
Hola, mi gente maravillosa de La Fe de Cuto. Ustedes se preguntarán dónde estamos. Pues les digo que seguimos en Argentina y estamos en el paraíso. Estamos en una casa donde se respira “Tri” por todos lados. Ojo que este personaje no hace pasar a su casa a cualquiera, porque la casa es sagrada y ahí no entra cualquiera. Pero La Fe tiene las puertas abiertas de este departamento en Puerto Madero, donde nos recibe un amigo, el popular ‘Gus’, Gustavo Grondona.
Tú has sido tricampeón y sabes lo que se sufre llegar a una instancia así.
Claro, no he contestado a nadie para esperar a que se consiga esto. Recuerdo que, cuando lo hicimos, me parecía raro que, con tantos buenos jugadores como Héctor Chumpitaz, que era el más grande que yo conocía desde aquí, no se haya conseguido una campaña como esa. Tan fácil no era como para conseguirla nosotros, y estos chicos lograrlo 25 años después…

¿Qué ha sido de tu vida, Gus?
Después que terminé de jugar hice la carrera de técnico. No trabajé porque tenía mi club, tenía a mi tío con vida, a mi viejo con vida, y me encargué de la parte de fútbol de Arsenal de Sarandí. Todo muy lindo. Y cuando pasó todo eso estuve trabajando en Colo Colo y en Arabia Saudita. Después, otras cosas fuera del fútbol. Me gusta también viajar y poder ir a Lima a comer. Ya estamos más grandes y hay que disfrutar un poco.
Tú eres de una familia de futbolistas; en general, el apellido Grondona es una esencia aquí…
Sí, nacimos con una pelota abajo del brazo. Mi viejo fue jugador, entrenador y presidente. Yo fui jugador, mánager, vicepresidente de Arsenal, entrenador, y respiro fútbol. No creo que me vaya nunca del fútbol, pero ahora elijo el tiempo, porque te exige mucho. Es 24/7 y te lleva mucho tiempo. Me voy a morir así.

¿Qué recuerdas de tu llegada a Universitario?
A Alfredo Gonzales… ¡Qué grande Alfredo! Tenía un montón de excesos y lo querían en Universitario. Cuando lo criticaban, se iba, con la tarjeta del club, con los más chicos, a comer. El ‘Gordo’ se metía en problemas. Él me vino a buscar acá, se peleó conmigo y terminó diciéndome: “No te llevo”. A los dos días me llamó para decirme: “Listo, te vienes conmigo”.
Me dijo: “Vienes porque vas a ser figura”. No sé de dónde lo sacó. A los seis meses estábamos disfrutando del primer título. La gente no sabe lo que costó. Ahí tengo una anécdota que tiene que ver contigo…
Cuéntalo para que mi gente lo sepa…
Cuando me dicen: “¿Dónde empezó el tricampeonato?”, siempre digo que nos costó repetir lo de Oswaldo (Piazza), que fue muy bueno en la primera etapa. Nos costó, pero yo llego y hago un gol; después me costó sostenerlo hasta que te adaptas. La primera final era por el primer torneo que había conseguido el ‘Chino’ Pereda, que ya se había ido a jugar a Boca Juniors. Entonces Oswaldo apuesta por Falaschi, Cantoro y Esidio, que venían jugando. Lo vi de afuera ese partido. Perdíamos 2-0 y una escapada de este señor (señala a Cuto).
Te voy a contar una intimidad: estaba en esa jaula, la ‘perrera’ que le decían en el Estadio Nacional. Pensé que lo perdíamos porque Cristal tenía un equipazo. Pero cuando haces el 2-1 dije: “Tenemos una chance”. Al día siguiente Oswaldo me dice: “Entrenamos y juegas de titular la revancha”. Se me pone la piel de gallina, jajaja.
¿Y qué pasó?
Hice un partido de práctica brillante y dije: “Podemos salir campeones”, pero porque tú hiciste el gol; porque un 2-0 creo que no podríamos remontarlo. Recuerdo que pierdo un gol de cabeza y pensé: “Vamos a perder el título por culpa mía”.
Cuando íbamos al Nacional leía: “Cristal camp…”. Uy, dije: “Vamos a salir campeones porque ellos están con la presión”, porque eran más equipo; nosotros, más hombres, más garra, y jugábamos bien cuando podíamos. Oswaldo me puso a mí primero en los penales. Si te ponía tercero o cuarto, te ibas a acordar del gol que fallaste. Y era verdad. Pero todo nació del gol que anotaste.

