Teddy Cardama: Su lección al ‘Cóndor’, los peleadores de sus vestuarios y más

Hola, mi gente maravillosa de La Fe de Cuto. Quiero darles las gracias por estar siempre pendientes y por acompañarnos en este 2025 con un invitado de lujo. Un personaje con harto “aguadito”, que será la delicia de nuestros seguidores en YouTube, Facebook y ahora también en TikTok.

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Hoy le damos la bienvenida a un hombre que fue futbolista y que, como entrenador, ha dirigido a varios equipos del fútbol peruano. Así es, me refiero al profesor Teddy Cardama.

¿Cómo empieza su historia como entrenador, profe?

Buen futbolista no fui, pero sí hice las divisiones menores en Sporting Cristal desde los 13 años. Llegué a juveniles y tuve la fortuna de compartir vestuario con Miguelón Miranda, Francesco Manassero y el loquito Arteaga. En el primer equipo estuve cuatro años, pero luego me mandaron al UTC de Cajamarca con Miguelón y Martín D’Allorso. Regresamos luego del cuarto año, me rompí el ligamento cruzado y se acabó mi carrera de futbolista. No es como ahora, que con la tecnología puedes recuperarte. Como les digo a mis jugadores: “No tuve la varita mágica para conseguir los objetivos como muchos de ustedes”.

¿Qué hiciste después de eso que te pasó?

Lo bueno, dentro de todo lo malo, es que me sucedió cuando era jugador de Sporting Cristal. En ese entonces, el club se manejaba como una familia. Vivíamos todos ahí. Me dijeron: “Tienes que justificar el contrato”, y me mandaron a estudiar. A los 23 años empecé a dirigir las divisiones menores del club.

¿Dónde estudiaste?

Me mandaron a estudiar a Holanda, Argentina y Chile. En ese tiempo solo se estudiaba a través de la FIFA, y luego hice la consolidación con la primera promoción en la escuela que se abrió aquí en Perú. Agarré hasta la categoría 76 de Cristal, donde estaban Carlos Zegarra, Leao Butrón y Dulanto, un gran delantero que se lesionó la rodilla. Si no, teníamos a un tremendo goleador. El ‘Cóndor’ Mendoza también estaba en esa categoría. Antes estaban los “veedores”, que hoy les llaman scouting, como el ‘Cholo’ Castillo, Alberto Gallardo y Lucho Bolaños, que tenían un talento increíble para ver jugadores.

¿Tiene alguna anécdota con el ‘Cóndor’?

Claro. Hugo Lobatón me dice: “Vamos a Chincha a ver a un morenito que juega”, y así trajeron a Andrés. Hasta ahora lo veo y siempre me dice: “¡Tú me sacaste de la selección!”. Y yo le respondo: “Por no cantar el Himno del Perú”.

¿Fue por eso? Cuente cómo fue ese escándalo...

Yo venía de una buena campaña con Bolognesi y Alianza Atlético de Sullana, y estaban haciendo un concurso para elegir al entrenador de la Selección Preolímpica Sub-20. Postulaban Roberto Arrelucea, Roberto Mosquera, Julio César Uribe, entre otros, y me llamaron a mí. Tenía jugadores campeones como Marko Ciurlizza, ‘Machito’ Gómez, el ‘Chino’ Huamán, Claudio Pizarro y Abel Lobatón, que no estaba tan loco como ahora (ríe). El ‘Cóndor’ era figura. Pero ahí se da el accidente de Sandrito Baylón, que falleció dos días antes de viajar…

¿Cómo les fue en esa gira?

Jugamos con Chile y ganamos. Luego con Guatemala, también ganamos. Con Ecuador igual. Pero nos tocó la revancha en la frontera. Yo les decía a los chicos: “Este partido es importante, vamos a cantar el himno con fuerza. Tenemos que sentirnos orgullosos de ser peruanos”. Entonces empieza a sonar el Himno y me codean del comando técnico: “Profe, Zabárbulo y Mendoza no están cantando”. Luego, cuando les preguntan por qué, dijeron: “Nuestra religión no lo permite”.

¿Y luego qué pasó?

