POR: FERNANDO ‘VOCHA’ DÁVILA
Al observar su risa de chiquillo, que aún mantiene, entiendo por qué es tan querido. Cuando charlo con él me convenzo más que los campeones de la Copa América 1975 merecen algo más que una entrevista. Percy Rojas no solo fue un gran jugador, también fue un enamorado de la ‘Blanquirroja’. Se la jugó por ella, arriesgó su carrera y como premio tendrá la inmortalidad.
¿Cómo se hizo leyenda el equipo campeón de la Copa América 1975?
Porque no teníamos nada, ni nos dieron algo y pusimos todo.
¿No cobraban viáticos?
Ese año, el gobierno militar quería desaparecer el fútbol profesional y que la Federación solo dirija fútbol amateur.
¿Quién iba a jugar la Libertadores?
El campeón de la Copa Perú.
No me respondiste si cobraban o no viáticos...
Don Augusto Moral, dirigente de Cristal, se hizo cargo de la ‘Bicolor’ y me fue a buscar a Argentina. Dijo que me quería en la selección, pero no tenían nada para darnos...
¿Aceptaste?
Sí. Pero había otro problema...
¿Cuál?
Tampoco tenían para comprar los pasajes.
¡Increíble!
Acepté. Por la selección pusimos de la nuestra.
Es bueno que sepa la gente que en esos tiempos no había fechas FIFA.
A veces los clubes no querían dar permiso y tenías que aceptar.
¿Respetabas eso?
Con los ‘Rojos’ (Independiente) estábamos de gira en Ecuador, habíamos ido solo 16 jugadores y tres se lesionaron, y a Perú le tocaba jugar el primer partido de esa Copa América con Colombia, en Bogotá.
No podías escaparte...
Ni a mí ni a Eleazar Soria nos dieron licencia. Nuestros dirigentes dijeron que la selección haría escala en Quito a cierta hora y debíamos estar allí puntuales.
¿Fuiste?
Estábamos con el bolso listo y, obviamente, los argentinos no querían que vaya. Les dije: “Vamos con ustedes, que nuestros directivos vean que llegamos y allí les dicen que no pueden autorizarnos”.
¿Aceptaron?
Sí. Estábamos en el aeropuerto y apareció don Augusto (Moral). Al vernos, nos entregó el boarding pass y nos metió a aduanas. “Vayan que yo hablo con ellos”, ordenó.
¿Así de simple?
Mientras avanzábamos veloces al avión a encontrarnos con los demás seleccionados, los dirigentes conversaban con los de Independiente. Así no aceptaran, ya estábamos enrumbados a jugar por la ‘Bicolor’.
¿Otra anécdota?
Teníamos que jugar ante Colombia, en Caracas, por la gran final un miércoles y al día siguiente, en Argentina, enfrentábamos a Racing, el archirrival.
Obvio, no hubo permiso...
No querían, pero un directivo dijo que fuéramos con la condición de regresar a jugar el clásico.
¿Cumplieron?
Ganamos. Salí al primer tiempo y me cambié. Eleazar (Soria) sí jugó todo el partido y cuando acabó se metió corriendo al vestuario, de frente se cambió y volamos al aeropuerto.
¿No celebraste?
No salgo en ninguna foto, ni toqué la Copa. No había tiempo.
¿Llegaron bien a Argentina?
Estando en el aeropuerto, conseguimos pasajes de un avión que llegaba de África, hacía escala en Venezuela, y de allí a Río de Janeiro.
Qué buena suerte...
Llegamos al mediodía a Brasil y compramos boletos para arribar a Buenos Aires a las 7:50 de la noche.
Muy tarde...
El partido era a las ocho.
¿Resignados?
Sabíamos que ya no jugaríamos. Cuando el avión estaba aterrizando, al costado empezaron a seguirnos patrulleros con sus circulares prendidas.
¿Qué pasaba?
Imaginé que llegaba alguien importante, pero de la cabina del piloto nos llamaron: debíamos acercarnos y bajar primeros. Subió un hombre del club y nos gritó: “Entréguenme sus pasaportes, no se preocupen de su equipaje”. Dos policías nos subieron a un patrullero.
¿Detenidos?
Parecía. En el auto encontramos el uniforme de cada uno y la orden de que nos cambiemos. El agente que manejaba dijo: “Tranquilos, somos hinchas del ‘Rojo’. Vamos a prender la radio para saber cómo está todo por allá (en el estadio)”.
¿Qué escuchaban?
Ya están los árbitros en la cancha, también Racing, pero Independiente demora en salir...
Todo estaba fríamente calculado...
De pronto el locutor dice: “Se apagó la luz en el estadio, estamos a oscuras...”.
Era para hacer tiempo.
Sí. Ese día ganamos con gol mío.
Suficiente para saber el amor que derrocharon por la ‘bicolor’...
La camiseta peruana es la más linda. Gracias a tu diario por acordarse de los campeones y poder rememorar tantos momentos inolvidables.