Para una generación de peruanos, Gonzalo Núñez ha sido la alarma matutina de quienes íbamos tarde al colegio o al trabajo. Durante 18 años condujo el bloque deportivo del noticiero Primera Edición (América TV). Además, el programa dominical ‘Fútbol en América’, con su incondicional Erick Osores.
Lleva 32 años en el periodismo deportivo, oficio al que se dedicó después de abandonar su profesión de abogado. Tenía un futuro prometedor en Nueva York, en donde su padre le había conseguido un puesto en un prestigioso buffet. Pero no. Gonzalo Núñez dijo no. Lo que realmente le apasionaba era el fútbol: el análisis, los datos, el comentario tras los partidos. Así, jovencísimo llegó hasta la oficina del legendario Micky Rospigliosi en radio Ovación para pedirle una chance. Eso, hace 32 años. Desde entonces no ha parado.
De lengua afilada y de carácter impredecible. Asegura que su hiperactividad hace creer a su público que anda borracho. Sufre de TDAH: trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Su salto de la tele a las redes sociales le ha servido para liberarse y mostrarse tal cual: un tipo transparente, directo, sin filtros. A veces -en realidad, muchas veces- ha cruzado la línea, y él lo admite.
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Sobre su lenguaje procaz se defiende: “Marta Hildebrandt decía que un carajo bien dicho viene bien siempre”. Es panelista del programa ‘A presión’ y conductor, junto a Erick Osores, de ‘Erick y Gonzalo’, ambos programas por YouTube.
Gonzalo, ¿cómo ha sido pasar de la televisión a las redes sociales?
Hay que reinventarse, pasar la página. No quedarte llorando.
¿Qué encuentras en los canales digitales que no podrías hacer en la tele?
Que la comida sale más rica, más sabrosa, porque los ajos y cebollas son digeribles en YouTube.
¿Te sientes más libre en las redes sociales?
Totalmente, soy más yo.
Por cierto, ¿Cuántos años de periodista?
Ya llevo 32 años.
¿Cómo te iniciaste?
Te cuento: regresando de Lima, haciendo mis prácticas de Derecho, en el Sheraton me dije: ‘¿Doblo a la derecha o no doblo? Y doblé a la derecha’. Recuerdo: avenida Uruguay, el edificio de Ovación, cuarto piso. Estaba Micky Rospigliosi sentado ahí. Y me dijo: ‘¿Qué haces acá, Tío Cosas?’ Así me decía: Tío Cosas. Era muy amigo de él del colegio y la playa Santa María. ‘¿Qué quieres acá?’, me preguntó Micky. Le dije: ‘Quiero ser periodista deportivo’.
¿Y por qué periodista deportivo?
Porque era mi pasión total, yo sabía de todos los jugadores. Lo que no sabía en el colegio, lo sabía de fútbol.
Si no hubieras doblado a la derecha como me contaste, sino a la izquierda, ¿qué hubieras estado haciendo ahora?
Estudié Derecho, soy abogado, pero no me veo litigando. Solo litigo cuando me meten juicio. Cuando me mete juicio Jean Ferrari.
Cuando dijiste que querías ser periodista deportivo, ¿qué te dijeron tus padres, ellos te veían como un gran abogado?
Ellos lo veían como un hobby (el periodismo deportivo). Decían: ‘Él va a ser abogado’. Así les decían a sus amigos. Yo me quedaba callado. Cuando termino la carrera de abogado, mi papá me dice: ‘Por si acaso ya eres abogado, te felicito, ahora tu siguiente paso es el estudio Johnson Stuart, en Nueva York’. Yo dije que no iba, me iba a quedar. Yo no me voy a Estados Unidos, le dije...
Pero esa era la oportunidad de tu vida...
Hubiera sido la oportunidad de mi vida si hubiera sido abogado por naturaleza, con vocación, con talento. Mi viejo era un monstruo de abogado. Era imposible igualar a mi viejo. Finalmente aceptó.
¿Finalmente aceptó?
Estuvo llorando tres días. No lo digería. Lo mandaba a mi hermano. Decía que iba a ser millonario, pero que acá iba a ser un misio de mier... Al final, mi hermano terminó convenciéndolo. Le dijo: ‘Déjalo que él escoja, si se jode, él se jode, pero es lo que le gusta’. Yo sentía mucha pasión.
¿Vienes de una familia acomodada?
Bueno, sí.
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¿No tuviste necesidades?
Necesidades hemos tenido siempre. Yo no estaba acostumbrado a que mi viejo me de plata, yo me la buscaba. Mi viejo me dijo: ‘Ya terminaste la universidad, decidiste ser periodista deportivo, ahora búscatela. Yo no te voy a dar un mango’.
¿No eres pituco?
