(GEC)
Kukin Flores.


POR: FERNANDO 'VOCHA' DÁVILA

Por conozco el Callao. No el de la avenida Sáenz Peña ni Real Felipe, La Punta o Chucuito. Sino el de Los Barracones y Castilla. La primera vez que lo entrevisté fue luego de un partido de Sport Boys ante Cristal. La barra celeste lo había insultado gritándole ‘fumón’. Cuando le toqué el tema, me respondió: “No le hago caso a estúpidos”.

Fue su cruz más pesada de llevar. “Solo se fijan en mí, cuando la droga está en todos lados. La diferencia es que en el Callao la gente consume en la calle y en La Molina, encerrados en un cuarto”.

Después llegaron muchas más entrevistas. No recuerdo cuántas. Nos hicimos amigos. Él, casi un familiar del diario. Solía preguntarme: “¿Estás con tu móvil?”. Le decía que sí. “Vamos, que voy a llevarte por un tour para que te conozcan”. Por primera vez fuimos al barrio picante de Castilla. Cuando entrábamos, todos se pusieron alerta, él sacó su cabeza por la ventana, lo reconocieron y lo saludaron. Los chicos se acercaron, nadie nos puso mala cara.

“Si Kukín te recomienda, eres también nuestro amigo”, me dijo un moreno de nombre Ramón, el número ‘1’ de la zona. Era admirador de Maradona. El día que me confesó esa idolatría, me reí: “No te hagas el pendejo, lo sigo por su juego, nada más”. Y soltaba su carcajada.

Cuando cayó del cuarto piso de su departamento en Chucuito, nos dejó entrar: “Caí y perdí el conocimiento. Desperté, estaba vestido de blanco, lo primero que vi fueron luces. Lloré pensando que estaba muerto. Giré mi cabeza y vi a otros enfermos. Estaba en el hospital. Me hueveé”.

Le encantaba contarme los ofrecimientos que le hacía llegar la gente brava: “Muchas veces voy a una fiesta y me dicen que si quiero una ‘apretada’ a alguien. Les digo que nadie merece ser maltratado”. A pesar de que alguna vez participó en el reality ‘El gran show’, me confesó que no sabía bailar: “Lo mío es el vallenato”.

Estaba enamorado de la escuela holandesa. “Si trabajamos como ellos, sacamos adelante nuestro fútbol”, decía. He visto jugadores queridos, que llegan a su barrio y la gente les expresa cariño, pero ‘Kukín’ era el alma del puerto. Donde iba lo saludaban con afecto, con ese amor que se le da al hijo predilecto. Hoy seguro amanecerá dibujado en muchas paredes del Callao. Se habrá cumplido lo que me dijo cuando le pregunté: ¿No te gustaría que te hagan tu mural? Y él me respondió con humildad: “No, para qué. En el Callao solo se dibuja a un finadito”.

HABLAN SUS DESCUBRIDORES

DANTE ‘KIKO’ MANDRIOTTI (Dirigente deportivo)

Lo conocí desde pequeño. En todas las giras de Cantolao era el mejor del campeonato, con 10 años le ganaba a los de 14. Cuando se lo proponía, él solo ganaba los partidos. A los 15 cambió, lo ayudamos con dos casas para su comodidad y tranquilidad, pero su entorno no lo ayudó a crecer, pese a todo llegó a ser un crack. Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos. Hacía labor social sin que nadie lo supiera, iba a los colegios a hablarles a los chicos y se ponía como ejemplo de lo que no debían hacer. Este año íbamos a hacerle su despedida con Boys, Cantolao y dos equipos del extranjero, porque era un símbolo del Callao. Se nos va justo ahora que estaba involucrado en los problemas sociales del Callao. La pena que tengo es enorme, lo vi crecer desde niño.

CÉSAR ‘CHALACA’ GONZALES (Entrenador)

Uno de mis hijos deportivos. Cuando él estaba en los minicalichines del Boys, lo enfrentamos con Cantolao y nos metió un baile. Le dije a ‘Kiko’ (Mandriotti) que lo traiga como sea. En Europa decían que había aparecido un nuevo ‘Pelé’ que jugaba en Perú. Las canchas se llenaban de gringos para verlo y Carlos la rompía. En un campeonato en Suecia o Noruega hizo más de 15 goles olímpicos, la ponía donde quería. A sus compañeros los hacía goleadores y los más ‘pitucos’ le ofrecían helados, comida y polos porque los hiciera famosos. Le hablé infinidad de veces, le di con correa, chicote y demás, pero no entendía. Sus broncas eran por defender a alguien y jamás se comportó mal con sus compañeros.

JEAN FERRARI (Exfutbolista)

Nos conocimos en Cantolao cuando teníamos 8 o 9 años. Estaban Ricardo Quimper, el ‘Loco’ Luján en el arco, ‘Kukín’ y Ricardi entre otros. Luego coincidimos en la ‘U’ y en el Boys, y siempre nos llevamos bien. Era muy noble y frontal, quizá por eso se ganó algunas enemistades. Jugaba como pocos, él solo ganaba los partidos.

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