Los hermanos Guizasola son queridos, no solo en Puente Piedra, también gozan del aprecio en La Victoria donde lucieron su fútbol. Uno pícaro (Roberto) el otro sano y confiado. Guillermo Guizasolarecuerda sus momentos en donde fue compañero y cómplice de su hermano, sumando anécdotas que hasta hoy no puede olvidar. También fue dirigido por y gozó de la peculiar manera en la que el exdelantero de la dirigía a su equipos.

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Roberto Guizasola: confiar en tu hermano...

A Roberto le gustaba irse a fiestas y ya no quería ir a entrenar. Un día salió y no quería levantarse. Lo ‘empujé’ al taxi y en el camino le aclaré: “Como vamos a llegar tarde, bajamos y le decimos al profesor que se reventó la llanta. Tuvimos que empujar la ‘caña’ y eso nos retrasó”. Él aceptó la idea. Cuando llegamos, el utilero nos advirtió que estaban preguntando por nosotros.

Para mi mala suerte, mi ropa no estaba a la mano y me demoré unos minutos. Me vestí, voy al campo y antes de que el técnico me pregunte, le dije: “Disculpe, se nos malogró el auto”. Enseguida, el profesor me aclaró: “No diga mentiras, su hermano ya nos dijo que salió a una fiesta y se quedó dormido. Aprenda de él”.

Roberto y  Guillermo Guizasola jugaron juntos al fútbol en Alianza Lima (Foto: GEC)
Roberto y Guillermo Guizasola jugaron juntos al fútbol en Alianza Lima (Foto: GEC)

Roberto Guizasola: La esposa desobediente

Jugaba en provincia y mi señora se quedó en Puente Piedra. Mensualmente le enviaba dinero y le decía: “Construye una piscina en el patio de la casa”. Cuando acabó la temporada y regresé a Lima compré mi short para llegar y meterme un chapuzón.

Cuando bajé del taxi vi que mi hogar había crecido, pero para arriba. Me incomodé y le pregunté por qué no había hecho lo que le dije y me respondió: “Un día no jugarás al fútbol y de qué vas a vivir”. Ahora tengo mi edificio en las ‘favelas’ de Puente Piedra y alquilo cinco departamentos. Ella tenía razón.

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Nombraba el ‘once’ que arrancaba el partido y al último decía mi nombre completo: “Va a jugar y ojalá se ponga serio, porque si juega como debe ser, es un gran futbolista, pero para distraído, pobre que no lo haga bien, lo agarro a golpes, ya me tiene huev...”. Yo sabía que lo hacía para tocar mi amor propio. Por eso siempre le rendí y era titular en sus equipos. Me ‘hincaba’ para que me rebele y saque lo mejor de mí. Como media hora ‘rajaba’ y cuando acababa decía fuerte: “Listo muchachos, vamos a dejar todo”.

Ambos se apoyan en sus diversos proyectos después de retirarse del fútbol (FOTO: GEC)
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Una vez armamos una reunión, todos compañeros con sus esposas. Se puso a bailar ‘perreo’ y sacó a la señora de un amigo. Todo iba muy bien, de manera divertida, y en eso empezó a dar sus pasitos de acrobacia. Levantó la pierna como si estuviera pasándola por encima de la cabeza de la señora y le dio un golpe. La tumbó y todo insolente, en lugar de pedirle disculpas, le dijo: “No me sigues el ritmo, agáchate bien”.

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