Mi gente de ‘La fe de Cuto’, les presentamos un programa super especial desde Puente Piedra. Me reencuentro con los hermanos Guizasola, Roberto y Guillermo, quienes se ‘enfrentan’ y se sacan los ‘trapitos sucios’ en esta humilde entrevista. Harto aguadito como siempre les gusta.

Ellos ya tuvieron sus programas en solitario en ‘La fe de Cuto’, pero ahora los enfrentamos en este divertido ‘careo’. Ambos contarán detalles de su infancia y de las veces que se enfrentaron las canchas. Nadie se salva. Hasta yo salí troleado. Arrancamos, mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.

Guillermo Guizasola: Estamos acá para decir la verdad y desenmascarar a este señor que siempre ha vivido de mi nombre y apellido, ha querido siempre ser como yo pero lastimosamente nunca lo ha podido lograr.

Roberto ‘Tony Montana’ Guizasola: Primero felicitar a Trome, a mi hermano Luis, que lo admiro y lo respeto porque se ha reinventado... Quiero decir la realidad, te dejo una chiquita, tú lo has presentado a él porque es mayor, pero pregúntale quién debutó primero, hay que respetar la jerarquía. Tú sabes, antiguamente los códigos, el que llega primero, tenía un galón ya, tú tenías que llegar porque le metías sabrosito a la pelotita... yo lo ayudé a él a entrar...

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G: Él dice que debutó primero, pero, ¿quién jugó más partidos? Está bien, debutó, jugó dos o tres partidos, pero de ahí... y eso que yo llegué después, a los dos años, que quede claro eso.

¿Qué futbolistas de élite salieron de Puente Piedra?

G: El primero que llegó a la profesional fue mi tío Inocencio La Rosa, hermano de mi mamá, el segundo, jugaba de delantero, con las dos piernas le pegaba.

R: Después había otro señor que se llamaba Tolo Gallego, jugó en México. Nuestro distrito siempre se ha caracterizado por tener muy buenos jugadores... Cubillas, Franco, Guillermo, Eugenio y después ya vienen más muchachos pero la valla nos la dejaron alta... tienes que cuidar ese legado de Puente Piedra, de saber que estás representando a un distrito histórico en el fútbol.

¿Y los de esa última generación de futbolistas que han estado en la profesional, que han llegado a la selección?

R: Llegamos los dos a un preolímpico sub23.

¿Ustedes creen que de acá de Puente Piedra puedan seguir saliendo talentos?

R: Obvio. Mi tío Inocencio, con pocos recursos pero muy hábil para poder gestionar, hacía cosas muy interesantes... Roberto Céspedes, por acá también pasó Carty,, mi primo Martín Gutiérrez que jugó en Cristal, mi persona, mi hermano... muchos chicos que, en verdad, a veces no llegaron por situaciones que pasan en el fútbol pero el trabajo que hizo mi tío Inocencio fue impecable.

Los hermanos Guizasola trolean a ‘Cuto’ en una nueva entrevista (Fotos: Lenin Tadeo)
Los hermanos Guizasola trolean a ‘Cuto’ en una nueva entrevista (Fotos: Lenin Tadeo)

Guillermo, ¿te acuerdas una vez que lo viste robando a Roberto, tú llegabas del entrenamiento y ves a un gato?

