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POR: JOSÉ REYNOSO ALENCASTRE
Francesco Manassero lleva más de media vida dedicada al fútbol. Como jugador, presidente de la Agremiación y ahora como entrenador. Y entre tanta pelotita se le creó un mito con Jaime Bayly que lo marcó para siempre y hoy se anima a contar.
Estuve en Universitario hasta los 14 años. Me pasaron a juveniles, era muy chico y flaco, no me ponían nunca, me aburrí y me fui. Solo jugaba en el colegio Claretiano, ahí me ve ‘Chalaca’ (Gonzales) que jugaba en Cristal. Como ya había pegado el estirón me llevó a la Florida y me quedé.
Una gran generación, aunque con Cristal les ganamos el campeonato juvenil. En el San Martín quedamos 3-1 y en Matute empatamos 1-1 y los hinchas casi nos matan.
Hoy sería como Paolo (Guerrero) o Jefferson (Farfán). Tenía velocidad, habilidad, cabezazo, le pegaba con los dos pies, técnica. Un jugador completísimo y también muy agrandado.
Estábamos en una selección juvenil concentrados en Huampaní y nos daban libre las tardes del sábado y domingo. Los lunes temprano salía el bus desde el Estadio Nacional para regresar a la concentración y el último en llegar siempre era Escobar, encima caminaba como estrella y se demoraba. Le decía: ‘Lucho no la cag... así no vas a ir al Sudamericano, mira que aún no dan la lista’. Y él me respondía: ‘Tranquilo Francesco, que tú y yo somos los mejores y únicos fijos del plantel’.
Jugué poco, tuve mala suerte. Cuando estaba en mi mejor momento junto a ‘Chemo’, ‘Puchungo’, ‘Balán’ y (Juan) Reynoso, llegaron (Julio) Uribe, Franco (Navarro), Hirano, Olaechea y nos dejaron de lado. Además, me tocó ‘Pepe’ como entrenador.
De lejos, el peor entrenador que tuve. Para las Eliminatorias del 90 nos decía: ‘Hoy toca café con leche’. Preguntábamos ¿qué era eso? y armaba un partido de práctica de morenos contra blancos. Otro día decía: ‘Hoy juegan mayores de 25 contra menores de 25’. Un desastre.
Company, Oblitas, Arrelucea, el colombiano Álvaro de Jesús Gómez y Roberto Chale, que veía el fútbol como pocos.
Estaba en Pesquero y jugábamos ante Cristal de ‘Ñol’, Maestri, Julinho, Balerio, ‘Chorri’, un equipazo que goleaba en todos lados. Estábamos nerviosos y él lo notó. Antes del partido nos junta y empieza: ‘Manassero, ¿tú crees que Palacios juega mejor que tú? Ese es chiquitito, tú eres mejor, hoy te lo comes’. Luego a Duffó: ‘Martín, eres ‘He-Man’, Asteggiano es un h... a tu lado, hasta más guapo eres’. Y así con todos. Salimos creyendo lo que nos dijo y ganamos 3-0.
Él coincidió conmigo, yo era la figura. Claudio recién empezaba, tenía 17 años.
Cuando cobrábamos, invitaba a comer a los más jóvenes. Yo ganaba tres mil dólares y ellos solo doscientos. Pagaban en cheques y, al endosarlos, él veía y me decía: ‘Cuándo tendré tanta plata’. Pasaron los años y un día Claudio estaba en Chelsea, lo vi y le dije: ‘Ahora soy yo quien dice ¿cuándo tendré tanta plata como tú?’.
Todos menos los de Cristal.
Daba ganas de pegarles. Estafaban al jugador y lo maltrataban, a los extranjeros los dejaban en la calle.
Ya no, si lo hacen me c... de risa. Si me dicen ‘maricón’ es como si me dijeran gordo, como no lo soy, no hago caso.
Había escrito bien de mí en un diario y coincidimos en un avión. Íbamos a jugar un cuadrangular con la selección a Trinidad y Tobago, y me acerco a agradecerle. Él era chiquillo, muy tímido, y nos quedamos conversando. En el hotel lo encuentro y me dice: ‘Si quieres llamar a Lima a tu enamorada ven a mi cuarto, hablas y así no pagas nada’. Subimos con ‘Chemo’ y hablamos dos horas cada uno.
En el estadio lo llamábamos para que vea el partido preliminar con nosotros y se ‘chupaba’, casi ni hablaba. Un par de veces me llamó de la tele, pero no me encontró. Con el tiempo fui a dos de sus programas y nunca más supe de él hasta que salió lo del libro.
Un día llego a entrenar y los compañeros empiezan a vacilarme, yo no sabía nada. Creo que en ‘Caretas’ habían sacado esa parte del libro en el que supuestamente hablaba de mí y no lo tomé a mal. Nunca pasó nada, así que tranquilo.
Para nada. Cuando hablaba de fútbol ahí sí se soltaba, porque paraba solo y nos miraba de lejos.
Claro. Me capacito siempre, estuve en Colombia cuando Autuori pasó por Nacional y sigo estudiando. El problema es que los presidentes de los clubes no perdonan que con la Agremiación los hice pagar y no me llaman.
Gracias a Trome, conversamos de todos los temas. Ahora a cuidarnos y seguir viendo fútbol, entrenar en casa y esperar que pase todo esto.
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