El 28 de diciembre salió en El Bocón una nota a casi dos páginas: el ‘Cóndor’ y Zabárbulo sin camisa, celebrando con dos vedettes el Año Nuevo. Entonces dije: “Ah no… la religión no les permite cantar el himno, pero sí esto. No los llevo. Me cerré”. Recuerdo que Andrés llegó a la Videna con el trofeo del partido, y escucho un escándalo. Antonio García Pye estaba molesto. Le pregunto qué pasaba y me dice que el ‘Cóndor’ no quería darle el trofeo. “¿Acaso ustedes han jugado? ¡El trofeo es de nosotros, es mío!”, decía. En su cabeza, el trofeo era suyo porque había ganado ese partido. Yo lo conozco desde los 14 años. Lo quiero mucho.

¿De qué barrio es usted, profe?

Yo nací en Iquitos, pero tengo doble nacionalidad. Mi abuelo era español y vino por el fenómeno del caucho, la locura del oro blanco. Muy chiquito me vine a vivir a Maranga, luego a La Victoria, y me casé a los 19 años.

No conoció mucho la vida... (risas)

Cuando me preguntan en los simposios qué cualidades debe tener un entrenador, siempre digo: “Si le temes a la soledad, ni intentes ser entrenador”. Porque siempre estás solo. Yo me he separado tres veces y me he divorciado tres veces.

¿También tuvo un paso por Sport Boys?

Sí, y tengo una anécdota con el presidente de ese entonces, Antonio Cuba. Recuerdo que no pagaban, y un día un jugador colombiano llegó llorando porque su esposa estaba grave y necesitaban operarla. Le expuse el caso al presidente y me dijo: “Profe, no haré movimientos hasta las 5 de la tarde”. Pero el jugador necesitaba irse ya. Me preguntó si podía prestarle la plata. Me agarró en mis cinco minutos, fui al banco y le presté los 15 mil dólares. Eso fue en el 2000. Hasta ahora me está devolviendo.

Profe, yo quería agradecerle, porque nunca lo voy a olvidar: estábamos en la Videna y mi hermano Roberto Farfán estaba sin equipo y, pese a no tener confianza ni convocatoria, usted me dio su número para que él lo llame. Y empieza una anécdota que quiero que la cuente…

Roberto estaba en una edad muy funcional, ya no solo era el ‘nueve’, también estaba por aquí, por allá. A veces lo ponía delante de los dos volantes centrales, para que corte la salida.

En ese partido íbamos ganándole 2-1 a la ‘U’ y ‘se nos venían los indios’. Faltaban 10 minutos y lo veía a Roberto que estaba botando espuma, quería entrar. Yo le dije: “No vas a jugar de delantero, hay un chico Núñez de la ‘U’: sácalo del partido. No para que lo lesiones, sino para que no lo dejes jugar”.

Y los periodistas me grababan y me hicieron fama de ‘mala leche’. Entra, a la primera pasa el jugador y mete un pase filtrado. ¡Roberto, ¿qué te dije!? Le grito. A la segunda deja pasar al chileno y le metió una carretilla: muerto, salió en camilla y roja para la ‘Foca’.

¿Usted recuerda que le regaló sus primeros chimpunes a William Chiroque? Él los conserva en una vitrina.

El suyo es un caso especial, pues tenía que cruzar un río en un inflable para ir a jugar. Un asistente me dijo que jugaba bien, que había que verlo, y era verdad. Era impresionante sin zapatos en la arena. Le dije a Lander y me dijo que no tenía plata, y lo metí en la pretemporada.

Partido contra la ‘U’ en el Estadio Nacional, faltaban 20 minutos, ganábamos 2-0, y le digo a mi asistente: que venga Chiroque. El preparador físico me dice: “Si lo agarra Cuto lo va a matar”.

No lo tenía mapeado...

Yo no sabía por dónde iba a salir. La ropa le quedaba tan ancha que lo subestimabas. Yo lo tenía bien mapeado muscularmente y estaba en su top. Entró y me dijo: “Yo la hago, profe”. Ese día metió un gol y ganamos.

Lo de los zapatos es verdad. Llegó con uno de talla 44 y le dije: “Vamos a comprar unos zapatos”. No sabía que los había guardado hasta ahora. Cuando vi eso, me entró una nostalgia.

Cuéntame la anécdota con Roberto Holsen...

Le decían que yo era obsesivo, porque revisaba los videos y caminaba por toda la zona. Lo habíamos traído de Alianza Lima y entonces lo tenía seco: “Muévete aquí, cómo te hidratas”. En la noche le decía: “Este movimiento tienes que hacer”. En el entrenamiento hacíamos 32 pelotas paradas y él tenía que ir a buscar el gol.

