Mi gente de ‘La fe de Cuto’ que siguen disfrutando de la entrevista a mi hermano Eduardo Esidio que nos narró con detalles muy íntimos de cada momento vivido en Universitario, así como Alianza Lima, y su vida en su natal Brasil. Estoy muy alegre por haberlo visto luego de 23 años junto con su familia.
Ahora les voy a contar mi reencuentro con el profesor Ronald Amoretti. Ya pinta canas, pero su lucidez sigue intacta. Un hombre que ha dedicado y sigue dedicando su vida al fútbol, tanto que quiere dejar un legado de su vasta experiencia en las canchas, en las aulas y también como instructor FIFA. Es un entrenador que nunca me dirigió, pero sé de su trayectoria y de su currículo por amigos y por lo que vi en los equipos que dirigió.
En la exposición de introducción sobre el curso que dictará el Centro de Formación de Entrenadores de Fútbol Ronald Amoretti Cavero, “Fútbol, solo fútbol”, compartida en el estadio Nacional de manera muy amena, contó algunas anécdotas de sus vivencias cuando dirigía a clubes profesionales. Obviamente las anécdotas acompañaban a toda una exposición bien cohesionada para hacer de la charla muy amena.
La figura de Martín Dall’Orso
Cuenta Amoretti que en el año 1988 llegó a dirigir a UTC de Cajamarca. El equipo estaba partido en varios subgrupos, estaba divido. Precisamente había un grupo denominados los ex Cristal, ya que Miguel Company había dejado de lado a un buen grupo de jugadores que fueron cedidos por la directiva celeste a UTC de Cajamarca en la que destacaba notoriamente la figura de Martín Dall’Orso.
La primera medida que tomó Amoretti fue romper esos grupos, conformando grupos de trabajo dispuestos por él y no como querían los jugadores. Superando esa situación, se dio cuenta que había un problema de individualismo de parte del delantero Martín Dall’Orso, una de las figuras del equipo, y que por esos años era figura del campeonato peruano.
Luego de una primera etapa de los trabajos de fútbol, que los hacía en 4 tiempos, Amoretti se dio cuenta que cada vez que Martín Dall’Orso tenía la pelota no la soltaba, no se asociaba y le generaba un problema. Era evidente. Más allá de las buenas cualidades que tenía el atacante tener la pelota se volvía contraproducente para su equipo ya que no aprovechaba en jugar con sus compañeros, no descargaba, no se apoyaba.
Ante esta situación el DT habló con todos los jugadores, menos con Martín Dall’Orso, y le dio la orden que bajo ninguna circunstancia le den la pelota a Dall``Orso. Los jugadores se quedaron sorprendidos. “Al jugador que le dé pase a Dall’Orso lo saco del equipo titular”. Esa fue la orden. Efectivamente los jugadores cumplieron al pie de la letra la orden y no le dieron pase a Dall’Orso.
Ni bien terminó la práctica Dall’Orso se acercó al profesor Amoretti y le dijo: “Profesor Amoretti, estoy como un cojudo corriendo y pidiendo la pelota y nadie me la da, eso no puede ser”, eso fue el reclamo de Dall’Orso.
Acto seguido Amoretti respondió: “Prefiero a un cojudo corriendo y pidiendo la pelota que ver a 10 cojudos corriendo y pidiendo la pelota ya que tú nunca se los das”. Santo remedio. Ese año Dall’Orso fue figura del equipo y su historia es conocida ya que se fue a jugar hasta el extranjero.
Otro momento anecdótico que vivió el profesor Ronald Amoretti fue cuando dirigió a La Loretana y tenía en sus filas al siempre peligroso Mifflin Bermúdez. El equipo se preparaba para afrontar un partido más del campeonato peruano. En la semana se trabajó mucho con Mifflin Bermúdez y se hizo énfasis en que el delantero reciba la pelota y haga la descarga, se apoye con sus compañeros y busque el espacio con otros movimientos específicos para sorprender al rival ya que lo típico de Bermúdez era su individualismo. Se había trabajado cosas distintas para sorprender al rival.
Llegó el día del partido y la familia de atacante estaba presente en el estadio. Se jugó los primeros 45 minutos y Mifflin Bermúdez no hizo nada de lo que se había trabajado durante la semana. Recibía la pelota y se empecinó en hacer lo individual y nada de lo trabajado colectivamente. La gente lo comenzó a pifiar a él, al igual que al entrenador Amoretti.
Amoretti fue al vestuario durante el entretiempo y no ingresó, se quedó en la puerta escuchando como los jugadores se puteaban entre ellos y sobre todo contra Bermúdez por no soltar la pelota y no hacer lo que se había trabajado durante la semana. Tras los primeros cinco minutos de consumidos del receso, ingresó al camarín y fue en busca del atacante.
Todo el trabajo de la semana no lo estás cumpliendo, a mí me putean por tenerte en la cancha. Tu familia está en la tribuna y les estás fallando a ellos. No te voy a sacar, te voy a dar 15 minutos para que hagas el trabajo que hemos practicado durante la semana; Amoretti le dijo a Bermúdez. El equipo salió a la cancha y Mifflin Bermúdez se quedó un minuto más para decirle: “Profe, yo mato por usted”. A lo que le respondió: “Yo no quiero que mates por mí, sólo quiero que juegues al fútbol y pongas en práctica lo que hemos trabajado durante la semana”.
Empezó el segundo tiempo y Mifflin Bermúdez fue figura del partido, hizo gol, dio pase gol y el equipo ganó sin problemas. Faltando tres minutos para el final lo sacó a Mifflin Bermúdez para que la hinchada lo ovacione. Se fue entre aplausos en reconocimiento a su gran actuación.
Ronald Amaretti dice que no se siente envejecido sino enriquecido. No le falta razón. A todos los interesados los invito a inscribirse al curso “Fútbol, solo fútbol” que se dictará en la Universidad Peruana de Ciencias e Informática sito en Jr. Talara 756, Jesús María, llamando a los teléfonos 993281548, 977050875.
Nos leemos el próximo lunes.