La campaña del 99 también fue intensa…
Fue difícil porque hubo un proceso de recambio. Los problemas con Company… Después lo solucionamos cuando vino a Argentina. La vida es muy corta para estar peleados. Sí hubo un problema, no lo voy a negar, pero Universitario es tan grande que terminamos saliendo campeones igual, con un campañón. Sabíamos lo que queríamos y a dónde queríamos llegar. En ese momento no pensábamos en el ‘Tri’, pensábamos en el ‘Bi’, pero todo se dio como una película. Bicampeonamos en la cancha de Alianza Lima. Quién se lo hubiera imaginado.
Ese Torneo Apertura lo ganamos en Piura…
Cuando se tiró el Gordo Edy, se rebalsó la piscina. Después de eso se sumó gente, pero se adaptaron bien. Lo mismo que pasó este año con la ‘U’: se contagiaban del ‘Puma’ y se adaptaban a los problemas. Ese año yo me voy a Independiente.
El ‘Loco’ sigue diciendo que me vende a Independiente con los goles de Esidio…Jajaja.
Tú jugaste un partido bárbaro de Copa Libertadores ante Cristal. Mi viejo vino a ver dos partidos y se iba. Ese día me dice: “El negro lateral juega bien y pasa rápido”. Luego César Luis Menotti me llama y le digo la verdad: que eras delantero y Piazza te puso de lateral. Pocos peruanos habían salido a destacar; pasó con el Chemo y después no había.
Después le haces un gol a Corinthians, pero luego te costó sostener eso, como me pasó a mí aquí. A mi viejo lo mataban diciendo que había hecho un “negocio”. Hasta el día de hoy me dicen que yo te recomendé. El fútbol tiene muchas variables; hasta la mujer, que a veces le cuesta adaptarse.

Luego Menotti se va, llega Enzo Trossero y me dice que no me tiene en los planes. Tu papá me dice: “Te quedas a pelear o regresas a la ‘U’ a jugar la Copa Libertadores”. Y decido volver.
Gracias a eso pudiste jugar la final de la que te comenté. Es lo que pasó con Jorge Fossati, que pudo volver para hacer historia en la ‘U’. Fue un acierto traerlo y de él aceptar después de dirigir a una selección.
Roberto Chale también tenía eso: llegaba a la ‘U’ en momentos claves.
Hay que decir que el plantel también se peleaba con Roberto… pero era un crack. Estaba subestimado, Roberto, con eso de que trabajaba mucho o trabajaba poco. Era un crack. Recuerdo una charla previa a un clásico con Alianza Lima que, después, cuando él dirige Alianza Lima, recordé y dije: “Lo que debe estar diciendo este hijo de puta…”. ¡Qué fenómeno Roberto!
Me acuerdo de esos ‘permisos’ que le daba a su tocayo, la ‘Foca’ Roberto Farfán. “Tocayo, usted va a salir…”, le decía. “Sí, profesor”, respondía Roberto. “Pero usted ya sabe cómo es el sábado…”.
Qué jugador Roberto Farfán. No tuvo la trascendencia que merecía. Viendo a los jugadores modernos, él era un goleador nato. Esidio hizo más goles, pero yo, que jugaba detrás de él, lo veía chocar, saltar, te mataba arriba. Era un jugadorazo, a mí me encantaba. Guapo, aparte. Lo único que no le gustaba era jugar en la altura, ja, ja, ja. Algo le pasaba siempre. No lo molestábamos; sabíamos que no iba a rendir. Qué bárbaros éramos.
¿Qué más te acordabas de esa etapa?
De Alfredo Gonzales cambiando la localía para que nosotros jugáramos dos partidos seguidos en casa, incluso entregando las taquillas. Ahí te dabas cuenta de que ese dirigente quería ser campeón. A mí me gustaba eso. Después me llevaba a la Cusqueña para una reunión, para sacarle mejores condiciones, y le sacaba algo más, y lo hacía para pagarnos mejores premios. Qué casero se manejaba el club siendo el más grande. Hoy hay otras herramientas, aprovéchenlas. Nosotros concentrábamos en el Lolo Fernández y dormía con ‘Feri’ del Solar, que no me dejaba salir porque decían que estaban penando.
O comiendo con la Tía Margarita, que te traía la sopa con el dedo adentro, jajaja. Te la tenías que comer, porque si no le quedabas mal. “Sin dedal” le decíamos. Después me pedían que coma la ‘chanfainita’. “Ni en pedo la como”, decía. Alfredo me dijo que el máximo logro de mi paso por la ‘U’ no fueron los goles ni el título, sino que todos pudieran comer fideos, cuando antes comían cualquier cosa. Hoy pasa algo similar en el equipo.