Yo vivía en La Planicie (La Molina) porque mi viejo en el año 69 compró un terreno y costaba 10 dólares el metro cuadrado y no había nada, nada. Se fue poblando y poblando de gente de mucho dinero. Mi papá compró 3 mil metros, le salió 30 mil dólares. Es que no había nadie allá, solo algunas construcciones y qué felicidad era vivir ahí.
¿Tienes calle?
Yo salí en moto con mi papá, con mi hermano. Ruteábamos hasta la sierra. Mi viejo era un loco moto, total. A los 10 años yo ya tenía mi moto. Me he ido a Tarma, Jauja, San Ramón. Me iba solo. Con mi casco, mi casaca y mi soga. Y si me quedaba botado me amarraba a un camión. Conocí el Perú y eso me dio una visión diferente de la vida. De que todos somos iguales.
¿Cómo buen periodista, eres buen bohemio?
Me gusta escribir cuentos. Estoy recopilando cuentos para sacar un libro dentro de no mucho tiempo.
En redes te vacilan de borracho, ¿qué tienes que decir?
Sí, estoy recontra acostumbrado (a los comentarios). He tenido mis épocas como todos.
¿Épocas desenfrenadas?
No tan desenfrenadas, pero nuestra pandilla era de tomar tragos, nos íbamos a Lima y regresábamos tirando dedo.
¿Con quién te agarrabas a ‘botellazos’?
Con todos, éramos un grupo de 8 o 9 que hasta ahora son mis amigos.
Algo que siempre se ha hablado, no sé si te lo han preguntado, es que llegabas en copas a ‘Fútbol en América’, ¿es cierto?
Jamás, jamás, jamás, mentira. Una vez acá (en radio Exitosa), la única vez, porque venía de un almuerzo, pero jamás hago un programa con un trago. Mi mejor versión es esta. De repente algunos dirán que estoy borracho ahorita, pero soy hiperactivo.
¿Leíste esos comentarios?
No leo comentarios, para qué me voy a envenenar.
¿No te quita el sueño volver a la tele?
Para nada. tendría que restringir mi personalidad.
¿No sientes que a veces te vas de boca?
Sí, claro. He tenido que pedir mil veces disculpas.
¿No tienes problemas por eso?
No tengo problemas con disculparme, cuando la cag…, la cag..., y tengo que pedir disculpas. No tengo vergüenza. En Perú nos da vergüenza pedir disculpas. Uno cuando la cag…, lo reconoce.
¿Cómo nació el famoso ‘Aliaaaaaanza’?
Surgió porque cuando trabajaba en canal 4, el bloque de canal 5 se adelantaba, y había un locutor que decía: ‘Y tras la pausa, el dólar subió ostensiblemente. 5 muertos en Villa el Salvador. Y en deportes: Aliaaaaaanza Lima’. Y yo comencé a decir así. Y todo el mundo cree que soy hincha de Alianza.
¿Tú también has sido el despertador de una generación?
Yo hice 18 años ininterrumpidamente el bloque deportivo de las 6:20 de la mañana (en América TV).
Hasta te han hecho memes…
Sí, decían: ‘este era el huev… que si salía, ya sabía que estaba tarde…’. Me dicen que baje la voz, que grito mucho, que baje las lisuras, pero ya no soy yo. Uno tiene que ser auténtico. Me han dicho que baje las lisuras, compare.
¿Tendrías espacio para un canal de señal abierta, tendrías que recortar tu personalidad?
Tendría que recortar, pero no tendría problema en recortar mi personalidad. Si me dicen que no diga lisuras, no digo lisuras. Yo soy abogado y manejo un léxico como para no decir lisuras. Pero a la gente le gusta. Recuerdo a Martha Hildebrandt que decía: ‘Quién no ha dicho cuando algo se le cae y se le rompe: ¡puta madre!’. Marta Hildebrandt decía que un carajo bien dicho viene bien siempre.
¿Para ti ha sido fácil adaptarte a las nuevas tecnologías?
Qué nuevas tecnologías. Es irme a sentarme ahí. Ellos se encargan de filetear y tirar a TikTok. Tengo Instagram, subo algunas cosas, pero no soy loco redes. he llegado al mundo digital, a YouTube, que es lo más parecido a la televisión.
Estás como pez en el agua…
Tengo la suerte de empatizar con el idioma del peruano, yo dirijo mi programa al taxista, al mecánico, a la gente del pueblo, en realidad. Para mí sería fácil hablar como Eddie Fleischman, ponderado. Mi viejo me dice: ‘Tienes que habar como Eddie Fleischman, tienes que ser ponderado, tienes que ser serio. ¡No jodas, papá! Es mi estilo’.
Entonces, para finalizar y aclarar, no tienes problemas con el alcohol, como dicen tus críticos…
Soy hiperactivo, tengo TDAH: trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Es decir, soy más distraído que la patada y más hiperactivo que la patada. Que la gente piense lo que quiera. Yo soy auténtico, sigo mi estilo y en los números mal no me va.
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