció él, fue a visitarme y saludarme. Me firmó el yeso que hasta ahora lo guardo en mi museo con mucha gratitud. Ese día fue una locura, todos querían ver y saludar a Diego.
¿Se perdió el Mundial de España 82 por esa lesión?
Sí. Me habían operado y estaba en recuperación total. Estábamos concentrados en el Club El Bosque, entrenando y pisé mal, me volví a romper el tendón. Ahí se acabó la posibilidad de poder jugar tres mundiales.
Hizo historia con ese gol a Bulgaria en México 70...
Esa jugada se practicó. No me refiero a la caída, sino a los tiros libres. Gallardo, Teófilo Cubillas y yo éramos los indicados para patear. La resbalada fue porque el campo era nuevo.
Fue una gran remontada...
Perdíamos 2-0, en el entretiempo ingresó al vestuario el presidente del IPD con tierra en una maceta para decirnos que la había llevado desde Perú y no le podíamos fallar a nuestra gente (tres días después del terremoto del 70). Nos hizo pisarla y muchos se la pasaron por su ropa. Esa cábala se usó en los demás partidos.
¿Ustedes no sabían nada?
Nos enteramos por los hinchas, ellos nos contaron cuando hacíamos reconocimiento del campo. En ese tiempo la comunicación no eran tan fácil como ahora.
El Perú-Brasil de esa Copa del Mundo fue de los mejores partidos en la historia...
Lo dijo el presidente de la FIFA de ese entonces, Joao Havelange, y lo sustentó así: ‘Se jugó la mayor cantidad de tiempo y la pelota nunca salía de la cancha’.
¿Había vivido antes una ‘cuarentena’ similar?
Lo más cercano podría haber sido durante la epidemia del cólera, que atacó fuerte a muchos peruanos.
¿Esto es como las concentraciones para México 70?
Esa creo que duró seis meses. Nos preparamos con mucho tiempo de anticipación. Empezamos en el colegio Leoncio Prado, fuimos a Ancón, Club Huampaní, Chaclacayo, Santa Rosa, Arequipa, Puno, y terminamos así llegando a Bolivia.
Muchas gracias por su tiempo don Héctor, usted es una leyenda viviente de nuestro fútbol, cuídese mucho...
Gracias a Trome por acordarse de mí. Por favor, hay que cuidarse mucho, quédense en casa y a todos los hinchas, sigan las indicaciones de los médicos.b