Me imagino que viste la película de la ‘U’…
Sí, la vi. Fue muy lindo. Ser parte de eso es la parte linda de todo. Otra época, pero igual de linda.
Luego viene la campaña del 2000…
Impensado. No hay que vender humo. No es que nosotros dijimos: “Vamos a salir tricampeones”. Más allá de que todos trabajábamos por dinero, te terminabas encariñando con el club, eso no tiene precio. Es verdad que, si no consigues resultados, es difícil que te enamores. Una cosa lleva a la otra. Ya lo conté una vez: Alianza Lima me ofreció más plata para llevarme, pero me terminé quedando en Universitario por menos. Por eso me dio tanta bronca que se desarme el plantel.
Pero así es el fútbol: unos dicen una cosa, otros dicen otra. Y me terminé encariñando con el club. Después me termino yendo a Cristal, pero porque me peleé con el presidente. No tuve manera. Cuando pude elegir, me quedé. Cuando ya no pude elegir, me fui a jugar cuatro meses con Cristal. Me criticaron igual, pero somos profesionales.
Te lo pregunto, porque también se lo pregunté al ‘Pirata’ Adrián Czornomaz: la razón por la que se fue a Cristal…
Yo lo molesto al ‘Pirata’ porque le digo: “Tú te fuiste por más plata”. Yo me peleé con Aspauza. La gente de él vino pensando que era fácil ganar, salir campeón. Yo le dije que para armar algo se tarda mucho y para desarmarlo, muy poco. Imagínate, han pasado 25 años… no era tan fácil.
Yo pude haber ido a otro club que me ofrecía más dinero, pero me quedé, no pensando en salir tricampeón, pero algo habrá habido allí, inconscientemente. Valió más lo que conseguí deportivamente que la plata que pude haber ganado. No tiene precio eso.

Y los hinchas te lo reconocen después de tantos años…
Yo debo haber sido el único futbolista que pasó a Sporting Cristal para ganar menos dinero de lo que ganaba en su club. Me había peleado con Javier Aspauza y no tenía otra salida. Tenía que esperar que los chicos terminaran el colegio y por eso solo firmé cuatro meses.
Ese año inauguramos el Monumental…Uhhh. Yo tengo una foto hermosa de cuando vino mi viejo de visita y estamos tú con Alfredo Gonzales en un montículo de tierra, con casco de obrero. Atrás no había nada, solo estaba el cerro. “Acá va a estar el estadio”. “¡Qué estadio va a hacer este gordo!”, dije yo.Vino mi viejo y nosotros inauguramos ese partido donde quitaron el aforo y el gordo vendió entradas igual. ¡Un quilombo! Inauguramos la cancha y no lo podía creer. Y salimos tricampeones en esa cancha. Pasamos del Lolo a esa cancha. Fue como si pasáramos del televisor blanco y negro, al de color, y después a tener internet.
Ellos van a valorar esto con el tiempo.Alex Valera, por ejemplo, lo que le habrán ofrecido para irse y no lo hace… después lo valorará el día de mañana. Ahí está el premio.
¿Cómo te fue jugando en Cerro de Pasco?
La primera vez que fui a Cerro de Pasco me dijeron que no grite para que no me maree, pero hice un gol y no lo festejé. Me preguntaron: “¿Qué pasó, lo anularon?”. “No, me dijeron que no grite”, respondí. Fue un golazo y no lo grité.
Beto entra por ti en Cerro de Pasco para hacer ese gol famoso.
Claro, entra por mí, por eso cuando hace el gol lo voy a abrazar. Ese día Alfredo, que sabía mucho de fútbol, le dice: “Te felicito, no por el último gol, sino por haber agarrado la pelota y patear el penal”. Es como el gol tuyo, el 2-1 a Cristal. Por eso es mérito de él.
El ‘Puma’, por ejemplo, tenía dos virtudes: una adentro y una afuera. Adentro fue que cuando llegué me hizo sentir que este era mi club. Es más, cuando estaba hablando decía: “¿Están hablando castellano? ¿Qué carajo está diciendo? No le entiendo nada”.Después me enseñó el club y me obligó a enamorarme del club. Después vinieron los resultados. En la cancha, el ‘chavón’ se paraba en un lugar y el equipo se paraba allí. Te quedabas con diez, uno menos, y él se quedaba allí.
La famosa garra crema estaba asociada a los huevos, a meter; y yo decía que también era agarrar la pelota, meter un caño y pegarle a la pelota. Eso también era garra para mí.
