Luis Advíncula: Su ‘pesadilla’ en Qatar, la ‘sembrada’ de Corzo, su actualidad sentimental y más

Hola, mi gente maravillosa de ‘La fe de Cuto’. Les guardé lo mejor de la nota con Luis Advíncula para esta segunda parte. Mi hijo, el popular ‘Bolt’, nos habla de sus mejores y peores momentos con la pelotita, como el penal fallado con la selección peruana en el repechaje a Qatar 2022 o la muerte de Miguel Ángel Russo, quien lo llevó a Argentina.

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¿Cómo te fue en la Copa América 2015?

Bien. Esa Copa América me fue bien, me agarró más plantado y salí entre los mejores del torneo, en el equipo ideal. Creo que todos estaban en buen nivel. Si le ganábamos a Chile, cualquier cosa hubiera pasado, pero jugar con uno menos era muy difícil.

¿Qué se te viene a la mente del proceso a Rusia 2018?

Creo que en ese proceso se unió todo el país: jugadores, hinchada, prensa, todos. Se hizo un combo completo. Todos jalamos para el mismo lado. Ahora ya sabemos: cuando las cosas no salen como deben, empiezan a matar a todos, todo es gris. Yo jamás voy a hablar de algún periodista, no, no hablo.

Hoy creo que uno no puede vivir del pasado: “que yo fui esto”, “que por mí se dio esto otro”. El fútbol es día a día y es un negocio muy efímero. Hoy eres el rey y mañana el peor. No puedes ir por la vida diciendo: “por mí esto o lo otro”.

En las redes opina cualquiera, todo el mundo. El jugador tiene que saber que eso es parte del show. El que se pica, pierde. Escucha y calla. ¿Qué ganas respondiendo? Nada, que después sigan hablando más de ti. Hoy he mejorado.

Sabes que hay unos que “tienen que darse color” y es parte de…Uno tiene que saber que hoy las cosas cambiaron. Hay una plataforma y puedes expresar lo que quieras, hayas hecho o no algo. Si te picas y respondes, el único que va a salir ganando es el que habló de ti. Qué no he escuchado de mí: “que este negro de m…”, ufff. Por dentro yo sé lo que soy; por más que me digas lo que piensas, yo no voy a cambiar lo que pienso de mí.

El fútbol es de momentos y yo sé que este no es un buen momento y la mier… uno también tiene que saber comerla. Eso de que “yo tengo que jugar porque hice esto…”. Como a veces piensa la gente sobre la selección. No hay dueños de la selección: eso no existe, nunca existió. Te pueden consultar algo por el tiempo que tienes, a veces.

Hay gente que piensa que es verdad que hay jugadores que no quieren que lleguen otros…

Muchos dicen: “mis fuentes me han dicho, mis fuentes me han contado…”. La verdad, yo estoy feliz de que le vaya bien a mi selección, porque a todo el país le va a ir bien, todo el mundo va a comer. Eso es lo que la gente no piensa: el que habla del podcast, los jugadores, los dirigentes…

Si mi selección quiere que esté, voy a estar; y si no quiere que esté, no pasa nada. Yo ya hice lo que hice, ya disfruté lo que disfruté, jugué lo que jugué, obtuve lo que obtuve con mi selección, sea mucho o poco. Me di el gusto de estar en mi selección y ese gusto no me lo quita nadie.

Cuéntanos cómo vivieron los momentos complicados y cómo la unión cambió todo…

Eso fue la diferencia, viejo. No digo que antes no hubiera pasado. Yo estuve con Claudio Pizarro, el ‘Loco’ Vargas, Jefferson Farfán, y cómo ellos te trataban… Y tratamos de que eso siga. Claudio, un señor. Multicampeón en Alemania. Yo decía: “¿qué me va a saludar?, ¿qué me va a conocer?”. Y saludó a todos, uno por uno. Paolo Guerrero también, uno por uno. La ‘Foca’ y el ‘Loco’ igual. Entonces, si te das cuenta de que esas personas importantes se portan así, ¿qué te queda a ti?

La selección se hizo una familia. Tú podías estar mal en tu club, llegabas y tu chip se cambiaba. Todos nos abrazábamos. Eso hizo que el grupo lograra ir a un Mundial y alcanzar un repechaje. Ahora llegan las épocas de vacas flacas otra vez, pero hay gente, hay madera.

Lo que tiene que entenderse es que el cambio no va a ser fácil de un día para otro, porque no se trabajó. Hay que tener paciencia. El otro día me vi todo el partido con Chile: nosotros casi 90% del torneo local; Chile, 80% del extranjero. Les hicimos un partido de igual a igual.

