Mi gente de ‘La fe de Cuto’, les traemos la segunda y última parte de la , quien suelta más aguadito sobre su paso por clubes como José Gálvez, Unión Comercio y su ‘regreso’ a Universitario de Deportes.

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En la charla, Diego Chávez cuenta cómo arrancó su éxito en TikTok donde ha llegado a ganar 8 mil soles con sus batallas internacionales. Empezamos, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.

En el 2016, ¿perdiste dos dientes?

Sí, tengo dos dientes postizos. Fue un partido contra Cristal en el Monumental. Yo jugaba por marcador derecho y en el marcador izquierdo creo que estaba en Cristal Alexis Cossío. En el segundo tiempo, me lanzan un balón largo al espacio, yo voy, Alexis cruza, el balón termina dando botes, Alexis quiere hacer una chalaca para despejar y yo voy a anticipar y me cae en la cara la patada. Termino en el suelo, chorreado, y cuando reacciono, estoy en el tópico, me noqueó.

Te noqueó....

El doctor estaba mi lado y le pregunté qué había pasado, me dijo que había perdido dos dientes. Me acuerdo que me toqué, estaba sangrando. Me veo al espejo y saqué lo peor... Nosotros después de ese partido teníamos una reu con mis causas, los más chibolos, en Miraflores, y ya estaban convocadas las guerreras, A1. Ese partido creo que ganamos 1-0, pero no tenía dos dientes, mi nariz taponeada con algodón y ya estaban convocados todos, todo ya estaba armado, el escenario... no quería ir así, sin dos dientes, con la nariz rota, parchada, cómo iba tonear así. A mí no me importaba nada, fui a la guerra.

Diego Chávez renovó con Universitario de Deportes. (Foto: GEC)
Diego Chávez renovó con Universitario de Deportes. (Foto: GEC)

¿Fuiste así? Estás loco...

Fui taponeado y sin dientes. Fui porque iba ir mi promoción. Cuando llegué, las flacas no llegaban, me comencé a curar, me saqué los tapones. Llegan las féminas, yo conocía a algunas porque les hablaba por redes, pero no en persona. Salen todos, faltaba salir yo. Yo les advertí, voy a ir, pero me joden que no tengo dos dientes, agarro mis cosas y me voy. Salgo, saludo, pero estaba con la boca cerrada. Comenzamos a hablar, entrar en química, pero hablaba y me tapaba la boca. Me pasé las dos o tres horas conversando, toneando, con la boca tapada con la mano, es que no tenía dos dientes. La gente me decía ‘Cindientes’.

No seas malo...

En 2021 me pasó otra anécdota, es que los dientes no los tenía con perno, solo estaban pegados. Estaba entrenando con el tío Quina, Barretito, Santillán. Se me cayeron los dientes. La gente se comenzó a cagar de risa, hasta Jaime. Recogí mis dientes y me los puse, me puse rojo de la vergüenza. Luego me fui al doctor y me hice mi tratamiento con perno, eso ya es de por vida. Es que me puse rojo, rojo. Ese año también hicimos un compartir con la gente, una parrilla y felizmente, todavía no me había puesto los pernos. Había un grupo de chicas afuera, mis amigos afuera, yo estaba junto a la parrilla y se me cayeron los dientes. Yo estaba con mis causas y los basuras patean mis dientes...

En 2019 te vas a Binacional...

Ese año en Huaral la rompí, por eso me vinieron tres ofertas pero tomé la de Binacional. Yo venía de jugar segunda, un monto bajo, y quería estar bien económicamente. Binacional me ofreció 4 mil dólares en primera.

Cuando ascienden en primera...

Me citan en un hotel por Lima, viene el gerente deportivo, arreglé mi contrato, viajé a Arequipa, pasé la pretemporada ahí y luego nos fuimos a Puno. Me quisieron cambiar el contrato, no me querían pagar enero, querían pagarme a partir de febrero, yo no acepté, estaba incómodo. Ya llevábamos mes y medio y me pagan mi primer mes pero la mitad, la otra mitad, el segundo mes, pagaban por partes. Comienza el campeonato, yo estaba en mi peso porque la altura de consume. Allá te bañas si sale el sol porque la terma calienta. Yo me compré mi hervidor y así me bañaba. Vivía en un hotel. Me consumí, bajé mucho de peso.

Te consumes...

