Mi gente de ‘La fe de Cuto’ luego de la picante entrevista con ‘Vitito’ Reyes, les traemos la primera parte de una entretenida charla con el exportero de Sporting Cristal Erick Delgado. El ‘Loco’ nos cuenta detalles de su carácter y sus más divertidas anécdotas de su carrera.
Erick Delgado retrocede varios años para recordar sus orígenes y sus inicios en el mundo de la pelotita en Cristal. Además, nos habla de su familia y de cómo formó su temperamento, el mismo que lo ha caracterizado por el ser una persona explosiva, algo de lo que ahora reflexiona.
Finalmente, nos cuenta sus picantes discusiones hasta con los periodistas, su paso por Sporting Cristal y hasta de sus referentes. Arrancamos, mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la visa.
¿De qué barrio eres?
Yo soy del Rímac, me crié en el Rímac y salí del Rímac cuando tenía 20 años. Cuando empecé a jugar en Cristal y tuve la posibilidad de salir del barrio, pero siempre volví porque mi familia es del Rímac y por eso mi cercanía con el club. Siempre que vuelvo al Rímac, que hoy por hoy es mucho menos, la verdad es que la gente me recibe muy bien porque soy de ahí, soy del barrio. Ahora dicen barrio a cualquier cosa, pero son barrios picantes. Aparte, ahí forjas también tu carácter porque cuando estábamos chibolos no habían videojuegos, te llevan a jugar pelota contra los otros barrios y te terminabas peleando con todo el mundo, es lo normal, ahora ya no se ve tanto eso, se ha ido perdiendo con la tecnología. Mi papá sigue viviendo en el Rímac, a él no le gusta salir del barrio porque también es más económico y mi mamita, que ya no está, hasta el último siempre estuvo en el Rímac. En el Rímac, ahora último que fui, hace como un año, conocí un sitio que hacen sopaseca, comida piurana, hay de todo, sitios de ceviche, terminábamos de entrenar y nos íbamos a comer a la Capilla, con la gente del club y la gente del barrio que todavía queda.
¿Cuál es tu chapa del barrio?
Antes de la chapa que me conocen por el fútbol, nunca me pusieron una chapa porque yo era picón. Si me decían algo, ya me quería pelear, lo que no está bien porque uno tiene que tener correa... pero yo no era de molestar mucho, yo empecé a ser chacotero ya estando en la pelota, en los camerinos. Cuando estaba chibolo, salía a jugar y estaba más pendiente de que alguien me fastidie para irme a las manos, que nada que ver, estaba chiquillo. Sinceramente, no recuerdo haber tenido una chapa especial de chiquillo hasta que llegué al club a los 12 o 13 años que empezaron con el tema de ‘Loco’, pero fue porque yo renegaba y hablaba solo, renegaba solo y alguien me vio y empezó con el tema de ‘loco’. Me terminaron llamando así, me acostumbré y ya no me molestaba. Me decían también que era agrandado porque era de contestar, pero no quería pasar por encima, sino porque era renegón y no me gustaban las injusticias... pero ser sumiso a veces te abre más puertas, si hubiera tenido el tino para algunas cosas, hubiera quizá tenido mejores oportunidades.
¿Cómo fue tu infancia?
Como la de cualquier niño normal, tuve la suerte de ser un niño sano, siempre tuve claro qué quería. Quería ser deportista, dedicarme al deporte, pero hasta que no tuve la oportunidad de estar en el club, no sabía que podía vivir del fútbol. Nunca me faltó nada gracias a mis padres, no éramos ostentosos, teníamos que acomodarnos con sus Súper Reno o las Tigre... todas esas cosas las he vivido, siempre tuve un plato de comida gracias a Dios, el aguadito que terminé hostigado por mi abuela y hoy da la casualidad que antes de pedir un aguadito, puedo pedir cualquier cosa, pero me gusta, soy buen pobre. Fui un niño con una infancia buena, creo que eso ha hecho que yo siempre trate de estar siempre de buen humor, con una sonrisa, no soy nada serio, soy normal, jovial, chacotero, a veces la gente confunde... era bien picón eso sí, perdía un partido y ya me quería pelear hasta con la mosca, después, pasaron los años y lo controlaba.
¿Qué tal alumno eras en el colegio?
