Mis queridos lectores y seguidores de este humilde espacio llamado La Fe de Cuto, gracias de corazón por estar siempre pendientes del programa y acompañarme en cada capítulo que se estrena los viernes. En esta oportunidad, están disfrutando de una entrevista hecha con el alma, con un amigo y gran futbolista como Yoshimar Yotún. Si aún no la han visto, no se la pierdan.
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Esta semana es muy especial porque celebramos la Navidad, una fecha que en mi caso siempre viene acompañada de nostalgia. Me transporta a mi infancia en Corongo City, a esos años marcados por la necesidad y el hambre —lo que hoy llaman extrema pobreza—, pero también por una felicidad auténtica. Mis Navidades eran austeras, pero bastaba un juguetito donado por personas de buen corazón que llegaban hasta nuestra comunidad para llenarnos de alegría. Esos gestos marcaron mi vida para siempre y, en estas fechas, mis recuerdos vuelven con más fuerza.
Pese a las carencias económicas, fui un niño feliz. Una bolsita con soldaditos o animalitos de plástico me hacía sentir el más afortunado del mundo. Claro, como todo niño, soñaba con una bicicleta, un regalo que nunca llegó en esos años. Recién mucho tiempo después, cuando ya vestía la camiseta de Universitario de Deportes, pude darme ese gusto y comprarme la bicicleta soñada.
Cuto Guadalupe llevó la Navidad a Pachacútec
Navidad con los niños de Pachacútec, en Ventanilla
Desde hace algunos años vengo colaborando con la iniciativa de mi gran amigo Salvatore Sanguinetti, quien lidera la hermosa obra Navidad con el Corazón. Gracias al apoyo de muchas personas solidarias, se logra llevar un regalo, un panetón y, sobre todo, alegría a cientos de niños, tal como ocurrió conmigo cuando era pequeño.
En esta ocasión, llegamos a la comunidad Hijos de los Cedros, en Pachacútec (Ventanilla), donde cerca de 200 niños y padres de familia nos esperaban para compartir una jornada inolvidable. Todo estuvo perfectamente organizado: hubo show navideño, juguetes, pelotas, panetones, más de 160 canastas navideñas y hasta electrodomésticos que se sortearon entre la comunidad. Cada abrazo, cada sonrisa y cada momento vivido quedará grabado en mi corazón.
Cuto Guadalupe llevó la Navidad a Pachacútec
La generosidad fue tan grande que también se logró implementar un comedor completamente equipado, con cocina industrial, refrigeradora, congeladora, ollas, utensilios y víveres. Además, se armó un salón de computación con seis computadoras nuevas para que los niños puedan hacer sus tareas y soñar con un mejor futuro. Solo puedo agradecer a Dios por tanta misericordia.
Nosotros solo somos instrumentos, vehículos de tantas personas altruistas que dan sin esperar nada a cambio. Ver la alegría genuina en el rostro de esos niños es verme reflejado en mi propia infancia. Eso no tiene precio.
Cuto Guadalupe llevó la Navidad a Pachacútec
Gracias, Dios, por permitirme compartir con ellos. Gracias, Salvatore, por hacerme parte de esta obra tan noble. Mi agradecimiento también para Diego Penny, Pedro Loli y a todos los amigos y personas anónimas que colaboraron en la organización de este acto de amor.
Feliz Navidad para todos.Nos leemos el próximo lunes.