Estaba medio obsesivo y no me había dado cuenta. Hago una jugada y no va a peinar la pelota, y le digo: “Roberto, vamos de vuelta”. Y se pone a gritar: ¡Ya no te sopoooorto! Me llamas en la mañana, en la tarde y en la noche, sueño contigo, ya no quiero ni hablar con mi mujer. ¡Me tienes loco! Y me lo gritaba llorando. Ya tengo pesadillas contigo: ¡Tamaré, Teddy!

¿Qué pasó con Pedrito García?

Hace unos años me invitaron a un partido de leyendas en la Costa Verde y en ese campo había catorce jugadores que yo había dirigido. Yo estaba en la cafetería y se acerca Pedro, que ahora es entrenador. No sé si él se acuerda de esto. Se acerca y me dice: “Profe, tantas cosas hace uno cuando es joven y se equivoca. Quiero estar bien con usted”. De lado me lo decía. “Tranquilo”, le dije, “yo sé cómo son las cosas”.

Pedrito jugaba de enganche, era rápido, potente. Le pegaba fuerte a la pelota. Él quería jugar de ’10′, pero tenía facilidad para perder el balón y nos complicaba en el contragolpe. Lo puse a jugar de seis para que sienta lo que es perder una pelota y tenga esa responsabilidad. Jugó cuatro meses así.

Después lo pongo de delantero, porque tenía gol viniendo de atrás. Al año siguiente le dice a Lander: “El profe está jugando conmigo, me pone donde quiere”. Y Lander nos cita a los dos y me dice que quiere jugar de enganche. Le respondí que, de acuerdo a la situación del partido, jugaría allí, pero yo lo quiero de delantero. Pedrito se asó. “Me voy”, dijo.

Le dije a Lander: “Tú decides, yo soy el entrenador”. Y no jugó cuatro partidos. Después de eso se me acerca y me dice: “Profe, estoy listo”. Se cansó de hacer goles. Ahí yo fui determinante en su carrera, porque para Lander era su hijo putativo, pero no quería darle el pase para que se vaya a la San Martín. Yo le dije: “Déjalo ir, le están haciendo un contrato que le va a cambiar la vida a su familia”. “Lo voy a hacer sufrir”, me dijo, y le firmó la salida.

¿En el 2001 diriges a Universitario de Deportes?

Sí. Fue un año complicado, porque fue la temporada que menos recursos tuvo el club, históricamente creo. Estábamos seis o siete meses sin cobrar. Recuerdo que renuncio después de ganarle un partido al Sport Boys. No teníamos plata, pero la pasábamos bien. Recuerdo que también hubo sus roces.

Cuéntenos ¿Quién con quién?

Dos pugilistas: en un lado, el ‘Puma’ Carranza y, en el otro, el ‘Checho’ Ibarra. Literalmente, una esquina para cada uno. Terminó una práctica de verano y escucho: ¡paaa!. ¡Qué pasó! Los estaban separando. Los llevé a mi oficina, a los dos, que los conocía desde jóvenes; más al ‘Puma’, que lo conozco desde los 12 años.

El ‘Checho’ llegó botando baba, como un perro. Le pregunté al ‘Puma’ qué pasó:—Teddy, yo le metí un pase y este me contesta: “¡Pásamela bien, huev...!”El ‘Checho’ replicó:—Te juro que no le dije así. Si no fuera por el respeto que le tengo al ‘Puma’, lo agarro a trompadas.—¿Qué me vas a pegar tú a mí? —le contestó Carranza.

Del 2011 al 2012 te vas a Cobresol.

Armamos lindo equipo. El dueño era el alcalde, buena inversión. Falleció el dueño y nos fuimos. Recuerdo que llevé al ‘Goyo’ Bernales, ‘Manzanita’ Hernández, Juan Cominges y Miguel Llanos. Hicimos pelea, pero falleció el alcalde y todo se desorganizó.

Luego llegas a Garcilaso con mi hermano Juan Ángel Flores.

Hicimos buen equipo. Estaba este chico Alexi Gómez. No jugaba, y en un partido ante Cusco FC lo pongo. Íbamos ganando 1-0. Da un pase hacia atrás, la quitan y casi nos hacen el empate. En el vestuario ‘Chiquito’ le dice:—¡Carajo! El profe te ha dicho que para atrás no, ¡y menos de esa forma!Y Alexi le respondió fuerte. Juan sacó la manazo, con guante y todo, y lo aventó dos metros…

Yo me meto:—¡En mi vestuario no!El otro había caído por allá y estaba llorando. Le había dado duro.Le dije: Juan, así no.—Pero no respeta, profe —me contestó y se fue a sentar.