Era un alumno disciplinado. Iba, no me gustaba tirarme la pera, lo hice alguna vez para irme a jugar pelota, pero no me nacía faltar al colegio, me gustaba estar entre mis amigos. No era un estudioso porque la flojera me ganaba... iba al colegio, no me daba ni para ir a almorzar, ya estaba yendo a entrenar, estaba en el micro hora y media, terminaba de entrenar, otra vuelta al carro, terminaba tomando lonche a las 7 y ya tenía que irme a dormir, no me daba para las tareas. El día que tenía que pasar el año, estudiaba todo lo que no había estudiado en los bimestres, pero yo creo que era un alumno regular, nunca hice estudios superiores porque empecé a jugar al fútbol muy chiquillo, pero nada qué quejarme, creo que nunca fui malcriado, siempre bien con los profesores. Una vez jalé Eduación Física, es que no es fútbol, y el profesor me puso 05. Mecanografía también jalé. Una vez saqué como 8 rojos en la libreta.
¿Cuál era tu curso favorito?
Mi curso favorito era historia, siempre me gustó la historia, cuando viajo siempre me gusta saber la historia, los documentales, la Segunda Guerra Mundial, todo eso me gusta. La Literatura también todo bien, nunca tuve problemas con las letras, el problema era con los números. Las ecuaciones, no sabía qué hacer... yo tenía una profesora particular en el barrio y me metía unos reglazos con la regla de metal, se llamaba Gioconda, me hizo aprender a la fuerza la tabla de multiplicar, siempre la recuerdo, me quedé marcado y tenía como 8 años. Pero si no hubiera sido así, no aprendía. En secundaria, la tabla de química... no era lo mío, luego no lo utilizas...
¿Cuándo empiezas a darte cuenta que quieres ser futbolista profesional?
Creo que hay un momento en el que te gusta el fútbol, te gusta competir, pero cuando me doy cuenta que puedo es cuando, aparte de estar dentro del club, yo hice división de menores de Cristal desde los 10 años, cuando me empiezan a llamar a las selecciones de mayores, me di cuenta que yo podía, que tenía nivel. Quería tratar de ser el mejor y a veces me frustraba de niño. Cuando se dan cuenta que tengo condiciones físicas como para estar en el puesto, ahí digo ‘de este tren no me bajo nunca’.
¿Tu abuelo era futbolista, Guillermo Delgado, tu familia viene de futbolistas?
Mi abuelo era aliancista a muerte. Nunca lo vi jugar, pero siempre dijeron que era muy bueno, tanto así que dicen que debe haber sido el mejor defensa de la historia en el fútbol peruano. Yo digo lo que me han contado, yo no lo conocí, pero sí había un feeling por el equipo aliancista de toda la vida. Por lo que me contaba mi abuela, era un tipo de carácter, alto como yo, un poco menos, pero no aguantaba pulgas. Un día cuentan que el profe Gallardo una vez quiso hacerle no sé qué cosa y lo correteó por toda la cancha, y el profe Mellán decía ‘nunca vi uno igual’. Lo respetaban. Yo nunca llegué a conocerlo personalmente. Cuando empecé a jugar al fútbol y a ir de giras, él sabía que tenía un nieto que jugaba pero nada más que eso, el que sí estaba tocado por eso era mi papá.
¿Te costó pagar derecho de piso?
Sí, claro. En Cristal no tanto, pero igual me pasó la factura y con la selección más, sobre todo con mi carácter, es que la gente no estaba contenta con que uno les dijera sus verdades, y que un chibolo de 19 o 20 años que te diga cosas... no estás contento... pero me sirvió para aprender. Hoy en día me doy cuenta que eso ha hecho que me respeten, si hay algo que me llevé de los años del fútbol, es el respeto de la gente, hasta los hinchas de la U me paraban en la calle a saludarme, nadie puede quejarse de mi carrera. Podrán haber dicho lo que quieran, pero para mantenerte 20 años en el arco de Cristal, tenía que haber sido bueno sí o sí, así me quieran decir lo que quieran, no me interesa. Una cosa es llegar rápido y otra mantenerse, la gente no analiza, ahora las redes sociales aguantan todo. Yo sí considero y creo que la gente me respeta y eso es importante, porque yo he tratado de mirar a cualquiera a la cara y decir ‘no te fallé’, ‘siempre te dije las cosas como eran’. Siempre trato de andar por la calle con mi consciencia en paz y hoy por hoy no me puedo quejar de mi suerte.
¿Eres consciente que para muchos dirigentes eras un problema, porque sino estuvieras tapando tranquilamente ahorita?
