Por Carlos Bernuy
@BernuyCarlos
Salgan lentamente, mirando bien por dónde van, ordenados y sin desesperarse. Eso te dicen cuando se produce un sismo. Pues bien, el portero Raúl Fernández hizo todo lo contrario y transformó una alarma casi intrascedente en un terremoto que dejó muertos a la ilusión futbolística, el anhelo económico y la esperanza de una sonrisa un viernes por la noche para Universitario.
Raúl Fernandez es por ahora el hombre de moda. Ochenta y cinco minutos y cae una pelota desde más de 40 metros al borde de su área. Era para mirar, para observar como cinco (sí, cinco) de sus compañeros podían turnarse en el despeje. Pero no, el portero decide salir, ganarse unos aplausos extra y sucede lo peor: el cabezazo de Jorge Paredes se convierte en el gol de Oriente Petrolero que le da la clasificación a este equipo y deja a Universitario fuera.
Entonces cayeron, y siguen cayendo, recuerdos a su familia, insultos de todo calibre y pedidos para que se vaya o para que no cobre su sueldo. ¿Cómo decirle a la gente que Raúl Fernández no es culpable? Imposible, no se puede. "Toca levantarse", "un error lo comete cualquiera", "es humano", dijeron algunos. No. Un error es salir en el área chica y perder, un horror es lo que hizo el portero de Universitario.
Con 32 años, Fernández no es un niño que hizo una travesura. Es un hombre que generó una dolorosa consecuencia producto de un pésimo nivel. En 2017 se 'comió' un gol en un clásico y no ha respondido correctamente cuando le dieron la titularidad. Aquellas mismas redes sociales donde a veces se burlaba del eterno rival de la 'U' hoy lo juzgan, lo condenan y lo ejecutan.
Si Fernández no se hubiera equivocado, ¿todo era color de rosa? Para nada. Universitario no da tres buenos pases seguidos, sus jóvenes están obligados a hacer maravillas cuando solo tienen de nivel regular para abajo. A Aldo Corzo solo le falta pagar la deuda millonaria del club (porque lo hace casi todo) y en cuanto a los delanteros cremas, hasta los equipos de Segunda División tienen mejores.
Pero hoy el mayor responsable, y con justicia, es Raúl Fernández. Un 'Supermán' de Lego que le enseñó a la 'U' la ruta de salida de la Copa Libertadores. Aunque fuese él mismo, quien provocara el mortal sismo.