Entrenas y no sudas nada. Comenzó el campeonato. Se me acerca el técnico, Javier Arce, y me dice ‘vas a arrancar esta semana, jugamos en Lima’. Yo estaba motivado, nervioso. Llega el momento para que dé la lista y no me sacó en lista.

De arriba...

La orden vino de arriba, por lo que había hecho mi pataleta, pero yo reclamé lo justo, quería mi plata. Nunca me dieron una explicación. Lo dejé pasar. A la segunda fecha tampoco me sacaron en lista. Encima me pagaban por partes. Agarré mis cosas y me vine a Lima, no dije nada. Me llamó el gerente deportivo pero le dije que no iba volver más, me debían dos meses pero no quería nada, solo que me dejen libre. Me mandaron la resolución, firmé y al mes salieron a hablar ellos, que yo tomaba, que llegaba borracho, que era indisciplinado. En Juliaca no te da ganas de salir, yo paraba encapuchado con mi frazada de tigre.

Hace frío...

Me llamaban para salir pero yo quería cuidarme. Gustavo Peralta me hace una entrevista, yo quería hablar, es que me pareció una falta de respeto porque yo no salía, paraba encerrado, solo iba al casino pero no porque me gustaba, sino porque había comida y me ahorraba. Salí a hablar y dije que ese técnico era cagón, hasta la mamá de mi hijo me dijo que tenía que salir a hablar. El que me llamó fue un tal Emanuel, quería que yo le pague por haberme llevado, quería que le dé un porcentaje, parece que era primo del presidente, me achoré y no le di nada.

Luego te vas a José Gálvez a jugar Copa Perú...

Ese año me viene una propuesta de Gálvez de un inversionista, el Rey de los atunes, Kenyi, es exitoso, le va bien, es buena persona. A mí me mandó 500 atunes cuando me vine de Chimbote, para mi dieta, para cuidarme... Kenyi me lleva y me dice que él me estaba llevado porque quería que el Gálvez suba a segunda y luego a primera, era hincha de la U, Kenyi me iba pagar el sueldo porque el club estaba hasta las patas. El doctor Gelasio me dice ‘cholo, no te vayas porque te vas a quemar, el Puma y yo te vamos a hacer volver a primera, a la U’. Yo quería jugar, no le hago caso a Gelasio y me voy, estuve tres meses en Chimbote, Kenyi me pagó, se portó bien. Comienzo a jugar, nos eliminaron, vengo a Lima y Kenyi me dice ‘si en caso no agarres nada, te quiero para el próximo año, yo voy a ser el presidente’.

Qué pasó después...

Cuando me vengo en el bus, me asaltaron, reconocí a uno que me tenía bronca en el club porque supuestamente le quité el puesto. Me robaron una maleta y un neceser. Vine a Lima, seguí entrenando porque Gelasio me decía que me prepare porque iba volver. Hubo un partido de práctica en el Monumental con todos los profesores, fui y estaba flaco, estaba bien. Llega Gregorio en 2020, Ferrari chapa, vuelve el Puma, paso a Campomar como invitado, entreno con Reserva, creo que estuve tres semanas entrenando con Reserva para prepararme. Hubo un partido de práctica en la tarde, Gregorio llama a su asistente y me llaman, se me pasaron mil cosas por la cabeza. Voy, Gregorio me pregunta cómo estaba, yo estaba muy nervioso. Estaba Corzo. Me dijo que iba jugar de lateral derecho, que esté tranquilo, que me había estado observando y que presentía que iba ayudar mucho al club y a él, que no le importaba mi pasado. Me dijo que si la rompía, ese mismo día me quedaba a concentrar con el primer equipo. Me dieron 20 minutos y la rompí en la cancha. Terminó el partido de práctica y me quedé concentrando. Al día siguiente el club viajaba a Argentina a jugar con Boca. Me dicen que me iba quedar para hacer pretemporada. Comienzo a entrenar doble turno, me quedé en Campomar 15 días, estaba en mi peso, bajé como 20 kilos, estaba con las piernas hinchadas, estaba volando. Me repotencié. Gregorio me dice, estaba semana vas a arrancar en el Monumental y mis papeles estaban en Copa Perú en José Gálvez de Chimbote, me acordé de Kenyi, me mandó mis documentos pero no llegaron a tiempo, no pude jugar y ahí nomás vino la pandemia.