G: Lo saqué por la corrida, tenía una cabecita, la canilla larga... yo lo he visto pues y cómo robaba porque tenía buen salto, cuando saltaba chapaba el gorro en el micro, robaba y se metía, yo decía ¿quién es ese? La primera se la dejé pasar, la segunda me había quedado dormido... el primero que fue a Matute fui yo, yo le abrí el camino de vida para este farsante cualquiera, para mí es una persona cualquiera porque yo fui quien le abrió el camino a él, sino él dónde hubiera quedado, en qué penal estuviera ahorita... tenía su cómplice, él y Free Sport... yo no les ponía la fe en ese tiempo a los dos porque eran rateros en Puente Piedra, ya eran conocidos, él y Free han sido los peores acá en Puente Piedra, gracias a Dios que lograron sus metas. Roberto tiene que tener en su cuarto y en su sala una foto mía con cuatro velas, él sabe cómo lo agarré y le dije... estaba contando la plata en su gorro que había robado y le dije ‘hermano vamos, te veo perdido, estás robando mucho, qué te pasa, mis padres no te han enseñado eso a ti’ y él me decía ‘no, pero qué quieres que haga si no tengo nada más que hacer’... pero yo veía que él corría, cuando jugábamos en la escuela de mi tío Inocencio desde los 7 años, siempre hemos jugado en el barrio con sus dos piedritas, su tierra, jugábamos con Edgar Alván, Jose Luis Salguana, unos clásicos bravos, llegábamos hasta los golpes, cuántas veces le he pegado a Roberto... era normal jugar en el barrio y un día pasa mi tío Inocencio y nos llevó a su escuela. A raíz de eso siempre hemos estado juntos, ahí es donde le tirábamos la pelota y él corría nomás, era rápido, hay que reconocerlo. Lo llevé a Matute y tú te acuerdas de Juan Pedro, que tenía una motazo, se lo llevó a Barranco.

R: Eso fue al inicio ah, ojo, que quede claro. Pero él sí me llevó, vamos a hablar con la verdad. Pasamos muchas situaciones dentro de la casa, uno cuando es muchacho piensa que ese es el camino y si no tienes un guía, una persona que te puede aconsejar, que te pueda orientar, uno se descarrila, tú crees que es tu único escape. Gracias a Dios, tuve la oportunidad que mi hermano me lleva a Alianza y a los pocos meses comienzan el proyecto que hacen integral Los Reyes Rojos con Alianza Lima... antes siempre se decía que el fútbolista tiene que simplemente jugar fútbol, no puede estudiar, y Constantino luchó contra eso. Cuando llegué a Los Reyes Rojos era como si hubiese cruzado a otro continente, educación, respeto, valores, era algo que no lo había tenido en un mercado. Y Constantino, con amor y paciencia, porque yo era ‘chucky’’, pude salir adelante, y ese legado me gusta mantenerlo porque si no hubiera pasado esa oportunidad en mi vida, quizá mi situación hubiese sido muy distinta. Como mi hermano dice, yo era muy amigo, parábamos un combo, eran Free, Eddy Alván y mi persona. Free tiene una muy buena esposa, una familia que lo supo llevar y ahora es uno de los más grandes empresarios de zapatillas. Yo a través de fútbol tuve la suerte de conseguir mis sueños y pude salir adelante, lamentablemente uno de nuestros amigos falleció, Eddie Alván, nunca se pudo desligar, pero la calle es difícil, hay que decirles a los muchachos que es bien difícil poder sobrevivir en la calle, cada vez te vas encontrando con más tiburones, pero por lo menos tienes que ser un pez espada para poder sobrevivir.

Ustedes siempre han sido rivales, hermanos rivales... ¿cómo sufriría mi tía cuando ustedes se enfrentaban en esos partidos? Tú a veces le ganabas a Guillermo y le pegabas en los partidos

R: Tenía que ser así, él tenía que respetarme, el único respeto que uno tiene que tener es dentro del campo, yo tenía que demostrarle por qué llegué primero a la profesional, él se hizo conocido por mí. Nosotros somos La Rosa, en el barrio siempre te molestan, que yo jugaba por mi tío... yo he sido picón, esa mochila pesaba, mi tío Guillermo, mi tío Eugenio y mi tío Inocencio han hecho una historia en el fútbol peruano y eso es algo bien pesado. Dije, bueno, acá hay dos caminos, si me voy por La Rosa, es muy difícil, la vaya era muy alta, vamos por el Guizasola, yo comienzo, Guillermo debe estar agradecido de mí, ahí comienza la historia. Pocas personas saben que nosotros somos La Rosa.

¿Cómo eran en la infancia ustedes?