Por supuesto que sí. Es más, mucha gente me ha dicho que se me ve joven aún, pero no sé si aguantaría muchas cosas. Extraño el fútbol, extraño tirarme, tapar, que me duela todo, levantarme en las madrugadas con dolores en las rodillas, pero es lo que me tocó y trato de llevarlo bien, de disfrutar las cosas de las que me privé. Nos controlaban hasta el peso, ya me sacrifiqué 30 años, pero no voy a negar que lo extraño. Hay mucha gente que en el Perú no le hace bien al fútbol y eso no está bien, espero que algún día se cambie, que hasta respetan a la gente que tiene experiencia en esto, como Alemania, eso no pasa acá, acá no va pasar, es muy difícil. No ven a los chicos como seres humanos, sino como un producto.
¿Qué recuerdas de tu debut en la profesional?
Que me botaron, me expulsaron en el primer partido que tapé. Fue debut y despedida. Te acuerdas que estaba el pelao Dertycia en Copsol, de delantero, era muy bueno, vino a quemar su último año acá, y ese día me entero que iba tapar. Me empezó a buscar la boca, me molestó todo el partido, qué no me dijo... yo en una le reclamé y Albert Caballero me sacó la primera amarilla y la segunda amarilla, en el segundo tiempo, fue por hacer tiempo, estábamos ganando 3-0, 2-0 no sé, no necesitaba ni hacer tiempo, me botaron... siempre se lo recordé a Albert Caballero, se reía. Fue una anécdota graciosa porque otro no hubiera tapado de nuevo pero creo que Paulo en ese momento puso las manos al fuego por un arquero joven, algo que no pasa ahora. Yo nunca salí, como los chicos de mi edad, a conocer chicas porque tenía que ir a entrenar, pero es bonito, yo creo que no hay deporte como el fútbol, nada como la adrenalina del fútbol.
¿Cómo fue tu salida de Cristal?
Ya hoy después de 10 u 11 años, ya no lo veo tan polémico. Ellos tenían otros planes, yo creía que podría haber seguido, estaba en un buen momento futbolístico pero ellos pensaban diferente, hay un montón de circunstancias que pasaron, que ya para qué seguir tocando el tema, pero creo que hay gente puntual que después se hicieron los locos y quisieron sacar el cuerpo de las decisiones que tomaron y qué irónica es la vida que siguen haciéndolo o siguen diciendo cosas. Yo la vez pasada leí un par de cosas y dije ‘qué’, somos oportunistas, está mal eso. Pero creo que sí considero injusta mi salida, si considero que pudo haberse manejado mejor, pero sí le costó a Cristal mucho tiempo tener un arquero que se consolide en el arco después que salí, les costó un montón de años. Lo he ido analizando y no me llena de orgullo tampoco y tampoco lo digo, pero si lo piensas, porque estamos del otro lado, es verdad, demostrado está, nunca quisieron mirar para el costado y decir ‘nos equivocamos’, hubiera sido lo correcto porque en Aurich y en Muni tuve buen nivel. Nunca me gustaba descansar, ahora ya no son así, ya no pasan esas cosas que siempre quieres estar, ahora piden descanso, que entre el otro, se turnan, antes no era así. Habían unos tíos que no te dejaban tapar nunca, es cómo crecías, te inculcaban eso, el arquero no sale ni muerto. He tapado con el menisco roto, he tapado desgarrado, qué no me ha pasado, me han cortado como si fuera un muñeco de trapo.
¿Te acuerdas de Martinuzzi?
Cuando yo llego, él sube con ustedes. Yo me había pasado el 2008 lesionado hasta septiembre y comienzo a tapar en Cristal de septiembre a diciembre... Cuando a mí me ofrecen tapar en Aurich porque, es el 2008, termina el año y Juan Carlos me dice que no me tenía en sus planes en Cristal, que me parece mal pero al menos lo reconoció. Pasa esto que voy a Aurich, cuando estaba Oviedo recién agarrando el Aurich con Merino, yo digo ‘voy a intentarlo’, Chiclayo es de lo mejor que hay, por todo, ya lo sabes... jajaja pero dejando la broma, recuerdo que yo le dije a Franco cuando estaba más joven y yo también estaba chiquillo, tenía 25 años, le digo ‘para qué voy a ir si ya tienes a tu arquero’, yo me guio por lo que me dice Franco, yo fui nomás. Yo necesitaba jugar porque venía de una lesión larga. Fuimos a Iquitos primero a un partido amistoso y lo pone a tapar a Fernando, creo que perdimos. Cuando va a la presentación, que era el partido siguiente en Chiclayo, me pone a mí, qué pasó... Fernando no quiso salir a calentar, me pone a tapar, Fernando era buen compañero, un tipazo, yo creo que él no fue contra mí, fue contra Franco y compañía, que eran Oviedo y Merino que le habían traído a otro arquero. La gente no lo tomó a bien y se fue del estadio, él solito cavó su tumba en ese momento. Entrenó casi un mes más con nosotros porque no arreglaba su situación, pero yo siempre bien con él, él mismo se me acercó a decirme que no era nada conmigo, y después de eso Fernando un caballero, pero sí se peleó feo, fue raro... Recuerdo que al día siguiente o dos días que pasa la situación, Franco se peleó con Fernando, cavó su tumba, no se debieron pelear. Creo que hubo una descoordinación.