Voy a ver al otro, tenía toda la cara roja.—Te voy a dejar en el banco si deseas.—No, profesor. Yo quiero seguir jugando, va a ver que la voy a romper.Estaba loco. Ganamos ese partido.

Al día siguiente voy de mediador. Después de la práctica, todos estaban contentos, se había ganado. Los llamo a los dos:—Esto que pasó no vuelve a suceder, por esto y lo otro.—Tú eres un chico que está comenzando y hay que respetar —le digo a Alexi.A Juan le digo:—Está mal que le levantes la mano, eso no se puede permitir y vas a tener una multa.Vuelvo a Alexi:—Usted está mal también por responder así.Yo dije: ya solucioné…

—¿Acaso eres mi padre para que me digas…? —empezó Alexi otra vez.Y ‘Chiquito’ le mete otro. No lo agarró bien, porque empezaron a correr. Así es que dije: nunca más me meto de mediador.

En el 2013 y 2014 en Los Caimanes de Chiclayo

Me llama Gilberto Ramírez me dice profesor le habla el presidente de un equipo de Segunda y le llamo porque quiero ascender, nada más. Voy a invertir solo este año y quiero contratar a su comando técnico. Yo le dije no conozco la Liga 2.

Cuánto le pagan profesor en Primera. Yo le pago el triple y le deposito los seis primeros meses a su cuenta. Lo le seguí la cuerda y como se llama su equipo. Los Caimanes. A la media hora me llama y me dice ya está depositado.

Antes no había aplicativo y le digo a Miguel Miranda, anda al banco a ver si es verdad. Me llama y me dice: rompe los pasajes del otro lado.

Le pedí que contrate a varios jugadores y armamos un buen equipo campeonamos faltando cuatro fechas. Teníamos a Roller Cambindo, Mario (Gómez), un equipo fuerte.

Había billete de la construcción creo...

Un día viene y me dice profesor no tengo un sol en mi cuenta, pero le aseguro que en tres meses me pongo al día con todos. Así fue, me enseñó su cuenta y pagó a todos.

Cuando campeonamos en Pucallpa me llama y me dice: Profe lo prometido. Ya, me lo depositas. No profe ya le dejé dos bolsas en su habitación usted ve cómo hace, yo no puedo bancarizar nada.

¿Ahora que hacemos? le dije a Miguel (miranda) vamos al aeropuerto y compremos los pasajes para salir ahora, nos pusimos la plata pegada a la ropa, mientras los jugadores estaban festejando. Cuando me ven salir, los jugadores vienen para meterme a la piscina. Imagínate que se mojaba toda la plata. Miguelón empezó a meter puñete para que me dejen y salimos al aeropuerto. Creo que pagamos 600 dólares por cada pasaje, pero llegamos a Lima.

Para el año siguiente me dice profes quédese dos meses, no más. Yo le voy a cumplir como prometí hasta diciembre y después dos meses más, luego no meteré más palta. Ahí entendí qué estaba pasando.

Juan Aurich en el 2022 profe...

Ahí es donde pasó lo de Tedicito, mi hijo, y ahí decido no dirigir más. Porque para dirigir a un grupo humano hay que estar bien física y emocionalmente. Siempre me he manejado así. Pasa lo de mi hijo, que ya no está con nosotros físicamente. Por su pedido fui a dirigir a Sport Boys. Ya no quería dirigir y hoy ya no quiero dirigir más.

Tengo tres hijos: mi hija, el mayor ‘Tedicito’ y mi Valentino. Algunos entenderán, ya perdí físicamente a un hijo y no estoy dispuesto a perder ningún otro.

Dejé el fútbol para estar con mi hijo, viví con él en el INEN. Con mi otro hijo estoy a morir también, para que él este bien. Quizá nos ganó la muerte, pero no nos ganó el deseo de ser eternos, porque él para mí es eterno.

Ahora a qué se dedica profe, porque nos cruzamos en el gimnasio

Hoy dedicó a vivir una vida bien, que no es tener más que nadie. Mi padre decía: Si no vives para servir, no sirves para vivir. No quero alejarme del fútbol y trabajo con una marca de ropa deportiva dirigida a las academias de fútbol a buscar que todo mejore desde la vestimenta y generar un buen autoestima en nuestros chicos.

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SOBRE EL AUTOR

Redacción Deportes

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