Kevin Quevedo, nacido para triunfar.
Kevin Quevedo, nacido para triunfar.

aún no nacía y se aferró a la vida. Luchó, peleó y se defendió para llegar a nuestro mundo. Sus diminutas manos y pequeñitos pies, ya estaban inquietos desde que estuvo en el vientre. En 1996, en Cusco, su padre Willy Quevedo metió un gol con Cienciano y puso el 2-1 sobre, curiosamente, . La alegría de su viejo fue enorme, pero en la tribuna, Maritza sufrió una amenaza de aborto producto de la emoción. “Sentí alegría, luego un terrible susto y al final, felicidad. Mi hijo nació, creció y allí lo tienen, con cuatro goles ayer (el domingo)”, contó, en exclusiva a Trome, don Willy. Un hombre con la mirada detrás de unos lentes que no pueden ocultar alguna lágrima.

Kevin Quevedo vive cerca del estadio de Alianza Lima, en el barrio de San Lorenzo, paralela a Mendoza y frente a ‘Radio Patrulla’. Allí se formó con la pelotita y también en Barrios Altos. Con un par de piedras como arco, esquivando vehículos y a las señoras que hacían el ‘mercado’. “Mi hijo rompió varias lunas, muchas pelotas y algunas zapatillas”, relata su padre. Un papá que es hincha de Universitario, pero que no dudó en apoyar a su hijo cuando en este año dejó la crema por la blanquiazul. 

Después de sus cuatro goles al Aurich, el ‘27’ de Alianza Lima llegó a casa a escuchar salsa cubana. Lo esperó la familia reunida y lista para abrazarlo. ¿Qué hizo? Agradeció los elogios, pidió una bebida rehidratante, luego se fue a cenar con su madre Maritza, a quien le regaló su camiseta histórica, y dejó su celular en casa olvidando a los ‘amigos’ que aparecerían de repente. Tras ello, retornó y descansó, evitando todo contacto con los medios por consejo de su padre, un hombre que sabe de fútbol, no por algo destacó en Municipal, Cienciano y Atlético Chalaco en las décadas de los 80 y 90.

“A mi hijo le dije que no va a hacer cuatro goles todos los domingos. Que esto es solo el principio y que siempre tendrá nuestro respaldo. Dios quiera que se consolide como jugador, que luego sea vendible al extranjero y juegue en la selección”, señaló el padre de Kevin Quevedo

Ironías de la vida, 20 años después, su madre volvió a sufrir una descompensación, el domingo en la tribuna de Matute, producto de la emoción. Esta vez por los goles de su hijo.

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