Una vez tú reaccionaste mal..
Sí, a veces te gana... Fue contra Franco, empatamos un partido, Franco estaba defendiendo la payasada que Jesús Álvarez quiso salir jugando y la perdió con Mauricio Montes y me tiró la pelota por encima y ese arco era en el aire, yo ni corrí, la pelota ni la miré, yo no quería saber nada con el partido. Pero en ese partido no hubo problemas porque lo terminamos empatando contra Cienciano, termina el partido no pasa nada y a los dos días, en la charla, le digo a Franco que no puede ser posible que no diga nada, tiré la pelota y me fui. Pasó esa situación y me voy al departamento y me llama Oviedo a preguntarme qué había pasado, yo estaba molesto, Oviedo era como calmado y recién estaba agarrando experiencia, para él era nuevo todo. Voy al día siguiente y ahí yo no me cambio y me quedó ahí abajo, ahí fue donde tú me llamas, Franco me miraba nomás, ahí todavía tenía pelo, estaba joven, era renegón, se quería pelear con todo el mundo. Cuando empezó con este tema de Fernando, la gente del Aurich que había seguido al equipo en 2008, que habían salvado la categoría, no estaban muy de acuerdo con que yo entrara. En los primeros partidos, me hacían cualquier gol y yo era el culpable, al final me dejaron de molestar y todo fue para arriba, tanto así que la pasé súper bien en Chiclayo, yo estaba feliz. Estábamos punteros, ni te miraban en la cancha.
¿Te acuerdas ese muchachito Espejo, que en paz descanse?
Era el látigo, paraba en la tienda de Adidas, te acuerdas quién vendía las zapatillas, la Sheyla (Rojas) era la que vendía ahí, ella trabajaba en Adidas y Jean Franco le puso la puntería de una. Me acuerdo de esa situación porque así fue que la conocí. Pero en Chiclayo hay buen clima, buena comida, una locura, siempre me trataron súper bien, tanto así que volví y al final viví tres años de mi vida en Chiclayo. Después de Cristal vuelvo a Chiclayo y siempre la pasé bien y comes rico.
¿En ese tiempo salieron jugadores como mi sobrino Jefferson, Johan Sotil... quiénes más estaban?
Jefferson y Paolo son un año menor, yo soy promo del ‘Loco’ Vargas, pero no recuerdo que jugara en ese entonces, era flaco, pero tenía buena pegada, siempre tuvo buena pegada. Salieron pocos, salían uno que otro pero en Alianza estaba Renzo Benavides, debutó antes que nosotros porque era mayor, era 81. De la sub23 estaba el Lobo Vigil, Sheput, Paolo, Juanchi Comínguez, los hermanos Guizazola. Jugué la Eliminatoria contra Paraguay pero Jefferson también estaba, fuimos los primeros que debutamos en primera pero también en la selección rápido. Paolo sale después porque lo traen de Alemania, él viene cuando ya estábamos en plena Eliminatoria, y a él lo hacen debutar en el Bayern y ahí lo empiezan a convocar, estaba con sus dreeds, ahí viene su chapara del Depredador, y debutó e hizo gol, creo que con Chile y se quedó.
¿Del 2002 al 2008 con qué te quedas de Cristal?
Con que siempre salías campeón o estabas peleando el campeonato, me acostumbré a tapar Libertadores siempre, me acostumbré a ser competitivo siempre, creo que me acostumbré a ser el arquero del Cristal, eso es lo más difícil, tienes la responsabilidad de tapar siempre, de estar siempre apto para salvar a tu equipo porque no te perdonan. En esa etapa aprendí a convivir con eso, aprendí a saber qué es lo que tenía que hacer.
¿Qué anécdotas se te vienen a la mente?
Tendría para contar tantas, pero la anécdota que más recuerdo de esa etapa fue cuando botan a esos cinco compañeros que salen de Cristal y empezamos a jugar los más chicos. Sale Miguel, el Chino Huamán, Jean Ferrari, Jorge y Marengo... no sabíamos si nos iban a botar a nosotros. Yo todavía vivía en mi barrio y no sabía si iba ir a entrenar, al final fuimos a entrenar, fue todo un hecatombe, no le prestamos tanta atención porque éramos chibolos, si ahora pasara algo así la cosa se pondría color de hormiga.