G: Roberto siempre ha sido malo, por eso nadie nunca lo ha querido, él tiene que reconocer que cuando Guillermo salía a la calle, las vecinas, las señoras, la gente del barrio, me quería mucho y cuando lo veían a este, cerraban la puerta, no lo querían. Una vez mi mamá nos dijo, ‘vamos a bañarnos’ a los dos nomas, 7 y 5 años, nos sube al techo, al último piso, mi mamá está preparando la tina y yo me pongo a mirar la casa del vecino y vino este desgraciado y me empujó desde el segundo piso, caí a la casa del vecino, don Mario, caí en una tina de latas y él se reía de lo que había hecho, él siempre ha tenido maldad en su sangre, siempre me tuvo cólera a mí porque yo siempre fui el más querido, por mis hermanas, por todos, cómo me va empujar el desgraciado este, mi mamá le metió una tanda... una vez quemó la cocina de la casa.

R: Yo era revolucionario, algo así como el Che Guevara.

G: Teníamos nuestra cocinita arriba de esteritas, mi mamá había puesto en la estera una frazada de tigre. Mi mamá no sé qué le dijo, ‘vete, malcriado’, porque él no me podía ver a mí tranquilo, me fastidiaba, me golpeaba, pero yo siempre tuve paciencia con él y un día mi mamá le grita y le dice que me no me esté fastidiando, fue, agarró un encendedor, prendió la cocina y todavía baja y dice ‘mamá, huele a quemado’. No tuvo reparo hasta que pasó lo del proyecto de Los Reyes Rojos y mi mamá dijo ‘llévenselo, no lo traigan más’.

Roberto y Guillermo Guizasola: Duelo entre hermanos (Foto: Diego Toledo)
Roberto y Guillermo Guizasola: Duelo entre hermanos (Foto: Diego Toledo)

¿Quién era el más fiestero?

R: No me digas eso.

G: Él es consciente.

R: Cuéntale esa de Jayo, cuando tenía que ir a entrenar y un domingo me levantaste... ‘Domingo yo no entreno’, le dije.

G: A mí nunca me han gustado las fiestas, yo siempre he sido responsable para ir a entrenar, pero este me tenía como loco. Llegaba nuestro taxista y teníamos que salir a las 7 de acá, él llegaba los lunes, los sábados y decía ‘vamos ya’, yo ya estaba listo y este señor no llegaba. Llegaba campante, con el gorrito para atrás, con las manos en los bolsillos, eran 7:30. El tío Jayo, Pepe Soto, Chicho, toda la gente que estaba ahí... yo he recibido golpes por culpa de él, verdad, todos los días llegábamos tarde porque no se levantaba, hasta cargado lo he llevado al carro, de verdad que yo me he comido golpes, problemas, acá en Puente Piedra pasaba una situación y decía, ‘no mi hermano Guillermo ha sido’. Toda la vida usaba mi identidad, como él se parece a mí... tenía que arrastrarlo y lo llevaba hasta Matute, pero una vez ya no le dio la pierna, se echó y ya no se levantó más, ni para subirlo al carro, y me fui a entrenar yo solo, mi tío Jayo me preguntó por él y yo le dije ‘pero él dice que trabaja de lunes a sábado nomás, Dios descansó domingo y él dice también dice que está descansando’. El lunes le metieron una tanta pero terrible.