Todos hablan de que te quedaste dormido en una charla de Ricardo Gareca, ¿eso es verdad?

Es verdad, es verdad. Lo que pasa es que nos levantaban muy temprano, viejo. Uno tenía 25 años, en la habitación se dormía a la 1 o 2 de la mañana y te levantaban a las seis y media o siete. El profesor empezaba a hablar y yo… Pero eso es algo de aquí (se señala la cabeza).

Se me apagaba la tele. Yo ya no aguantaba, no sabía cómo ponerme. Me acomodaba para acá, para allá…Cuando en una hago así (Agacha la cabeza) y toc. Después lo único que escucho es, en dejo: “por cosas como estas…”. Abro los ojos y el profe me estaba mirando.

Esa pestañeada que tú dices “un ratito”, pero es un montón…“¿Qué dije?”, me preguntó Gareca. “No, profesor, disculpe”. Pero insistió: “No, no, decime lo último. Lo último, decime”. Si digo “me dormí”, va a sonar más fuerte, entonces le dije: “No profe, pestañeé”. “¿Qué es eso? Decime qué significa eso”.Ahí salta el ‘Loco’ Vargas y dice: “Profe, este huev… se quedó dormido”. Y todos se carcajearon.Ya después de la charla pedí disculpas. Le dije: “Profe, no se va a volver a repetir. Me quedé dormido, se me apagó la tele”.

Hubo otro momento duro en el que pasó el ‘Jinete sin cabeza’ en ese proceso…

Yo fui uno. Estuve limpiado ocho meses…

En una entrevista, Aldo Corzo nos confesó que era el más feliz, que quería que sigas saliendo… jajaja.

Todo jugador tiene su etapa de huev… en la que te crees la última chupada del mango. Yo tenía dos fiestas y dije: toda mi vida veo negros, para negros está mi familia. “Me voy a ver blancas”, pensé, y me fui a una discoteca en Asia.

No estaba en mi hábitat, pero el negro quería estar… Además, estaba en mi momento post Copa América 2015. Salía a la calle, la gente me gritaba, se quería tomar fotos conmigo, yo me sentía Claudio Pizarro.

Cuando llego al lugar pensé: “uhmmm”. Encima, estaba yo en el medio. “Me voy a portar bien”, dije. Pero cuando salgo, veo una cámara. Me grabaron. Fui a la Videna y hablé con Ricardo: “Profe, he salido…”. Ojo que yo tenía todo el sábado libre y todo el domingo libre, y el partido era el jueves. Hablé con Ricardo y me dijo: “Yo solamente veo lo del campo, la vida privada no me interesa”. Uff, safé, pensé. Ocho meses fuera.

¿Y quién se frotó las manos?

Ahí es donde le di vida a ese mequetrefe de Aldo Corzo. Él es el que me mandó las cámaras, él es el que me sembró. “Si no, no ibas a jugar, Corzo. Tú me sembraste. Gracias a mí jugaste”. En ese tiempo estaba con la mamá de mis hijos y me preguntaba si iba a ver los partidos, y yo decía: “¿Qué voy a ver los partidos de la selección?”. Y me metía a mi cuarto, escondidito veía el partido en mi teléfono y me metía mi llanto, mi moco. Yo venía de mucho, de estar siempre, a no estar.

Cómo te tiraste al piso para volver, para regresar...

Fue por el finadito Daniel Peredo. Él fue hasta Rosario para hacerme una entrevista y ahí yo pido perdón. Yo vuelvo y no jugaba, jugaba Corzo. Vuelvo y Perú le gana 4-1 a Paraguay en Asunción. No jugué. No jugaba yo. Yo jugaba cuando Aldo estaba suspendido, hasta el día del repechaje. Le dije: “Ya. Ya mucho tiempo tuviste mi lugar. Ahora siéntate un ratito jajaja”. Mentira, con Aldo tengo una relación increíble, es mi hermanito, yo lo quiero mucho.

Copa América Brasil 2019, cuéntame algo que no se haya sabido.

Veníamos bien hasta que nos agarra Brasil en la primera etapa. Nos mete cinco y a mí me agarra ese negro Everton. Él me tiene que dar una parte de su plata, porque yo lo vendí. Impresionante: rápido, fuerte, hábil, tenía todo y estaba con la luz prendida. Yo estaba en el sótano, sin luz.