Me acuerdo haberme peleado con Wilmar, también tenía carácter, pero muy bien con él, después nos hicimos amigos. Me peleaba con Pingo, hablaba y hablaba y no le entendía nada porque hablaba en portugués. Con Julinho también me peleaba, pero en los camerinos nos abrazábamos. La peor fue cuando me lesiono y luego tuve que irme del club, me ha pasado de todo un poco y creo que cuando te lesionas, te deja siempre una enseñanza, tu cuerpo también te pide descansar. Me peleaba con los periodistas feo, les decía ‘ponte a tapar tú’, era malcriado, eso no estaba bien, tendría que haberlo manejado de diferente manera. Cuando tapé en la selección y me echaron la culpa del gol de Chile, quedé tocado, todos esos meses hasta el siguiente partido eliminatorio, me peleaba con todos, era una chispa. Yo trataba de tapar lo mejor que podía pero sí creo que me quedé tocado de esa situación que hoy no pasaría, creo yo que la gente analizaría más que fue un error futbolístico que en ese momento machacar a un chico de 20 años. Todas las fotos que ponían eran fotos mías renegando, pero de verdad que eso forma tu carácter, te das cuenta que no te puedes pelear con todo el mundo.
¿Qué recuerdas de tu debut en la Copa Libertadores y quiénes eran tus referentes?
Cuando yo debuto en Copa Libertades es después de que me expulsan, a los cuatro días, porque jugamos con el Nacional en Uruguay, en el Centenario. Recuerdo que el ‘Chengue’ Morales me pisó el pecho, me hizo un tajo. Perdimos 1-0, tapé muy bien, creo que por eso seguí tapando, pero para mí era una experiencia nueva ir a tapar al Centenario, contra un equipo como el Nacional que en Lima nos había ganado. A mí me fue bien, tengo muy buen recuerdo del partido, siempre me gustó ir a las canchas de afuera y me acomodaba rápido.
¿Quién era tu arquero referente?
Yo cuando crecía y tenía 8 años, todos veíamos a Maradona, lo vimos en su mejor etapa, no pasaban los partidos de Italia pero el Mundial del 90 es el más vivo recuerdo que tengo del fútbol de chiquillo, en ese momento Goicochea fue lo más conocido que había, todo era Goicochea, crecí con eso, hasta que más grande, de 13 años, empecé a tener de modelo a Oscar Córdova, tuve la suerte que entrenar con Pedro Zape, vino para las selecciones de mayores y de menores y era nuestro preparador de arqueros y siempre nos hablaba de la escuela colombiana.
¿Y Valerio?
Yo a Valerio lo conocí cuando tenía 15 años, estamos hablando del tricampeonato del Cristal, pero no tuve mucho acercamiento, cuando tuve la posibilidad de hablar con él, él no hablaba mucho, además que era bien grande, pero no voy a negar que ni entrenaba, salía a tapar y tapaba todo, ya casi no entrenaba porque tenía 40 años, pero salía a tapar y era un crack. Era un adelantado a la época, eso lo hace diferente a los demás, tenía fuerza en las piernas, era astuto, hoy lo vemos con el Dibu Martínez. Hay mucha gente que no le gusta el estilo, pero le ganaba la cabeza, que es lo más importante, cuánta gente era buena entrenando, pero en el partido no podían controlar el tiempo del ambiente, el tema de errar frente a la gente, esa gente estaba por encima, Chilavert era un adelantado, te comía vivo, si tenía que matarte, te mataba y estaba locazo y sigue estando loco.
¿Una anécdota con Miguel Miranda y Leao Butrón?
Miguel me paraba pegando, te acuerdas su dedo... te metía con el dedo, me dejaba la cabeza doliendo por contestón. Recuerdo que una vez que salí en lista, y me tocaba ser suplente de Miguel, me acuerdo que estaba viendo televisión, ya me había parchado unos días antes porque le había dicho algo en el entrenamiento, yo llegué al cuarto, me tocó con él para mi mala suerte. Luego dije que no quería concentrar más con Miguel porque me apagó la tele, se volteó y se durmió, yo estaba a oscuras. Me llamaron por teléfono y me quiso meter uno, yo me palteé, apagué mi celular y nunca más quise concentrar con él. Miguelón eran grandazo, tenía una manazo, no le gustaba que le digan Cacharrón. Dos o tres veces me dio hasta que un día me molesté y le dije ‘para la mano’, salí corriendo.
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