¿Recuerdas las charlas de Roberto Chale en el Ariosto?
Contamos la charla de Alianza Lima tal como fue. Nos hizo ir, como siempre, al frente del Ariosto en una salita donde estaba la pizarra, y sabíamos que duraba cerca de 20 minutos. Dijo: “Qué les voy a decir si van a jugar con estos cagones. Vayan y gánenles”.No dijo más nada. Salimos a la cancha y los pasamos por arriba, para después salir bicampeones.
Me acuerdo de las palabras como si fueran hoy. Yo dije: “Este tipo está loco”. No dio las marcas, no dio nada. Te dicen: ahora no hay que hablar. Pero ese día dijo: “Qué les voy a decir. ¿Saben cómo les dicen a ellos? Los cagon… Vayan y gánenles”.
La vuelta en Matute… No nos apagaron las luces, pero nos tiraban las chatas de ron. Dimos la mitad de la vuelta porque todo podía terminar mal.
¿Sabes quién fue el más vivo de todos? Eddy Linares es mi hermano. Me habían expulsado y salgo. Cuando estamos dando la vuelta, lo llamo a la mitad de la cancha. Viene Eddy y me dice: “No nos vamos a doblar por acá nomás, con la gente de la ‘U’”.Le digo: “Gordo, no es una falta de respeto. Salimos campeones”.
Y para hacerme entrar en razón me dice: “En el Comando Sur están con armas”. No sé si era verdad o lo inventó, entonces dimos media vuelta y no generamos problemas. Pero, como te repito, nosotros respetamos a Alianza Lima desde otro lugar: jugando en serio, haciendo los goles sin gritárselos. Siento que nos merecíamos la vuelta.
Este plantel sí dio la vuelta con su bengala y todo.
Está bien, se hizo sin faltar el respeto.
¿Cómo llegaste a jugar por Cristal?
Yo hacía doble turno en un gimnasio de Miraflores donde entrenaba el presidente de Sporting Cristal. Muy respetuoso, nunca me dijo nada, pero cuando surgió el problema con Javier Aspauza, él me invitó. Yo dije: “Me quedo acá”. Le comenté que me iba a quedar tres meses por el colegio de los chicos y después me iba a Buenos Aires. Él me quería hacer contrato de un año, pero yo le dije que en diciembre me iba sí o sí.

La anécdota fue que, cuando tuve que jugar ante Universitario, me agarró fiebre. Increíble, volaba en fiebre. Yo dije: “No puedo no estar, porque le estoy fallando a la gente que me trajo”. Me metí pichicata, de todo para jugar. Recuerdo que me pusieron una bandera, pero después la mandaron a sacar. Yo sabía quién la había mandado a poner. Sabía que no tenía que hacer nada, porque el cariño de la gente no se iba a borrar. Traté de estar como pude pese a la fiebre, pero mi historia ya estaba escrita.
¿Luego volviste a Arsenal de Sarandí? ¿De ahí son ustedes?Yo quería volver, pese a que nunca había estado en Primera División. Mi sueño era volver y ascender. Era una utopía. Cuando tricampeoné, agarré mis botines y se los di a mi hijo. Le dije: “Estos se quedan en la vitrina, no se usan más”.
Al final terminamos jugando la final para ascender a Primera con Arsenal y cogí los chimpunes con los que conseguimos el tricampeonato. Estaban hechos mier..., y le dije a mi hijo: “Los necesito, los voy a usar”. Con ellos pude ascender a Primera. Me di el gusto de jugar un año en Primera y me retiré. Ya estaba grande; Dios fue generoso conmigo.
¿Cuál era la concentración que más recuerdas?La del Lolo, donde no podía ir al baño porque decían que penaban. ‘Chemito’ me decía: “Escucha, escucha”. Se meaba encima con tal de no salir al baño por la noche.
TE PUEDE INTERESAR
- Alexandra del Solar contó amistad de ‘Chemo’ con los ‘Potrillos’ de Alianza Lima
- ‘Amá Charo’ cuenta que peinaba a Jefferson Farfán con aceite de cocina [VIDEO]
- Álvaro Barco explica por qué usó la ‘camiseta 10′ de Universitario [VIDEO]
- Claudio Techera: Su melena, su inesperado retiro, la fractura a su compañero, Pipo Gorosito y más
- Manuel Corrales revela el verdadero origen de su sobrenombre ‘el avión’ [VIDEO]
- ¡Amá Charo! Los peinados y correazos a la Foquita, su caída a silo y el hincha que casi la ahorca