También te dejaron solo…Me mandaron a dos. Con ese partido lo vendieron al Benfica. Un día lo voy a llamar para que se chorree algo. Yo me la comí toda. Hablamos, charlamos y dijimos: “Nos matamos con Uruguay y después con Chile”. Luego, en la final con Brasil, dijimos: “Esta es nuestra”, pero nos hacen el primero y empatamos con gol de Paolo. Pero Brasil es Brasil, y ellos también estaban en su día y son muy buenos. Estábamos muy cerca. Brasil es Brasil y en su tierra.

El día que me retire del fútbol voy a estar agradecido. Lo único que no pude cumplir fue jugar una Champions. Siempre quise jugar la Champions League.

El Loco Vargas dice que es el único que ha brillado en la Champions.

No, pero están Paolo, Jefferson, Claudio…

Él cree que ha campeonado la Champions.

El único que ha campeonado la Champions es Claudio.

Las Eliminatorias para Qatar 2022 fueron una pesadilla…

Yo siempre voy a decir que no fuimos a ese Mundial por mi culpa, porque yo fallé. Muchos dicen que no, que Álex Valera falló el último penal, pero el que tenía más espalda, el de experiencia, era yo. Yo debí meter ese penal. Tuve la mala suerte de que choca en el palo, pasa por toda la línea de atrás y se mete. Yo soy el primer autocrítico siempre. Si yo lo hacía, metíamos los cinco y estábamos en el Mundial.

Creo que es uno de los días más jodidos que me ha dado el fútbol. No comí, no dormí. Lo único que me salvó fue que, saliendo de allí, me llevé a mis hijos a Argentina y ellos me confortaron. Fue durísimo.

No cualquiera va a patear un penal; han fallado Pelé, Maradona… La gente, por ejemplo, lo molesta al Cóndor Mendoza por el gol que se falló…

Esa mancha yo la voy a tener todavía, como mi tío. Si yo metía ese penal, Perú iba a su segundo Mundial consecutivo. Eso iba a ser una locura.

Luego viene Rayo Vallecano hasta el 2021, pero en la pandemia, me llamas porque querías hacer una parodia de mi noche de título en el 2011. “Haz, pues”, le dije. Si era para que la gente se relaje, bacán. Y ahí empezó todo…

Y aquí (se toca el bolsillo) nada.

Yo, en el 2009, hice mi última ‘inversión’ con ustedes. Estos van a llegar porque van a llegar. Lo único que les dije fue: “Lo que ustedes hagan acá, yo me voy a enterar”. Y también les dije que, cuando lleguen, lo que me gusta es mi ‘charlería’, me gusta vender mi humo…

Mi primo me dijo: “A mí no me sale, hazlo tú”. Y yo respondí: “He estado tanto tiempo con Guagua que a mí sí me va a salir”.

Todos me decían: “¿Qué piensas de lo que hizo Advíncula?”.

Ese ya exageró todo…

¿Del Rayo Vallecano qué recuerdas?

Una vida muy tranquila allá con mis hijos, y Madrid tiene eso: te da una tranquilidad que en nuestro país no hay. El dejar a tus hijos jugando con sus amigos en patín… Estuve en un lindo club, muy tranquilo. Volví a ser yo, en cosas simples como tomar una cerveza con dos amigos. Lo hacía y no pasaba nada. Si quería irme sin polo con mis hijos, no pasaba nada. Aquí nos grabarían y dirían que somos borrachos.

En España escuchaba música con mis amigos peruanos allá. Los fines de semana era eso. Me sentía como que era el “NN”, que no lo conocía ni el perro. Quería sentirme una persona que no es juzgada por algo que es normal.

Luego llegas a Boca Juniors, equipo del que soy hincha…

Una de las decisiones más difíciles y más bonitas de mi vida. Difícil porque siempre estuve con mis hijos y, al estar aquí, tenía que dejarlos. Y bonita porque cumplí un sueño. Mi viejo era hincha de Boca; yo no soy vendehumo y te voy a decir que toda mi vida fui de Boca. Siempre me gustó Boca: su mística, sus títulos.

Un día dije: “Quiero jugar en ese equipo”. Dejé a lo que más amo, que son mis hijos, por venir a Boca. El tren solo pasa una vez. He jugado y he ganado títulos. Eso era una piedra en el zapato: llegué y ganamos títulos; al año siguiente igual. Si bien ahora estamos en una sequía, eso es complicado porque este equipo siempre quiere campeonar todos los años.

Aquí los canales hablan más de Boca Juniors que de otro equipo. Es así. No me arrepiento de la decisión que tomé, la más difícil de mi vida, pero quería cumplir el sueño de venir aquí y lo pude cumplir.

