
Luis Advíncula volvió a soltar anécdotas imperdibles en la segunda parte de su charla con La fe de Cuto. Ya en confianza y con la risa fácil, el ‘Rayo’ recordó una historia que todavía le mueve el orgullo futbolero: aquella vez en que, según él, Aldo Corzo aprovechó su caída para quedarse con el puesto rumbo al Mundial.
Todo comenzó cuando Advíncula decidió estirar la celebración de sus días de gloria tras la Copa América 2015. Con la fama al tope, la gente pidiéndole fotos en la calle y una presencia que él mismo compara con la de Claudio Pizarro, se animó a visitar una discoteca en Asia, lejos de su “hábitat”.

El lateral sabía que no era su ambiente, pero igual se quedó. Lo que no esperaba era que, al salir, una cámara lo estuviera grabando. Él tenía libre todo el sábado y el domingo, con partido recién el jueves, pero sabía que la imagen podía costarle caro.
Al llegar a la Videna, fue directo a hablar con Ricardo Gareca. “Profe, he salido…”, confesó. Para su tranquilidad, el técnico le dijo que solo juzgaba el rendimiento en el campo. Advíncula respiró hondo creyendo que había esquivado el problema. Hasta que llegaron los ocho meses fuera de la Selección.
““Me voy a portar bien”, dije. Pero cuando salgo, veo una cámara. Me grabaron. Fui a la Videna y hablé con Ricardo: “Profe, he salido…”. Ojo que yo tenía todo el sábado libre y todo el domingo libre, y el partido era el jueves. Hablé con Ricardo y me dijo: “Yo solamente veo lo del campo, la vida privada no me interesa”. Uff, safé, pensé. Ocho meses fuera", contó.
EL ‘SEMBRADOR’ CORZO
Según Advíncula, ese fue el momento en que Aldo Corzo vio su gran oportunidad. Entre risas y picardía, el ‘Rayo’ contó que su amigo es quien habría mandado las cámaras al lugar de la fiesta. “Él es el que me sembró. Gracias a mí jugaste”, recordó entre bromas.
“Ahí es donde le di vida a ese mequetrefe de Aldo Corzo. Él es el que me mandó las cámaras, él es el que me sembró. “Si no, no ibas a jugar, Corzo. Tú me sembraste. Gracias a mí jugaste”. En ese tiempo estaba con la mamá de mis hijos y me preguntaba si iba a ver los partidos, y yo decía: “¿Qué voy a ver los partidos de la selección?”. Y me metía a mi cuarto, escondidito veía el partido en mi teléfono y me metía mi llanto, mi moco. Yo venía de mucho, de estar siempre, a no estar", contó.
En casa, la situación también era complicada. Advíncula estaba con la mamá de sus hijos, quien le preguntaba si iba a ver los partidos de la Selección. Él respondía que no, pero terminaba encerrado en su cuarto, viendo los encuentros a escondidas desde el celular, con lágrimas incluidas por no estar en la convocatoria.

Con el tiempo, el deseo de volver se volvió más fuerte. Y el impulso final llegó gracias al fallecido periodista Daniel Peredo. Fue él quien viajó hasta Rosario para entrevistarlo y darle el espacio para pedir perdón públicamente.
El regreso no fue inmediato ni sencillo. Advíncula volvió, pero no jugaba: el titular era Corzo. “Yo jugaba cuando Aldo estaba suspendido”, recordó. Así pasaron los partidos, incluso aquel 4-1 a Paraguay en Asunción en el que tampoco tuvo minutos.
La revancha llegó recién en el repechaje. Ese día, con la confianza recuperada, bromeó con su compañero: “Ya mucho tiempo tuviste mi lugar. Ahora siéntate un ratito”. Palabras de complicidad, porque la relación entre ambos es hoy una de las más sólidas de la Selección.
Advíncula cerró asegurando que lo une a Corzo una amistad auténtica, de esas que resisten bromas, competencia y anécdotas que ya son parte del folclore de la blanquirroja. “Con Aldo tengo una relación increíble, es mi hermanito, yo lo quiero mucho”, finalizó.



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