
Para muchos hinchas de Universitario, el nombre de Adrián Czornomaz está ligado a eficacia, carácter y goles que quedaron grabados en la memoria crema. El ‘Pirata’ dejó huella en el Monumental y también en el corazón de quienes disfrutaron de su sociedad con Luis Cárdenas, ‘Cuto’. Pero antes de ese romance futbolero, el delantero argentino vivió una etapa que parece sacada de una serie de espionaje.
Resulta que, mucho antes de los clásicos y las celebraciones en Ate, Czornomaz había pasado por San Lorenzo y Cobreloa, donde brilló y se ganó un nombre. Sin embargo, hubo un lugar en el que nada funcionó: Austria. Y no solo porque el gol no aparecía, sino porque terminó envuelto en un lío que alcanzó a la mismísima CIA.

EL FRÍO, UN SOLO GOL… Y EL PROBLEMA QUE EXPLOTÓ
El ‘Pirata’ recordó que en el Rapid de Austria todo empezó cuesta arriba. Llegó en enero, cuando el frío europeo parecía otra dimensión. La nieve tapaba las calles, la cancha y hasta los ánimos. “No alcanzaba a calentarme los pies”, le contó a Cuto, recordando que en ese tiempo no existía la ropa térmica que hoy es básica para cualquier futbolista.
Como si no bastara, el idioma hizo la estadía más dura. Él sabía algo de inglés, pero el alemán lo dejaba fuera de juego incluso fuera de la cancha. Y encima, el gol no llegaba. Solo uno en toda su etapa en el club.
Pero lo peor todavía estaba por aparecer.
LA CIA EN SU CAMINO
Czornomaz relató que los dirigentes encargados de su pase cometieron un error que lo arrastró a él también. Compraron su transferencia, pero no la declararon “en la legalidad”, como comentó en la entrevista.
A partir de ahí, se desató un problema mayor. Esos directivos terminaron investigados por lavado de activos, y en medio de esa pesquisa cayó su nombre. No porque hubiera hecho algo, sino porque tenían que seguir el rastro completo de la operación. Fue entonces cuando recibió la llamada que jamás imaginó: la embajada argentina lo contactó por una investigación que estaba llevando la CIA de Estados Unidos.

Él no tenía nada que ver, salió limpio, pero el daño ya estaba hecho.
La nueva dirigencia del club no quiso saber nada de él. En seis meses, su futuro en Austria estaba liquidado. “Me perjudicó mucho”, recordó Czornomaz, explicando que debió irse sin haber podido mostrar lo que era como delantero.
Hoy, mirando atrás, el ‘Pirata’ cuenta esa historia con serenidad, casi como una anécdota más de su vida futbolera. Pero no deja de ser increíble que un goleador que marcó clásicos en el Nacional haya estado, alguna vez, bajo la lupa de la CIA. Cosas del fútbol… y de la vida.




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