Mi querida gente de esa legión de seguidores de La Fe de Cuto gracias por estar siempre pendiente de cada nuevo capítulo de mi programa. En su última edición mi hermano Johnny Vegas, el popular ‘Chilavegas’, el arquero más goleador del fútbol peruano, nos cuenta mucho ‘aguadito’ de lo vivido a lo largo de toda su trayectoria. Imperdible.
Más información: Cuto Guadalupe revela los costosos regalos que le dio su sobrino Jefferson Farfán: “Me encanta el oro”
Ahora les voy a relatar una historia vivida durante la última pandemia cuando un expresidente, Martín Vizcarra, nos mandó a encerrar y dejó a miles de peruanos ‘muriendo de hambre’ y a otro gran número de emprendedores en el rubro de restaurantes los mandó a la quiebra. Así lo como lee. Eso fue muy doloroso para miles de hogares.
En ese momento ya con varios meses con mi Restaurante Cuto 16 cerrado sin poder producir, con la carga familiar y de mis colaboradores pasamos situaciones límites que me llevó a reflexionar para encontrar una solución, una salida a la crisis económica que nos tocó vivir como lo vivía los millones de peruanos por estar encerrados sin poder trabajar.
Conforme pasaban los días me iba enterando el lamento de muchos propietarios de restaurantes que no podían trabajar por una polémica medida del Gobierno de turno. Lo más grabe era que ese Gobierno de turno no escuchaba el llamado de esos peruanos que con el pasar de los días comenzaron a irse a la quiebra uno por uno. Cada día se anunciaba del cierre de distintos restaurantes ahogados por las deudas por el alquiler sin tener ingresos. Y otro grupo más grande de emprendedores cerraban las puertas de su negocio, lo que había sido la apuesta de si vida con mucho esfuerzo, y se iban a la quiebra en silencio sin poder levantar la voz. Una pena muy grande y dolorosa.
CUTO DELIVERY
Un día me levanté y hablé con mi hermana y socia Diana para plantearle mi disposición en realizar personalmente los deliveris del Restaurante Cuto 16. Su primera reacción fue de incredulidad total, me preguntó: “Tú compadre vas a realizar los deliveris”, me dijo mi socia con un gesto de sorprendida.
Siendo sincero, no le faltaba razón a mi hermana Diana. Tomar esa medida no fue tan sencillo ya que siempre está la vanidad que todo ser humano tiene, pero que uno debe sopesar y ser capaz de tener la suficiente humildad y dejar de lado la soberbia para agarrar mis canastos y ponerme a repartir los pedidos solicitados por los clientes.
Uno de los consejos que más me ayudó fue lo que mi mamá Prince me decía de pequeño: “Vergüenza se tiene para robar, para hacer las cosas malas, mientras se trabaja de manera honrada no hay nada de que temer o avergonzarse”, me supo decir mi madre desde muy pequeño.
Ese día llegó y lo hice con fe y amor como se deben hacer las cosas en la vida. Hasta los clientes eren incrédulos cuando se les anunciaba que yo personalmente iba a llevar los pedidos. Digamos que ese día puse a prueba mi humildad y lo digo con honestidad. No es fácil convertirte en una persona que hace los mandados luego de ese ‘supuesto gran nombre’ que uno tiene, de ser una figura pública, de ser un exfutbolista profesional y reconocido. A la mente te viene la idea del que dirá la gente, que roche, que vergüenza. Pero todo eso lo pude superar, sin mayores problemas.
Al final fue muy satisfactorio recibir el cariño de cada cliente que nos solicitaba y recibía sus platos en casa. Todo ese recibimiento me dejó marcado una vez más en mi vida que cuando uno hace las cosas con amor siempre será bien recompensado.
Nos leemos el próximo lunes.