Encima te encuentras con el ‘Kaiser’ Zambrano, que también se ganó un nombre…

A punta de patadas… Ese es un tipo con mucha jerarquía. Para mí, es uno de los mejores centrales con los que he jugado. Yo me siento tranquilo jugando al lado de él. A veces se le sale la cadena, pero cuando está conmigo se le salta muy poco. Nos conocemos desde muy chicos, en la Sub 20.

Conocí a mucha gente aquí gracias a él. Teníamos un amigo que se llama Jesús y también a Juli. Y un amigo que es chef. Han hecho que no me sienta solo acá. Solo, pero no solo. Argentina me hizo conocer lindas personas.

¿Y cómo es ella?

¿Ella quién? Ya te dije: estoy tranquilo, pero no solo. No estoy de novio.

¿Con quién te llevas mejor en Boca?

Me llevo bien con todos, pero más con Lucas Janson, los chilenos, mi ‘negro loco’ Frank Fabra. El Changuito… Es un lindo grupo, muy sano y muy tranquilo, que se merece cosas lindas.

¿Cómo viviste lo del profe Russo?

Complicado. Nunca lo había vivido en mi carrera. Lo que pasó con el profe Miguel… A él le estoy agradecido, él me trajo a Boca Juniors. Siempre estaré agradecido con él. Su partida fue complicada; en los últimos momentos no se le veía muy bien. Terminó como él quiso: dirigiendo a Boca Juniors, y se fue en paz, como siempre quiso.

¿Qué recuerdo se te viene a la mente?La última vez que vino me dijo: “¿Cómo estás?”

“Bien, bien”, le respondí. “Ya, ya te veo flojito… recuerda que yo te he traído”, ja, ja, ja. Sabía mucho. Una frase que siempre decía era que con amor se cura todo.

¿En qué club te costó más adaptarte?

El primer año me costó muchísimo, fue muy complicado. Este equipo es gigantesco, no puedes relajarte ni un segundo. Cada partido te exigen cuatro pases de gol, dos goles... Es una presión a la que no todos están acostumbrados. Aquí juega el que tiene huevos, personalidad; si no, no puedes jugar en este equipo. El segundo año empecé a levantar, y el tercer año fue mi mejor año.

¿Qué recuerdas de esa final de la Copa Libertadores ante Fluminense?

La vi tan cerca, viejo. En ese momento la vimos muy cerca. Después del empate no querían nada; yo sentía que nos la íbamos a llevar. El primer tiempo ellos hicieron un gran partido; en el segundo empujamos, hice el empate que me equivoqué, y como hablo un poquito de portugués, escuchaba que el entrenador les gritaba. La encontraron y se acabó el partido.

Y ese gol ‘Bolt’, no me vendas humo… tú ya lo tenías ensayado.

Desde chiquito. Yo siempre le he pegado con la izquierda, solo que no tenía mucha confianza. Creo que lo perfeccioné con Juan Reynoso, en los trabajos con él. A mí me dio mucha tristeza que no le vaya bien. No sé cuándo habrá un nuevo entrenador peruano, pero nos agarró con la flechita abajo. Yo le escribí y le dije que lo sentía mucho, porque de corazón quería que le vaya bien.

¿Cómo es el mundo de Boca Juniors?

Gracias a Dios no veo redes porque eso te consume. Caminas por las calles y todos te reconocen porque eres jugador de Boca. Es un mundo muy complicado, tienes que saber vivirlo. Cero Instagram, cero Twitter, porque si no, la cabeza te da vuelta con todo lo que se dice.

¿Y el Mundial de Clubes?

Siempre voy a estar agradecido con la vida por todo lo que me tocó vivir. Es una anécdota más para contarles a mis hijos y a mis nietos. Aunque no vivo del pasado, quedará ahí. Lo disfruté lo más que pude. En la primera edición estuvo Luchito Advíncula, pero ya pasó. Ahora estoy enfocado en recuperarme y volver a sentirme un jugador importante. Si puedo, darle la vuelta a la tortilla. He revertido muchísimas cosas y esta no va a ser la excepción.

¿Sufriste racismo?

No. Creo que no. Dentro de la cancha tienes que estar preparado para todo. Si te tomas a mal lo que te dicen… Yo escucho y me río. De chico volteaba e incluso hacía un gestito. Si me gritas “mono”, soy mono. Si me dices “negro”, soy negro.

¿Dónde disfrutaste más del fútbol?

Acá. En un momento me coreaban “negro”, y eso me lo voy a recordar hasta que esté viejito. He pasado momentos muy felices y, si pongo todo en una balanza, aquí es donde he sido más feliz.

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SOBRE EL AUTOR

Redacción Deportes

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