¡Wow!

Cuatro meses encerrado, hacíamos entrenamientos por Zoom. Ferrari me hizo contrato por 6 meses por 500 dólares. Es que yo le dije al Puma que solo quería jugar, no me interesaba la plata. Yo vivía en San Luis, frente de la Videna, en esos condominios corría, estaba en mi peso. Viene Comizzo, no sabía si me iba renovar. Pasaron los cuatro meses, Comizzo me abraza y me dice ‘tu contrato acaba en dos semanas pero yo soy agradecido, te voy a dar la oportunidad’. Yo estaba tranquilo, pero quería llorar. Comizzo me dice que me iba extender el contrato pero si le hacía una, me iba, me pidió ser profesional, que me siga cuidando, que no me suba de peso. Arranco en un partido con Cienciano, la empecé a romper y no paro más. Pero antes de eso, esos cuatro meses que estuvimos encerrados, antes que Comizzo llegue, el único que tenía trabajo en mi casa era yo, la escuela cerró, mis hermanos se quedaron sin trabajo, mis cuñadas sin trabajo, había justo llegado mi hermana de Chile con su esposo y mi sobrina, también sin trabajo, la situación estaba difícil y se hablaba que en la Federación me iban a reducir el sueldo al 50%, pero en la U nunca me redujeron, con esos 500 dólares mantenía a toda mi familia esos cuatro de meses de pandemia, sacos de arroz, de azúcar, fideos, pollo, compraba 30 pollos de 10 soles cada uno y a la congeladora. Por eso es que mi familia es muy agradecida, mi hermano Ronaldo, cuando me lesioné y no podía ni estafar, él y su familia me daban de comer porque no tenía ni para comer. Fue muy duro, chocante.

Ya se conocen los cruces de la Copa Bicentenario. (Foto: GEC)
Ya se conocen los cruces de la Copa Bicentenario. (Foto: GEC)

¿Qué pasó después?

En pandemia volví a la U, comencé a entrenar y mi viejo se enferma, tenía diabetes, había sufrido tres preinfartos, estaba mal. Yo estaba entrenando y mi hermano Ronaldo lo llevó al hospital, dijeron que no era covid, lo sacamos del hospital y lo llevamos a la casa con el balón de oxígeno. Hablé con Gelasio para que me consiga una clínica, me consiguió pero era pagar 30 mil soles, de dónde iba sacar si ganaba 500 dólares. Teníamos amistades en el barrio, en VES, y me consiguieron una cama en el Rebagliati, ese día lo internaron a mi viejo, estuvo ocho días internado, mal, grave. Un día nos conectamos todos los hermanos por Zoom para orar por mi papá, me echa a dormir y tenía llamadas perdidas de mis hermanos, mi enamorada sintió y me avisó. Contesté y me dijeron que mi papá había fallecido, me quedé helado, no lo podía creer. La novia que tenía en ese momento tenía su carro, no se podía salir si no tenías permiso, pero yo quería ir a mi casa. Agarré las llaves del carro y salí como loco, en el puente Alipio me paró un ‘tombo’, me encontró llorando, mal, me pidió documentos, le dije que mi viejo había fallecido, me reconoció y me dejó ir.

Fui, estuve con mi vieja, destrozada, mis hermanos, fue fatal para mí porque mi viejo era todo para mí. No tenía ganas de jugar, mi viejo era todo para nosotros, la pasamos mal. A las 5 de la mañana, teníamos que hacer los papeleos del hospital para sacar el cuerpo. Quería quedarme con mi vieja, no quería ir a entrenar y me dijo ‘tu papá no querría eso, no querría que dejes de entrenar’. Me fui a entrenar, teníamos partido de práctica, yo iba arrancar de titular. Nadie sabía que mi papá había fallecido. Llego al camerín y Barreto me pregunta qué me pasaba, me hice el loco. Comienza el partido y fallé un pase, nos hacen gol y Ruly me llama y me dice ‘qué te pasa ¿estás bien?’. Me quebré y le cuento. Me dijo ‘estás loco, por qué ha venido a entrenar’, me abraza y Comizzo ve eso y para el partido. Se junta todo el grupo y Ruly llama a un costado a Comizzo, le contó y Comizzo viene y me abraza.