R: Pepe, Jayo, Churliza, el Pato, Olcese... yo estoy agradecido con ese combo, compartir camerín con ellos, estar con ellos, eran nuestros ídolos, escucharlos, ellos me enseñaron el respeto, me decían que igual tenía que ir. Esa fue la última que hice, llegué a la casa y dije ya, tengo que irme de Puente Piedra. Ahí es donde me recibe la familia de Mauriño Mendoza en Lima, mi madre, Rosa Cárdenas y ella me enseña lo primero que tiene que hacer un futbolista... llego, mis hermanos Aldair, Isaldi, tenían 9, 10 años, le digo a mi mamá que me botaron de Puente, no tenía dónde dormir, en esos momentos, tenía una marca que me auspiciaba y como todo muchacho que comete errores, tenía zapatillas, ropa, buzos, de todo, llegué con mi maleta y mi madre me dice, vas a dormir en el departamento 302, mi madre siempre perfil bajo, igual que sus hijos... me dijo que no iba dormir ahí, que me iba enseñar a conducirme en la vida. Ella era la dueña del edificio, me da la llave, entro al departamento y estaba vacío, ahí mi madre me dice, acá vas a dormir y vamos a firmar un contrato: apartir de ahora tú vas a vivir con esto, yo no llego le dije y me dijo, tú verás. Dije, cómo voy a dormir si no hay cama, me dijo, si esa es tu realidad, no tienes nada, tapate con tus zapatillas y aprende a crecer, esa noche... eso necesitaba en ese momento para abrir los ojos, son pocas las personas que se toman el tiempo para guiar a un futbolista, no se fijan en lo principal, en el lado humano, en lo que nos va servir para después de ser futbolistas.

¿Guillermo, Roberto agarraba tus zapatillas blancas?

G: Esa historia hasta ahorita la recuerdo porque todavía le quiero seguir pegando. Yo estudiaba en el Colegio San Miguel Arcángel, yo no tenía ni zapatillas, llegó mi primo de Japón y me regaló unas zapatillas Mizuno blancas, eran suavecitas, yo andaba en las nubes, las cuidaba como oro, de lunes a viernes las limpiaba. Roberto ya estaba en Lima en Los Reyes Rojos y veía los fines de semana nomás. Lavé mis zapatillas para el lunes, me fui porque me tocaba jugar con Alianza y cuando llego el lunes, yo ya me iba al colegio y él para Lima, mis zapatillas no estaban y justo todos estaban en la sala, le pregunto a mi mamá por mis zapatillas y nada, me voy al cuarto y veo mis zapatillas blanquitas que habían jugado pelota afuera en el barro, voy y le digo, ni siquiera malcriado fui, le digo ‘oe, tú has usado mis zapatillas’ y me dice ‘sí, he estado jugando pelota’, le dije, ‘pero las hubieras lavado’ y me dice ‘lávalas tú’, para qué me dijo eso, le metí más puñete, sangre en la nariz, mi mamá me gritaba que lo suelte hasta que mi mamá y mi hermana me tiraron un balde de agua helada y lo solté. Le metí una ráfaga... mi mamá me soltó y se paró con su sangre en la nariz, se metió a la cocina y sacó un cuchillo y me amenazó que me iba matar.

R: Eso fue mentira Lucho, él vino sí, vino con todo, pero yo de frente le metí su ‘peziduri’, su pesada pues...

¿Guillermo, cada vez que te ibas a la casa de tu hermana Pilar, por qué te llevabas el keke completo?

G: Eso fue una vez nomás..

R: Mis hermanas lo han acostumbrado mal a él, se los roba los kekes. Ella hacía su keke para su casa y se lo lleva.

R: En la casa de mi mamá yo siempre he sido consentido y todo lo que hay en la casa de mi mamá es mío. Con mi mamá siempre hemos sido muy unidos y este es picón. Cuando mi mamá fallece, yo seguía yendo y mi hermana hace sus postres. Yo primero soy educado porque les pido, pero me dicen que no, tengo que llevármelos pues, si les pido de buena manera y no quieren, me llevo todo. Una vez me llevé un pye.

¿Mi tía a quién le daba el quaker en la boca?

R: Mientras que yo tomaba mi emoliente en la esquina y si es que me daba también. Todavía tomaba colado, una niña era.

G: Como te digo, mi mamá siempre me ha consentido, qué quieres que haga, siempre que iba a tomar desayuno mi mamá colaba el quaker, me decía ‘hijito, vamos, acompáñame, vamos a bailar’, ese era el cariño que siempre me dio mi mamá, derrepente ese no era su hijo de mi mamá y lo crió. No sabemos en realidad porque siempre decían, por qué Roberto es así si todos sus hermanos son tranquilos y mi mamá, dentro de sus bromas, decía ‘es que a él lo recogí en la basura’.

