La salsa es como el pan, le gusta a todos. En el Perú siempre hay buenos exponentes y Álex Ramírez es uno de los más destacados. Ha cumplido 38 años de trayectoria musical, fue la voz principal de ‘Hey, Hey Camagüey’ y elegido el mejor cantante de nuestro país en 2022. El destino lo alejó del fútbol y lo llevó a la música. Esta es su historia...
¿Es cierto que antes de ser cantante jugaste fútbol?
Era el único negro en Deportivo Zúñiga. Jugué en una Sub-16, estaban Flavio Maestri, Waldir Sáenz, Roberto Palacios y Pablo Zegarra.
¿La conocías?
Te juro que iba a ser el ‘10′ de la selección, pero me prestaron a Cristal para jugar un campeonato en Brasil.
¿Cómo te fue?
Un nigeriano me revienta la rodilla y se me sale el líquido sinovial...
¿Qué siguió?
Me buscó Boca Juniors, me hicieron exámenes y me dijeron que no podía jugar más al fútbol.
¿Ahí pasaste a la música?
Me presenté a un concierto por aniversario de La Victoria y los Menacho, dueños de la orquesta ‘Camagüey’, me piden que me presente a ensayar con ellos y me quedé más de 30 años.
Recorriste el Perú...
Y también el mundo.
¿Una anécdota de esas épocas?
Era tiempo del terrorismo y llegando a Satipo el cerro estaba pintado con antorchas, la hoz y el martillo.
¿Te llevaron a un ‘laboratorio’ de la selva?
Nos trasladaron en carro, monte adentro y cuando aparecimos había gente armada que cuidaba el lugar.
¿Racismo?
En San Mateo. Llegamos y el equipo de sonido no funcionaba y la gente empezó a cantar: ‘Y va caer, los negros ya van a caer’. Me había chocado la altura, estaba en silla de ruedas y canté ‘Ya para qué’ y se calmaron.
¿Qué futbolista era ‘caserito’ en los conciertos de ‘Camagüey’?
Waldir Sáenz.
¿Te quitaba protagonismo?
Lo que él era en el fútbol, fui yo en la salsa. Éramos los íconos.
¿Y con las chicas?
Yo más y jugando también. Brandon Palacios, hijo del ‘Chorri’, me dijo que su papá le había dicho que si no me lesionaba seguro llegaba a la selección.
¿Te gustan los soneros del Perú?
Todos dicen que improvisan, pero repiten la melodía y las palabras. No transmiten.
Tu primer atrevimiento...
Fui el primero en interpretar temas de mujeres como los que canta ‘La India’. Su estilo es soprano, ninguno llega, pero yo sí.
Ganaste una ‘Gaviota de Plata’ en Viña del Mar.
Antes de eso, en 2011 fui nominado con Camagüey al Grammy Latino. En 2017 con ‘Cosa nostra’ y en 2018 gano el Grammy haciéndole los coros a Susana Baca.
¿Y ahora qué viene?
Ser reconocido por el país. He dejado bien en alto a mi país, he llegado a lugares donde ningún salsero peruano ha sido tomado en cuenta.
¿Fuiste más mujeriego que Christian Domínguez?
Por supuesto.
¿Nunca te ampayaron?
Me reunía en un departamento y ya existía Magaly (Medina). Ella lo ampayaba a ‘Wally’ (Sáenz) y a mí no.
¿Estás invirtiendo?
Estoy en sociedad con Christian Rosales y hemos abierto la cebichería ‘Lico, Lico, Pescadito’ en el Callao.
Un gran abrazo y a seguir triunfando.
A ustedes y seguimos cantando para el pueblo.
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