Les pedí disculpas a mis compañeros, todos me dieron el pésame y comienzo a llorar. Comizzo me llama a un costado y me dice ‘si tienes que tomarte un tiempo, tómalo, si no estás en las condiciones descansa’. Le dije ‘profe, me viejo quería que yo nunca deje de entrenar, por eso estoy acá, porque quiero jugar el fin de semana. Llevo tres años y quiero jugar’. Terminó el entrenamiento y Carvallo se me acerca, todavía no había cobrado mi primer mes de sueldo porque Comizzo me arregló el contrato y me subió a 1000 dólares, Carvallo me dice ‘cualquier cosita que necesites me llamas. Ahorita he hablado con el grupo y vamos hacer una chancha porque sabemos cuál es tu situación’. Juntaron un monto, me lo dieron. Nadie de mi familia estaba trabajando en ese momento, no teníamos cómo cubrir el velorio. El gerente deportivo era Pancho González y hablé con él para que me dé un adelanto, me lo dieron. Termina el entrenamiento, le agradezco al grupo, mandaron un arreglo floral de parte del club. Llega el cuerpo de mi viejo a la casa, todos quebrados, no lo podíamos creer. Dos semanas antes habíamos estado compartiendo todos comiendo chaufa. No lo podíamos creer. Es más, cuando mi vieja se acerca, a mi viejo se le cayó una lágrima. Fue difícil. Lo velamos, me amanecí de nuevo y fui entrenar, no paré de entrenar y así jugué ese fin de semana y la rompí con Cienciano.

Luego te vas a Unión Comercio...

Cuando salí de la U, en 2021, me fui primero a Juan Aurich de Chiclayo, los primeros seis meses. Me llamó Teddy Cardama con Cantoro. Allá en Chiclayo me pusieron. Allá arreglan partidos, es fuerte, a mí y a mi grupito, salimos de entrenar y un carro nos cerró y nos bajaron y nos metieron fierros, era una moto lineal y una camioneta. Nos quedamos helados. Pensamos que nos quería robar. Habla un gordo y nos dicen ‘Miren, este partido que viene ustedes se van a dejar tres goles el primer tiempo, van a perder tres cero’. Jugábamos en Cusco. ‘Ustedes no se preocupen con nada pero si no hacen lo que les decimos, la van a pagar sus familias’. Teníamos los fierros en la cabeza y le digo ‘papi, pero tranquilo’. Llega el partido del Cusco y yo no me acordé, jugamos, nos hicieron dos goles en el primer tiempo, a ellos le faltaba un gol. Cuando nos amenazaron nos dijeron ‘nosotros tenemos un pata fuerte que está en Panamá, él va apostar como 300 mil dólares y va ganar como medio millón, así que ya saben, hagan su chamba porque si no los quebramos’.

Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)
Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)

Yo comienzo a jugar como sé jugar, todos igual y Cusco nos hacen dos goles, les faltó uno. En el camerín mis patas me dicen ‘ahora sí nos van a dar vuelta’. Llegamos a Chiclayo y se aparecieron en nuestro departamento, no sé cómo entraron porque era residencial. Uno se quedó con el de seguridad y les preguntó dónde estábamos, les dieron todos los datos. Entraron, no rompieron, tocaron, empujaron la puerta y nos sentaron en la sala ‘miren... hemos perdido tanta plata y las cosas van a ser así a partir de ahora. Hay un partido, ahora juegan de local, hemos apostado cinco corners, hemos apostado que ustedes ganan primer tiempo 3-0, ahí está la deuda saldada’. No sabíamos qué hacer, le contamos a Harry, nos dijeron quiénes eran pero teníamos que hacer lo que ellos digan. Nosotros nunca dijimos nada hasta el día de hoy. En ese partido pasó lo mismo, jugamos porque teníamos que ganar, sí metimos los tres goles, metimos cuatro creo, pero no se dieron los córneres. Nos amenazaron. Después de ese partido, jugamos con Comercio, tenían que ganar para campeonar y no ganó porque le ganamos. Mauro me puso de seis, de volante, había ido Freddy Chávez. La rompí.

Terminando el partido, el presidente me manda a su primo, que me querían ya. Me llamaron al día siguiente para ir a Moyobamba, ya habían arreglado todo. Entre dirigentes arreglaron mi contrato y me fui porque tenía miedo. Estaba con mi mujer y mi hijito y me fui porque tenía miedo, es que me dijeron hasta el nombre de mi mascota. Es picante.