Guillermo Guizasola y Roberto Guizasola son laterales de peso. (USI)
Guillermo Guizasola y Roberto Guizasola son laterales de peso. (USI)

¿Quién es el más duro? ¿a quién le cuesta soltar la candela?

R: Ay mamá, nooo, asu madre... que hable pues, lo quiero escuchar.

G: ¿De qué forma más duro? Mis hermanos saben... sino que a mi hermano siempre le ha gustado decir lo que hace, tú sabes que yo... sombra nomás.

R: Lucho, tú me quieres, tú me conoces, todo lo que quieras pero sabes cómo somos nosotros. Tú sabes que cuando el de arriba nos tira la escalera, igual tenemos que subir, sin cadenas, sin nada, hace tiempo le digo, mi hermano, tú tienes tu edificio hay que hacer una ‘Casa de la Alejita’ ahí. Tiene que hablar con mi cuñado sino no maneja nada.

G: Oye habla bien, qué le pasa a este señor. Esa casa no es mía, esa casa es de mis hijos, si el señor está haciendo su negocio...

R: Gracias a Dios mis sobrinos tienen un primer piso para que vivan tranquilos, súper, ya tiene cuatro pisos más para que pueda vivir gente pues Lucho, encima tiene una azotea, ping pong, pinball... Él ha estado en Vallejo tantos años que tiene que tener una gratitud con los Acuña.

G: En ese tiempo que jugábamos en Vallejo, llegamos a la final, mi hermano se preparó, entrenaba triple pero innecesariamente porque terminó el partido y le dije ‘hermano dame tu polo’ y se fue corriendo.

R: Qué le voy a dar, estaba dolido

G: Una vez más se fue llorando, pero son cosas que pasan, que va quedar siempre grabado que los he hecho llorar a los dos.

Roberto, ¿tú te encontraste con la horma de tu zapato, con tu esposa, Estephanie Hernández?

R: Mi suegra, mi suegro me quieren demasiado, y también cuando he hecho las cosas mal, mi suegro me desahueva, ellos saben que lo tienen que engreir a su niño sino se va, por eso es que ya me tienen que dar la casa de la playa, me engrien.

G: Yo también voy a mandar un saludo para mi esposa, porque con mi esposa tenemos 23 años juntos... son 20 de casados y tres de enamorados.

R: Nosotros compartimos mucho tiempo, yo voy a tu restaurante y conversamos y le digo a Guillermo que se le estaba cayendo el pelo, es que le estaba saliendo su cachito pura vida jajaja, se ha estado vacilando.

G: Antes la leche venía mala, tú me has hecho reír, cómo voy a decir yo eso. Este habla cojudec... Un saludo a mi esposa que siempre ha estado conmigo, desde muy niños nos hemos apoyado y siempre ha habido el amor hacia nuestros hijos y le mando un saludo muy especial para ella.

En 2003 y 2004 fueron Bicampeones con Alianza Lima ¿cómo vivieron esos momentos?

G: El momento fue bueno. Él estaba primero en la profesional pero yo no podía subir porque estaba bajo de peso.

R: Franco me hace debutar en 2002, nos dejó en la Libertadores Franco, se va y llega Chepe para la Copa Libertadores y en un partido Alianza vs. Olimpia, Olimpia venía de ser campeón de la Libertadores y me da la oportunidad Chepe porque estaba en ese momento Chicho jugando de marcador y a los 15 minutos del primer tiempo me dice, ‘vas a entrar’, era la Copa Libertadores, Matute, gracias a Dios fue un buen partido esa noche, y ahí ya me pude mantener un par de fechas, siempre saliendo en lista, Chepe me daba mucha confianza. Y le digo a Chepe, ‘tengo mi hermano’ y ahí es donde él me ve en la televisión, si el no jugaba.

G: Yo estaba en un proceso de ganar peso, me hacían entrenar solo, con vitaminas y todo y luego bajé y jugué más partidos que él.

