El exdelantero Roberto Holsen, fue el más reciente invitado de ‘La Fe de Cuto’, el programa conducido por Luis Guadalupe, donde compartió recuerdos emotivos de su paso por Alianza Lima. Entre risas y nostalgia, el exatacante blanquiazul reveló cuál fue el episodio más duro de su carrera: la final del centenario blanquiazul ante Cienciano, un duelo que marcó para siempre su historia con el club íntimo.
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Formado en las divisiones menores del conjunto victoriano, Holsen tuvo que salir en busca de continuidad y encontró oportunidades en Alianza Atlético de Sullana. Su rendimiento lo llevó luego a Sporting Cristal, pero sin lograr consolidarse como esperaba. Con la experiencia acumulada, regresó a Matute para vivir una temporada crucial: la del centenario de Alianza Lima.
“Había regresado a Matute. Era una banda, y para el centenario armaron un equipazo. Llegaron Marko Ciurlizza y Eduardo Esidio. Ese año hubo muchas anécdotas. Recuerdo que en el 2001 hubo un ampay y el equipo no venía bien. La tribuna nos cantaba: ‘¡Están borrachos, están borrachos!’. Eran crueles (risas)”, recordó entre bromas.
Aquel plantel, dirigido por el uruguayo Gustavo Ferrín, logró sobreponerse a los momentos difíciles para terminar campeón del Torneo Apertura 2001. Holsen aún pertenecía a Sporting Cristal, pero el club rimense le permitió disputar la temporada con los íntimos, hecho que le permitió tener una pequeña revancha deportiva. “Terminamos campeonando. Aún pertenecía a Sporting Cristal, pero ellos me dejaron jugar y, siendo jugador rimense, les hice un gol y ganamos ese Apertura que nos permitió jugar la final”, confesó con orgullo.
Definición de suspenso
El atacante también rememoró la inolvidable final del año, aquella que se jugó después de Navidad ante Cienciano en Cusco. “Esa final se jugó después de Navidad, y había problemas de dinero que se arreglaron justo antes del viaje. Volamos al Cusco en un avión del Ejército, porque decían que los hinchas de Cienciano iban a emboscarnos. La cosa es que nos fuimos a los penales y a mí me toca patear el cuarto disparo”, relató con detalle, recordando la tensión del momento.
Sin embargo, lo que parecía una oportunidad para brillar terminó siendo una jugada que lo dejó marcado por años. “Por querer mandarla arriba, chocó en el travesaño. Las canillas me temblaban. Pensaba que, por mi culpa, no íbamos a campeonar en nuestro centenario. Me dio la pensadora, yo rezaba y rezaba”, contó Holsen, dejando ver la carga emocional que vivió en aquellos segundos.
El destino, finalmente, le dio una segunda oportunidad. “Después Gustavo Roverano ataja un penal a Ernesto Zapata y Waldir asegura. ¡Y levantamos el título!”, concluyó emocionado. Esa tarde en Cusco quedó grabada en la memoria del hincha blanquiazul y en la vida de Roberto Holsen, quien pese a las dificultades, se convirtió en uno de los símbolos más recordados del ataque aliancista en la era del centenario.
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