Y cómo te fue Unión Comercio...

Ahí me voy a Unión Comercio, bonita ciudad, la gente es muy amable, mucho calor, te consume. El grupo me recibió muy bien. Comencé bien pero me agarró el Covid. Yo estaba mal, me sacaron la prueba por si acaso y me salió. Quince días en el hotel, me cambiaron de cuarto porque estaba mi mujer de ese tiempo. Cuando quise volver, regresé todo flaco. Vuelvo a los entrenamientos y me costó mucho. Agarré ritmo de nuevo, pero perdí el puesto. Llegó el mes, cobré mi platita en cash. Mi hijito tenía ocho meses y se pone mal, parece que tenía covid y allá no hay buenos hospitales. Se puso grave y hablo con el presidente que me iba a Lima por mi hijo. Llegué a Lima y a mi hijo lo internan. Estuve tres días y tuve que volver, pero la mamá de mi hijo se puso espesa que ‘cómo te vas a ir, cómo me vas a dejar así’. No volví más. Ese año, Comercio sube a primera y me fui mal, nunca dije nada, quedé mal, nunca tuve comunicación pero ellos nunca hablaron mal de mí tampoco.

Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)
Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)

¿Y en el 2023?

En 2023 comenzó el campeonato y no chapé equipo. Voy a la escuela de mi viejo a entrenar y me desgarré el talón de Aquiles. Hace un mes recién he empezado a jugar. Hice mi terapia, me recupero y Reiner me llama y me dice ‘va comenzar el campeonato de nuevo’. Ahora hace como un mes llevo jugando ahí y hemos salido campeones el sábado contra Cristal, recién me he recuperado, estoy jugando. Quiero volver a primera. Ahora estoy con la academia de fútbol de mi papá y con el TikTok. Cuando mi papá falleció mi hermano Christian se hizo cargo de la academia, invirtió y ya nuevamente formó la escuela después de pandemia. Mi hermano me planteó la idea de la escuela, asumo ese reto y nos fuimos para arriba. De lo que antes tenía mi hermano 15 por categoría, ahora tenemos 30 por categoría y los papá felices.

¿Cómo te nació eso del TikTok?

Yo cuando regreso de Comercio, estaba en nada, la mamá de mi hijo me dice ‘si tú eres conocido, por qué no haces lives’. Yo no tenía seguidores porque no manejaba TikTok. Descargué la aplicación, comencé a subir videos de mis jugadas, comencé a sumar vistas, pasé los 1000 seguidores. Comienzo a hacer lives, me compré mi arito chiquito. Saludo, la gente me comienza a preguntar, a agradecerme por los campeonatos. Yo leo los comentarios, mando saludos, hay mucha gente peruanos en Estados Unidos que se conectan. Yo no sabía que en TikTok se puede hacer batallitas, puedes invitar a personas de todos los países, invitas al azahar y me toca con un peruano que le dicen Richiflow que ahora es tendencia, igual que Cañita. Te enfrentas, mitad pantalla mía y mitad pantalla de él, comienza a batallar mi gente contra su gente. En esa batalla hice como 17 mil puntos. La gente me comenzó a donar rositas, gatitos leones...

Ahora hago batallas con el Cholo Valera, Piero Quispe, Orejitas Flores. Del live de Richiflow me empieza a seguir más gente. Cuando veo cuánto me había hecho de plata, eran 400 dólares en una hora. Me comenzó a gustar, comencé a hacer todos los días, todos los días cuento una anécdota. Elías Montalvo, el exguerrero, se hizo bien amigo mío y hacíamos batallas con retos, la gente me pedía que le pregunte por Peter Fajardo.

En TikTok llevo un año y medio pero en batallas como seis meses. Ahora tengo casi 30 mil seguidores. Veo mi estado de cuenta al mes, como 8 mil soles, sentadito en una silla, por horas. Además, hay batallas oficiales, es una batalla por año.

Una mea culpa de tu parte...

No saber escuchar a las personas que me hablaron a raíz que me pasaron las cosas cuando me ampayaron. No supe escuchar, viví la vida loca, pensaba que iba ser joven toda la vida, ganaba 5,500 dólares, era chibolo, se me subió la fama muy rápido. Si tuviera que retroceder el tiempo, no volvería a cometer esos errores.

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