R: Ahí se motivó, me ve y dice ‘mi hermano ya está jugando, me voy a poner las pilas’, si yo no llegaba ahí no había motivación. Él me llevó y yo también lo motivé.

G: Qué voy a reconocer, si hubiera querido ser como él hubiera estado perdido. Esos momentos fueron difíciles para nosotros, había una camada, el equipo de menores, que cuando enfrentábamos a Jayo, a Pepe Soto, nosotros en esa época éramos unos aviones, vólábamos y si ganábamos era terrible, nos mandaban a 8 de nosotros al gimnasio y el resto que quede ahí nomás. Fue difícil porque teníamos que pagar derecho de piso.

R: Tú para entrar la camerín tenías que saludar a todos, ahora ya se perdió, es mejor volver a los tiempos antiguos.

G: Esos momentos que uno pasó ahí, de debutar, de jugar, jugar con tus ídolos era lo mejor que te podía pasar. Llegar a dos campeonatos seguidos fue muy gratificante porque nunca habíamos vivido eso en el ámbito del fútbol profesional. Fue muy bonito para nosotros campeonar en el equipo que siempre habíamos visto por la televisión... hasta que nos tocó separarnos.

Guillermo Guizasola era sano y confiado, su hermano Roberto, lo opuesto (Foto: GEC)
Guillermo Guizasola era sano y confiado, su hermano Roberto, lo opuesto (Foto: GEC)

¿Cuántas veces les tocó enfrentarse?

G: Unas ocho o nueve veces, de las cuales le gané siete. El único año que me ganó fue en 2011, pero un año antes ya le había ganado yo. Tengo el video de la final 2015, míralo a él, yo sé que él no está acostumbrado a jugar con mucha gente, pero la presión que tenía... estaba asustado.

R: Tú sabes bien claro hermano que nosotros hemos jugado finales pesadas, que cualquiera no va y la puede ganar. Mandar un saludo a todo ese grupo, me trae muchos recuerdos, hemos pasado unos momentos increíbles, siempre recordar ese momento histórico que fuimos a jugar con Alianza y ahí nos teníamos que ver las caras, era el escenario para saber quién es quién, felizmente se pudo conseguir el objetivo

¿Quién entregaba y sigue entregando el sobre de la candela a la jefa?

G: No entiendo... cuál sobre...

R: Mi hermana Maribel le administra su candela. Ella se encarga de los pagos del personal y agradecido también a las marcas. Hay que tener personas comprometidas con la causa de hacer cosas buenas para los muchachos, para que puedan reinsertarse a la sociedad pero con un cambio, no solamente que sea fútbol, el fútbol pasa a un segundo plano en la ‘Casa de Alejita’, nosotros les queremos dar armas en educación, formar personas con valores para que ellos se puedan defender en la vida, cuántos jugadores terminan de jugar y no tienen otras oportunidades, esa oportunidad se las da la ‘Casa de Alejita’. Los chicos que están en la casa a veces no creen que hay personas detrás que estar súper felices, el colegio Arcángel, al colegio Pamer que brinda ese soporte académicol, sin educación no podemos cambiar a un país pobre.

R: Te cuento algo del bus, cómo comenzamos, comenzamos con Jefferson Farfán, tu sobrino, mi hermano, ya no llores, ese es un amor muy fuerte, soy hermano de Jefferson, tú te imaginas a los dos haciendo una propaganda, ese es show garantizado. Comenzamos primero con la movilidad que nos donó Jefferson.

¿Quiénes son los futbolistas que te han ayudado?

R: Siempre agradecido con mi hermano Jefferson Farfán, mi hermano Reinaldo Cruzado, mi hermano Julio Landauri, más conocido como ‘chupacabra’, ese tipo de jugadores que siempre se acuerdan de la casa, Zambrano que me envió la camiseta de Boca para los chicos, Champions también, el Loco Vargas pues, pero siempre me escribe mi ‘Loco’, mi tío Puchungo, una vez se acercó y me dijo unas palabras muy lindas, eso te motiva a seguir avanzando.

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