Voy a tratar de describir o contar lo que he vivido en la semana de los funerales de mi ‘Pana’ Tejada. Como bien saben ustedes, ni bien me enteré de su fallecimiento, tomé un vuelo que me llevó hasta Panamá para estar con su familia y poder despedirme de mi Goleador. Lo hice en representación de Juan Aurich, tal como lo había coordinado con mi presidente Edwin Oviedo y Ana María Yesquén.
Llegué a Panamá, el lunes pasado, cuando recién empezaba el día. Mi padrino Mario Bilbao, que radica por estos lares hace muchos años, me fue a recoger al aeropuerto. Ni bien llegué encontré a la ciudad con un clima de luto. Por lo menos, eso era mi sentir, ver a su gente de luto. Mi padrino me llevó a probar un rico desayuno lugareño, luego pasó por mi hotel, ubicado en el centro financiero de Panamá, para dejar mi equipaje y descansar un poco ya que había viajado toda la madrugada.
Una vez en mi habitación encendí la televisión y a cada rato salía más información sobre el deceso de Luis ‘El Matador Tejada. Sin duda, todo era muy doloroso, no quería imaginar lo que estaba viviendo su familia. Luego de descansar un rato me fui hasta la casa de Mariel, esposa de Tejada, y me encontré con un panorama desolador, no era para menos. Se había ido el esposo y el papá, del hogar. Fue reconfortante, por lo menos para mí, poder estar a su lado. Ellos saben todo lo que era Tejada para mí y, creo que también, lo que yo era para él.
Luego de ese trance doloroso de dar fortaleza a la familia me entero que allá en Panamá no hay velorio al cuerpo. Lo que nosotros acá conocemos como velar el cuerpo en su casa o un velatorio. Eso no se da, me quedé sorprendido. Acto seguido me confirman que los funerales recién se iban a realizar el viernes 2 de febrero. Sinceramente, no tenía planeado quedarme tanto tiempo, por lo que de inmediato llamé al Huachano para hacer la gestión del cambio de fecha para mi pasaje de retorno. En principio mi retorno estaba previsto para el miércoles 31 de enero. Así que se procedió a cambiar el regreso para el sábado 3 de febrero. Así fue. Sinceramente, yo estaba inquieto, ansioso ya que quería ver a mi goleador. Pero tenía que tener paciencia. Mientras tanto, acudía a la casa de Tejada para conversar con los familiares y recordar sus anécdotas, sus historias, sus vivencias y ocurrencias que dejó en cada pasaje de su vida.
PANAMÁ UN PARAISO PARA COMER
Mientras esperaba el día viernes y se iba organizando lo que sería la despedida del ‘Matador’ Tejada. Mi padrino Mario Bilbao me llevó al Restaurant Nazca 21 del chef peruano Aristóteles Breña, que ya lleva más de 33 años por Panamá y hace 8 años que abrió la cadena de restaurantes y pronto va a inaugurar su cuarto local. Sinceramente, altamente recomendable. Con decirles que hasta crearon un plato a mi nombre: Piqueo ‘Cuto’ Guadalupe. Ese plato lleva causa de camarones, ceviche frito, camarones a la chalaca, anticuchos, camaroncito a la parmesana y todo el plato viene flameado. Un manjar.
Pero también pude degustar más platos que se los recomiendo. Por ejemplo, ceviche de lenguado, Matador mixto, corvina a lo macho, lomo fino relleno con langostinos jumbo, pulpo al carbón flameado, causa de camarones, jalea de mariscos. Sinceramente comí como si estuviera en Perú. Todo espectacular y la atención de Aristóteles Breña fue mil puntos y la sazón, mejor todavía. Así que si van por Panamá no duden en ir al Restaurante Nazca 21, se los recomiendo.
EL DÍA DE LOS FUNERALES
El día de los funerales había llegado. El Gobierno de Panamá había declarado día no laborable para el funeral de Tejada y banderas a media asta en señal de duelo. Estos días en Panamá me confirmó lo que medio en broma me solía decir Tejada: “Mi capitán, si yo me lanzo a la presidencia de Panamá lo ganó, pero lejos”. Efectivamente, tenía razón. El cariño de su gente era impresionante. Ver llorar a niños, jóvenes, hombres y mujeres, adultos, era un cariño genuino que muy pocas veces he visto.
El día viernes 2 de febrero empezó muy temprano para mí y sin duda para la familia. Había que estar en la morgue a las 5 de la madrugada para poder sacar el cuerpo y vestirlo. Había hablado con Mariel, esposa de Tejada, para verlo. Ella accedió a mi pedido. Llegué a la morgue tipo 5:30 de la madrugada. El cuerpo de mi goleador estaba helado producto de la congeladora y ya lucia el uniforme de la selección de fútbol de Panamá, tal como él lo había pedido, su esposa lo había vestido. Me dieron unos guantes de látex para poder tocarlo y despedirme de mi hermano. Demás está decir lo doloroso y terrible que me sentí, pero quería y tenía que verlo.
Luego se vino el recorrido de muchas horas sobre un camión de bomberos donde cada panameño, grandes y chicos, se despidieron y acompañaron en un mar de camisetas rojas y en donde también había presente camisetas de Universitario, Sport Boys, César Vallejo y por supuesto infaltable la camiseta de Juan Aurich. En el recorrido pude apreciar y ver in situ todo el cariño para un hombre que se convirtió en leyenda.
Los jugadores de la selección de Panamá con los que él compartió la historia al clasificar a su selección al mundial de Rusia 2018 y otros con los que jugó en su país, estuvieron presente. También pude ver a algunos conocidos en el medio peruano como a Ricardo Buitrago, Alberto ‘Negritillo’ Quintero, Rolando Blackburn que jugó en Cristal y muchos futbolistas más.
Sobre el carro de bomberos se había instalado unos parlantes grandes que emitían la música que solía escuchar mi goleador. Se oía temas variados como Amigo de Tito Rojas, Patria de Rubén Blades. También se escuchó temas de reguetón y ballenato.
Se ha ido más que un hermano para mí. Tejada era eso y más. Él era muy generoso, era un tipo extraordinario y con un mensaje muy claro para cuidar siempre a los niños. “Cuiden a los pelaos (niños)”, solía decir siempre.
He vuelto a Lima con los ojos llorosos, con el alma partida, pero con el consuelo que te pude ver y pude despedirme de ti. Conforme pasen los días me iré recuperando, pero nunca te olvidaré mi goleador. En el fondo solo nos llevas la delantera.
Nos leemos el próximo lunes.